La corona del SARS-CoV-2 tiene la proteína S. Esta se une a las células humanas y las infecta, por ello debe de ser atacada.
La proteína descubierta por la joven es la que se adhiere a las células humanas y las infecta.
Anika Chebrolu tiene 14 años y es, quizás, la persona más joven que está trabajando para encontrar una cura para el COVID-19. La estudiante de secundaria de Frisco, Texas, descubrió una molécula que podría unirse al nuevo coronavirus e inhibir la capacidad que tiene para infectar a las personas.
En octubre de este año, su descubrimiento la llevó hacerse acreedora del título “mejor científica joven de Estados Unidos” en la competencia Young Scientist Challenge 2020, el premio fue de $ 25,000, entregado por la multinacional 3M.
El SARS-CoV-2, el virus causante del COVID-19, posee un halo, una especie de corona que lo rodea y de donde le viene el nombre de coronavirus. En esta corona existe una proteína con forma de espiga, la proteína S, que se une a los receptores de las células humanas para infectarlas.
Con esta proteína es la que están trabajando los laboratorios para crear la vacuna contra el COVID-19, una que la ataque para impedir que el virus entre a las células.
La investigación de Chebrolu también se basó en esta proteína del virus: “Descubrí una molécula que puede unirse a la proteína S en el virus y potencialmente cambiar su forma y función”, dijo la joven a BBC Mundo.
Y esto es importante por su potencial para “evitar que el virus pueda adherirse a las células humanas y, por lo tanto, reducir o tratar una mayor infección en el cuerpo de una persona”.
La estudiante descubrió la molécula con un método in-silico, es decir de simulaciones por computadoras utilizando numerosas herramientas de software.
Chebrolu explicó que examinó millones de moléculas pequeñas en busca de propiedades como las de un fármaco de absorción, distribución, metabolismo y excreción (ADME). Después seleccionó la molécula con la mejor actividad farmacológica y biológica hacia la proteína S de virus SARS-CoV-2 que puede transformarse en un potencial fármaco para el tratamiento eficaz de la enfermedad.
Años de investigación
La investigación comenzó antes de la pandemia, cuando ella estudiaba en la escuela Nelson en Frisco y aún no se imaginaba la crisis sanitaria global que causaría el nuevo COVID-19.
“Hace unos años, investigué la pandemia de la gripe española de 1918 para un proyecto escolar y me fascinaron los virus y el descubrimiento de fármacos”, relató al medio.
Durante ese trabajo descubrió la metodología in-silico, asegura que le asombró cómo se podían utilizar métodos computacionales para identificar el desarrollo de posibles moléculas similares a fármacos para combatir enfermedades.
El año pasado cuando llegó la pandemia causada por el COVID-19 estaba usando el mismo método para identificar un compuesto principal que pudiera unirse a la proteína hemaglutinina del virus de la influenza.
“Después de investigar pandemias, virus y fármacos durante tanto tiempo ¡era una locura pensar que en realidad estábamos atravesando una pandemia!”, manifestó.
En ese momento, y por la gravedad de la pandemia decidió cambiar el enfoque de su investigación y aportarle a la proteína S del virus SARS-CoV-2.
Al 26 de octubre, la enfermedad COVID-19 ya se cobró la vida de más de 1.1 millones de personas en todo el mundo desde que se comenzaron a reportar los primeros casos en diciembre de 2019 en la localidad china de Wuhan.
Estados Unidos es el país que más muertos registra con más de 225,000, según datos la Universidad Johns Hopkins.
Más estudios
Desde el ámbito científico celebran los logros de Anika Chebrolu pero dicen que todavía se necesitan más estudios para saber si esta molécula es efectiva para hallar una cura para la covid-19.
Anika dice que tiene planes concretos en los que invertirá el dinero que ganó del premio como mejor científica joven de Estados Unidos.
“Planeo usar los US$25.000 para continuar mi investigación y financiar mi organización sin fines de lucro, AcademyAid, que proporciona material y equipamiento a niños que lo necesitan para ayudarlos a seguir las carreras y oportunidades que desean”, asegura.
“También planeo ahorrar el resto del dinero para la universidad”, dice