América es el continente con el mayor número de trabajadores de la salud infectados con COVID-19 en el mundo, a pesar de que estos profesionales representan «una pequeña fracción» de la población, dijo el miércoles la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa Etienne.
Explicó que cerca de 570.000 trabajadores de la salud se han enfermado y más de 2.500 han sucumbido al virus en esta región.
“Tenemos el mayor número de trabajadores de la salud infectados en el mundo”, señaló.
Etienne dijo que esta fuerza laboral es el grupo que “más agudamente” ha sufrido el costo de la pandemia en la región, donde a pesar de “tendencias esperanzadoras”, la COVID-19 sigue cobrándose casi 4.000 muertes diarias.
En Estados Unidos y México, dos de los países más afectados por el virus a nivel global, los trabajadores de la salud contagiados equivalen a uno de cada siete casos de COVID-19. Y ambos países suman casi el 85% de todas las muertes por covid-19 entre profesionales sanitarios en la región.
Las mujeres, mayoría entre la fuerza laboral sanitaria de las Américas, son también las más afectadas: representan casi las tres cuartas partes de los trabajadores de salud diagnosticados con COVID-19.
Los jóvenes también han sido los más impactados: los grupos de edad con mayor proporción de casos confirmados fueron el de 30 a 39 años y el de 40 a 49 años, según una alerta epidemiológica de la OPS citada por Etienne.
Las razones
¿A qué se deben las altas tasas de infección entre los enfermeros, médicos y otros profesionales sanitarios?
Etienne mencionó varias razones: falta de capacitación sobre cómo protegerse, lentitud para implementar protocolos de clasificación de pacientes en hospitales abarrotados, y escasez de equipos de protección personal (EPP).
“Los trabajadores de la salud se vieron obligados a reutilizar mascarillas y batas, buscar alternativas o renunciar por completo a la protección para cuidar a los necesitados”, dijo.
Y citó sondeos que indicaron que en México casi la mitad del personal sanitario no recibió EPP en el trabajo, y en Chile, casi el 70% de los trabajadores de la salud temían contagiarse.
Al estrés laboral se sumó en muchos casos la discriminación entre vecinos y familiares, la negación de acceso al transporte público, los desalojos por miedo a contagios y, a veces, las agresiones.
“Este virus permanecerá con nosotros durante los próximos años, por lo que es fundamental que brindemos a los trabajadores de la salud el apoyo y los recursos que necesitan”, enfatizó Etienne, llamando a los países a cuidar e invertir en el sector.
El continente americano es el más golpeado por la pandemia. Este miércoles, América Latina y el Caribe sumaban más de 280.000 fallecidos (7,4 millones de contagios) y Estados Unidos y Canadá, casi 194.000 (6,2 millones), según un conteo de AFP en base a fuentes oficiales.
Elogios a Chile y Uruguay
Etienne notó que tras “meses de propagación implacable, los casos se están estabilizando en Estados Unidos y Brasil”, los países más afectados en la región.
Pero advirtió que ambos continúan reportando la mayoría de los casos nuevos de covid-19 a nivel mundial, “una clara señal de que la transmisión aún está activa”.
En el resto del continente, destacó un alza de los casos en la mayor parte del Caribe, en particular en Bahamas.
Etienne notó cambios a la baja en Sudamérica, donde elogió a Chile y Uruguay por haber logrado aplanar sus curvas de contagio “gracias al control efectivo de infecciones y tácticas de respuesta”.
En Centroamérica, la mayoría de los países también han registrado un descenso, dijo, con excepción de Nicaragua y Costa Rica. Este último país recibió el 80% de los 81.000 nicaragüenses dejaron su país tras la ola represiva del gobierno desatada tras las protestas de 2018.
En el caso de Nicaragua, el director de Enfermedades Transmisibles de la OPS, Marcos Espinal, llamó a atender un “problema severo” de malaria en el municipio de Puerto Cabezas, que ya era el principal foco de esta enfermedad en Centroamérica y donde la situación se ha visto agravada por la pandemia.
“Es importante que Nicaragua tome nota de que podemos eliminar (la) malaria en Centroamérica y en Puerto Cabezas”, dijo.