El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que las elecciones del domingo en Nicaragua no fueron «libres ni justas y desde luego, tampoco democráticas».
El presidente de EE. UU. señaló al gobierno de Ortega por la detención “arbitraria” de figuras de la oposición, por “destruir la prensa independiente” y por “hostigar organizaciones de la sociedad civil”.
Biden aseguró que su gobierno, en coordinación con otros países, usará “todas las herramientas diplomáticas y económicas” a su disposición para apoyar al pueblo nicaragüense y “hacer rendir cuentas al gobierno Ortega-Murillo y a quienes faciliten sus abusos”.
Biden tiene pendiente sancionar un proyecto de ley —conocido como Ley Renacer—aprobado esta semana por el Congreso que abre la puerta a sanciones más duras contra el gobierno de Nicaragua.
Los nicaragüenses fueron convocados el domingo a la urnas, a unos comicios donde el presidente Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, buscan la reelección por cuarto mandato consecutivo. Ambos llegaron a las elecciones con más de 30 figuras de la oposición, incluidos siete aspirantes a la presidencia, arrestados desde junio, al tiempo que se implementaron una serie de reformas legislativas que, en palabras de la comunidad internacional, lastran a la oposición.
El presidente Ortega acusó el domingo a los políticos encarcelados de estar conspirando, junto con Washington, porque “no querían que se realizaran las elecciones”.
“Estas elecciones que se están votando el día de hoy (…) son gracias a Dios una señal, un compromiso de la inmensa mayoría de los nicaragüenses de votar la paz y no por la guerra y no por el terrorismo”, dijo el presidente y ex rebelde sandinista que ayudó a forzar la salida del poder del entonces dictador Anastasio Somoza a finales de los 70.
Para los comicios en Nicaragua estuvieron convocados más de 4,4 millones de ciudadanos, según el Consejo Supremo Electoral. La oposición pronosticó un alto porcentaje de abstención, por encima del 60%.