Tromso, la ciudad noruega que es conocida como «la puerta del Ártico», no recibe nada de luz solar durante dos meses al año.
Pero, aún así, esta preciosa, remota y nevada población se ha convertido en una especie de imán para la industria de los automóviles eléctricos, capturando la atención de emprendedores como Elon Musk, el fundador de Tesla.
Su compañía recientemente abrió una sala de exhibición ahí, la más septentrional de todas las que tiene la empresa.
¿Por qué? Porque todo parece indicar que Noruega está absolutamente enamorada de los autos eléctricos.
El país nórdico es el líder mundial en autos eléctricos per cápita y se acaba de convertir en el cuarto de todo el planeta en tener más de 100.000 en sus calles.
Y si se considera la población de los otros países de la lista -EE.UU. con 320 millones, Japón con 130 millones y China con 1.350 millones- ese es, sin duda, un gran logro, pues Noruega nada más tiene 5 millones de habitantes.
Hay más: algunos políticos noruegos quieren que en 2025 ya esté prohibida la venta de autos nuevos a gasolina y diesel.
Lo que explica por qué Musk escribió en su cuenta de Twitter: «¡Qué país tan maravilloso! ¡Ustedes son lo máximo!»
Y durante una visita en abril, el empresario ya había dicho que buena parte del éxito de Tesla a la actitud pionera del país en materia de autos eléctricos.
Pero, ¿cuál es el secreto de Noruega?
Image caption
El caso de Elisabeth Bryn ayuda a explicar la respuesta.
Esta maestra de 56 años disfruta manejando por las heladas calles de Tromso y, mientras la acompaño, casi no puede contener su entusiasmo.
«¡Se siente tan bien manejar un auto limpio! Significa que también puedo tener la conciencia limpia y en el largo plazo también resulta más barato», le dice a la BBC.
Y es el incentivo económico tanto como el medio ambiental el que está impulsando la popularidad de este tipo de coches, pues Noruega ofrece generosos subsidios para motivar a la gente a cambiarse a los autos eléctricos.
Los incentivos de Noruega
- Cero impuestos de compra
- Muy bajas tasas de rodamiento
- Cero peajes
- Transporte gratis en ferries
- Parqueo gratuito en estacionamientos municipales
- Permiso para circular en los carriles de buses
El gobierno noruego tiene políticas impositivas bastante agresivas para los coches contaminantes y no le cobra impuesto a los «cero emisiones».
Esta política de «el que contamina, paga» ha hecho que el costo de los autos eléctricos se equipare al de los vehículos tradicionales.
Y Bryn, que sabe de números, dice que en ocho años habrá recuperado el costo total de su auto, gracias a lo que se ahorrará en combustible e impuestos.
Energía gratis
¿Pero no le preocupa a la gente quedarse sin energía? Después de todo, la limitada autonomía de los autos eléctricos es su principal talón de Aquiles.
Pero ahí también Noruega ha encontrado una solución, como me demuestra Bryn recargando su auto en una terminal pública ubicada en un bodega en las afueras de Tromso.
Y la electricidad que le inyecta a su auto es completamente gratis.
Noruega tiene la fortuna de que casi el 100% de su energía proviene de la generación hidroeléctrica, una fuente renovable y barata.
Y según la Asociación Noruega de Vehículos Eléctricos, incluso si los tres millones de autos que hay en el país fuera eléctricos, estos nada más consumirían entre el 5% y el 6% de la producción hidroeléctrica anual.
En los puntos de carga rápida Bryn puede llevar la batería de su Nissan Leaf a un 80% en nada más 30 minutos.
Y también puede recargar su auto en casa durante la noche, a una velocidad mucho más lenta.
Noruega es el mayor productor de petróleo de Europa occidental y el tercer exportador mundial de gas natural, y eso también ayuda.
Significa que el país es lo suficientemente rico como para subsidiar su apuesta por los autos eléctricos.
Preocupados por la batería
A pesar de todas estas ventajas, sin embargo, no todos están convencidos.
En Oslo hay más de 14.000 autos eléctricos, equivalente a aproximadamente el 30% del mercado. Pero en las ciudades ubicadas más al norte, como Tromso, en entusiasmo ha sido más moderado.
Una explicación puede lo difícil terreno y lo que se conoce como «la ansiedad del alcance«: el temor de que una batería descargada pueda dejarlo a uno varado en condiciones polares.
Hay estudios que demuestran que el desempeño de los autos eléctricos disminuye sensiblemente en condiciones de frío o calor extremos.
Y Nissan -que con su modelo Leaf está a la cabeza de las ventas de vehículos eléctricos en Noruega- admite que el alcance máximo del auto, de 200 kilómetros, puede reducirse notablemente al manejar en climas gélidos, cuando las luces, la calefacción y otras aplicaciones chupan más energía.
Bryn dice que ese tipo de preocupaciones es, precisamente, lo que ha desmotivado a algunos de sus amigos.
«Tienen cabañas en el campo y dicen que no creen que un auto erétrico los pueda llevar hasta allá, que no hay suficientes puntos de carga», explica.
Una ventana al futuro
Aun así, la nueva sala de exhibición de Tesla en Tromso y el aumento sostenido del número de puntos de carga demuestran que la industria está realmente dispuesta a seguir avanzando sin importar lo inhóspito que sea el ambiente.
Y el resto del mundo está aprendiendo las lecciones de Noruega.
Y Christian Ruoff, editor de la revista estadounidense especializada en autos eléctricos Charged, lo resumió así: «Los fabricantes estadounidenses de autos eléctricos ven a Noruega como una ventana hacia el futuro«.
«Noruega demuestra que si un gobierno puede hacer que los autos eléctricos sean tan accesibles como los que funcionan con gasolina, los conductores los van a comprar, incluso en el Círculo Polar Ártico», escribió Ruoff.
«También desmonta el mito de que los autos eléctricos y sus baterías sólo funcionan en ciudades con climas más moderados, como Oslo o San Francisco», concluye.
Fuente:bbcmundo