Javier Milei dio un vuelco a la política de Argentina al convertirse este domingo en presidente del país con sus ideas libertarias y radicales.
El libertario antisistema Milei derrotó en las elecciones de este domingo a Sergio Massa, actual ministro de Economía, que reconoció la derrota antes incluso de que se conocieran los resultados oficiales.
«Hoy comienza la reconstruccción de Argentina. Hoy comienza el fin de la decadencia argentina. Se termina el modelo empobrecedor del Estado omnipresente», dijo Milei, con saco y corbata y frente a un gran cartel oficial como presidente electo.
Milei destacó el «milagro» de que haya un presidente «liberal y libertario».
«Obviamente los resultados no son los que esperábamos y he felicitado a Javier Milei porque es el presidente que la mayoría eligió para los próximos cuatro años», había dicho Massa dos horas antes reconociendo la derrota.
«Se ha terminado una forma de hacer política y comienza otra», añadió Milei, que cifró en 35 años los que necesita el país para ser de nuevo «potencia mundial».
Con el 98% del escrutinio Milei logró un amplio triunfo con casi el 56% de los votos por el 44% de Massa. El libertario logró en esta segunda vuelta casi seis millones de votos más que en la primera, celebrada hace un mes.
Milei será a partir del 10 de diciembre el primer economista en ser presidente del país.
Tras años de dificultades económicas y en medio de una crisis con una inflación de casi el 140%, el desencanto de muchos argentinos con los partidos tradicionales llevó al triunfo este domingo del recién llegado a la política, que triunfó con propuestas disruptivas en el plano económico así como su estilo agresivo y declaraciones polémicas.
Milei, que en sus actos solía llevar en las manos una motosierra para representar el recorte del gasto público que propone, dijo que privatizará las empresas del Estado y reformará los sistemas de salud y educación, y propone eliminar el banco central y dolarizar la economía.
«La situación de Argentina es crítica y las soluciones, drásticas», dijo el domingo sobre la situación económica.
Más allá de lo económico, eje de su candidatura y su triunfo, Milei dudó de las causas del cambio climático, criticó el aborto legal, atacó al papa Francisco, uno de los argentinos más populares, y se mostró partidario del porte libre de armas.
También negó la existencia de un plan sistemático de violación de los derechos humanos durante la última dictadura militar, justo cuando se cumplen 40 años de la recuperación de la democracia.
Hace apenas dos años Milei era un economista que expresaba sus polémicas ideas en televisión, pero en ese corto periodo de tiempo logró crear un partido de cero y acabar con el dominio en las urnas de las fuerzas del peronismo/kirchnerismo por un lado frente a las del antiperonismo/macrismo por otro.
Quién es Javier Milei
Economista y amante de los perros, Milei, de 53 años, sacudió Argentina con propuestas radicales como dolarizar la economía, privatizar las empresas públicas del Estado y cerrar (“dinamitar”, en sus propias palabras) el Banco Central.
Fue el más votado en las primarias de agosto y algunos incluso anticipaban que podría ganar en primera vuelta. No lo logró pero obtuvo este domingo un triunfo incontestable.
Durante su campaña lanzó ideas controvertidas como la de permitir el porte de armas en Argentina y la venta de órganos, y criticó la educación y salud pública.
Sin embargo, de cara al balotaje, suavizó algunas de sus posturas más extremas.
Milei también generó polémica al criticar duramente al papa Francisco (al que acusa de apoyar el comunismo), al pronunciarse en contra de la legalización del aborto y al relativizar la violencia militar durante la dictadura.
Pero su crítica directa a los sectores tradicionales de la política argentina, a quienes llama de forma despectiva “la casta”, ha sido lo que lo ha llevado a conectar con los electores más jóvenes, descontentos con el actual estado de cosas en el país.
Milei ha sido comparado con otros políticos de extrema derecha como el expresidente de Estados Unidos Donald Trump y el de Brasil Jair Bolsonaro.
El estadounidense felicitó a Milei en la red Truth Social. «¡El mundo estaba mirando! Estoy muy orgulloso de ti. Vas a darle la vuelta a tu país y realmente hacer de nuevo grande a Argentina», escribió Trump, imitando su propio eslogan en Estados Unidos.
Bolsonaro también felicitó a Milei en X (antes Twitter): «La esperanza vuelve a brillar en Sudamérica».
Milei, que irrumpió en la política hace dos años tras hacerse conocido como comentarista económico en televisión, saltó a la batalla por la presidencia con un discurso nuevo y rupturista, que él define como libertario y anarco-capitalista, y busca así ser el primer economista en llegar a la Casa Rosada.
Un dato que no es menor en un país que estuvo entre los más ricos del mundo y lleva años con una inflación galopante e índices que ponen al 40% de las personas por debajo de la línea de pobreza.
En una parte de los votantes su figura genera miedo y rechazo porque lo acusan de incendiario, beligerante y peligroso.
Sin embargo, logró captar el voto de los más descontentos con décadas de crisis en el país.
Por qué ganó
A pesar de que Massa sacó casi siete puntos más que Milei en primera vuelta, el economista logró darle vuelta y se impuso por un margen mucho más amplio del pronosticado, demostrando que la necesidad de cambio era mayor que el miedo que imponía a una parte del electorado.
Poco después de quedar fuera del balotaje, Patricia Bullrich, quien salió tercera el 22 de octubre con casi el 24% de los votos, apoyó la candidatura del libertario, con quien había mantenido ásperos intercambios durante la campaña.
El expresidente Mauricio Macri también pidió a los votantes de Juntos por el Cambio que votaran por Milei, una decisión que fragmentó a esa coalición de centroderecha.
Macri remarcó que Milei no cuenta con suficientes representantes en el Congreso como para aprobar muchas de sus propuestas más extremas, por lo que él mismo pareció aparentar ser un garante de institucionalidad y llamó a votar por él para “liberar y transparentar a Argentina”.
En la noche del domingo, en su discurso de triunfo Milei agradeció a Bullrich y Macri su apoyo.
Juan Schiaretti, quien salió cuarto, con casi el 7% de los votos, no tomó partido, aunque sí dejó en claro que considera que Massa es kirchnerista, lo que muchos tomaron como una crítica a su candidatura.
Y Massa, pese a sus esfuerzos, no logró separar su figura de la del gobierno de Alberto Fernández ni de su puesto de ministro de Economía en un momento de crisis.
Pero más allá de las aritméticas políticas tras la primera vuelta, Milei confirmó este domingo lo que había apuntado en las primarias de agosto.
«La sensación de crisis infinita en Argentina habilitó un discurso más radical y la idea de probar con lo nuevo», había dicho Pablo Stefanoni, doctor en Historia por la Universidad de Buenos Aires, antes de la elección.
“Logró captar el hastío de los de arriba, los de abajo, los del medio, los chicos, los adultos, el cansancio de todos», coincidió Juan Carlos de Pablo, economista de la Universidad de San Andrés y amigo de Milei desde hace más de 30 años.
Uno de los motivos de su amplio triunfo fue el apoyo de los jóvenes, cansados de décadas de crisis perenne.
«He escuchado hablar mucho de política en casa por todo lo sucedido en estos 40 años de democracia y por eso creo que nos merecemos un cambio real (…) Nuestra generación impulsa la presidencia de (Javier) Milei para sacar al país del ostracismo», dijo Agustina Lista, una estudiante de 22 años, a la agencia Reuters.
“Milei supo conectar ‘desde lo exótico’ con el hartazgo de la sociedad argentina, que prefiere mandar todo al demonio a seguir viviendo como vive ahora», dijo Juan Negri, director de la carrera de Ciencia Política y Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella.
A partir del 10 de diciembre Milei buscará llevar hacia delante sus propuestas, pero no lo tendrá fácil ya que no dispone de mayoría en el Congreso, tiene a los gremios y los movimientos sociales en contra y hay una fractura social con una parte del país que teme el salto al vacío que supone por lo novedoso.