El presidente de la Knéset y líder del partido Kajol Laván, Benny Gantz, encendió la primera antorcha en la ceremonia oficial de Yom Haatzmaut filmada de antemano en el Monte Herzl de Jerusalén debido a las restricciones por COVID-19.
Gantz dedicó el honor al personal médico que lucha contra el coronavirus, a las fuerzas de seguridad, la Knéset, a los soldados de las FDI cuyos cuerpos están retenidos en Gaza , a los dos israelíes en manos de Hamás y a todo el pueblo de Israel.
“En los 72 años de independencia pasamos guerras, batallas, crisis económicas y sí, también crisis políticas. Siempre hemos superado las crisis, incluso cuando esto significaba tomar decisiones difíciles. Siempre nos unimos y nos fortalecemos. Nunca abandonamos a nadie ante las dificultades. Quiero que observen y miren la gran diversidad de este país. Juntos construimos y juntos seguiremos construyendo el todo, que es mayor que la suma de sus partes”.
“Estos son tiempos difíciles y debemos prepararnos para otros no menos difíciles. Durante siete décadas hemos enfrentado enemigos tangibles que intentaron destruirnos, y al hacerlo, ayudaron a definir nuestro ethos común – un ethos de lucha existencial. Las FDI y nuestras fuerzas de seguridad están preparadas ahora, como siempre, para responder a esas amenazas, y por eso las saludo”.
“Ahora enfrentamos a un enemigo desconocido, que no distingue entre judíos, árabes, drusos, circasianos, ultraortodoxos, religiosos y seculares, gente de derecha o de izquierda”.
“Esto plantea un enorme desafío humano y médico, y en el proceso aprendemos una valiosa lección sobre responsabilidad social: todos somos guardianes de nuestros hermanos. Es nuestra solidaridad y nuestro propósito común lo que nos garantiza la victoria. Es nuestro espíritu comunitario y responsabilidad mutua lo que nos ayuda a tocar la eternidad”.
“En la lucha contra este enemigo, el personal médico, los soldados, los policías, los equipos de emergencia y el sector civil están luchando hombro con hombro. Ellos son el frente en esta batalla y todos los israelíes oran por su éxito, desde sus balcones y desde el fondo de sus corazones”.
“Ganaremos esta guerra y utilizaremos las lecciones que hemos aprendido para ayudarnos a construir un nuevo espíritu y a tejer una nueva narrativa de solidaridad social y responsabilidad mutua, una narrativa que se defina desde el interior y no por enemigos externos”, subrayó.
“Este monte, llamado así en nombre del visionario del Estado, contiene el terrible dolor de miles de familias. Guerra tras guerra, generación tras generación. Aquí, desde este monte, año tras año, unimos el dolor con la fuerza”.
“Esta noche quiero sembrar esperanza” agregó.
“Bajo la tierra y bajo las tumbas de mármol yacen nuestros mejores hijos e hijas. Nada los separa: ni el lugar donde nacieron, ni su orientación sexual, ni su posición política. Bajo el frío silencio de la muerte todos son iguales. Es nuestro deber y responsabilidad asegurarnos de que todos seamos iguales en vida. No idénticos, sino iguales”.
“Como Herzl escribió en Altneuland: ‘No preguntamos a qué raza o religión alguien pertenece. Es un ser humano, eso es todo’”.
“En el Estado de Israel hemos sido bendecidos por diferentes culturas, idiomas y religiones. Y como en el Muro Occidental, las diferentes piedras se unen en un muro que se ha mantenido en pie por miles de años”.