El Pontífice visitará Irak del 5 al 8 de marzo. Llegará mientras los casos de coronavirus y la violencia sectaria han aumentado en el país. El gobierno iraquí estará a cargo de la seguridad del Papa.
AMMAN – La visita planificada del papa Francisco a Irak, del 5 al 8 de marzo, es compleja en muchos niveles. Los casos de COVID-19 están aumentando, al igual que, en las últimas semanas, los atentados terroristas.
La comunidad cristiana -histórica, pero muy disminuida- dice que necesita un impulso del líder católico después de tres años de devastación llevada a cabo por militantes del grupo Estado Islámico, y el pontífice también quiere llegar al mundo musulmán reuniéndose con un clérigo chiíta muy venerado.
La visita del papa Francisco a Irak marca su primer viaje al extranjero después de una pausa de 15 meses debido a la pandemia de COVID-19, y también es la primera visita papal a esta tierra bíblica.
Durante años, el papa expresó públicamente su preocupación por la la difícil situación de los cristianos de Irak y sus numerosas minorías religiosas, incluidos los yazidíes, que han sufrido violencia sectaria a manos de los militantes del Estado Islámico.
El reverendo Emanuel Youkhana, un sacerdote iraquí de la Iglesia Asiria de Oriente, dijo a la Voz de América que los cristianos, que ahora suman sólo entre 150.000 y 400.000, frente a 1,5 millones en 2003, están muy animados por la visita del papa. Las autoridades iraquíes son responsables de su seguridad.
“Los cristianos son muy optimistas porque es un signo de esperanza, un signo de solidaridad a pesar de la pandemia, a pesar del desafío de seguridad. Entonces, es una fuerte señal de solidaridad. Hay desafíos de seguridad, esto está bastante claro. Oramos, esperamos que no haya nada ”, dijo.
El padre Youkhana dirige el Programa de Ayuda Cristiana en el norte de Irak, que ayuda a los iraquíes desplazados, incluidos los yazidíes, alrededor de Dahuk, en el norte, donde decenas de miles fueron desplazados por la fuerza por militantes del grupo terrorista Estado Islámico desde 2014 hasta 2017. Dice que menos de la mitad de los habitantes originales de la llanura de Ninevah, el corazón histórico cristiano de Irak, han regresado.
Algunas familias siguen desplazadas en la región kurda del norte o han huido al extranjero, ahonda. Mientras que otros temen a las milicias chiítas que les han confiscado sus propiedades.
El papa visitará Mosul, devastada por militantes del EI, donde se están realizando los esfuerzos de reconstrucción ahora en marcha en la emblemática mezquita de al-Nouri y en la iglesia de Nuestra Señora de la Hora.
El reverendo dominico francés Olivier Poquillon está ayudando a supervisar el trabajo. Elogió esta iniciativa en la que musulmanes, cristianos y otras comunidades «trabajan juntos para hacer algo positivo juntos».
«Sabemos que será un desafío para todos reconstruir la confianza entre personas, familias, comunidades. Pero esta es nuestra fe. Creemos en un Dios de misericordia y creemos que tenemos esta humanidad como una responsabilidad común», dijo.
El papa Francisco también se reunirá con una de las figuras más autorizadas del Islam chiíta, el ayatolá Ali al-Sistani, como parte de sus esfuerzos por abrazar a todo el mundo islámico. El pontífice también participará en un encuentro interreligioso en la ciudad sureña de Ur, lugar de nacimiento del patriarca del Antiguo Testamento Abraham, reconocido como el padre de la fe monoteista por judíos, cristianos y musulmanes por igual.