Se apagan las luces del teatro y una cantante comienza a entonar las primeras notas de “Cinderella” una nueva ópera. A su lado la autora de la obra, una niña de solo once años, que sorprende al público con su inusual talento musical.
Alma Deutscher es británica, cumple 12 años en febrero próximo y con solo diez años terminó en 2015 de componer esta adaptación en forma de ópera del cuento de Cenicienta.
Viena acoge hoy el estreno mundial de la versión completa de su primera ópera, ya que el deseo de Alma era poder presentarla por primera vez en esta ciudad, considerada la capital mundial de la música clásica, cuenta su padre, el lingüista Guy Deutscher.
“Mi sueño es que mi ópera completa pueda estrenarse en Viena, ya que es la capital de la música clásica, es el centro del mundo”, fueron las palabras de Alma, asegura el padre en una entrevista concedida antes del estreno de hoy.
Una primera versión más corta de la obra fue presentada en julio de 2015 en un teatro de Israel, país de origen de Guy Deutscher.
El sueño de su hija, considerada por muchos como el principal prodigio de la música clásica en estos momento, se verá cumplido.
Cenicienta podrá luchar esta noche contra la malvada madrastra y las hermanastras en el “Casino Baumgarten” de Viena, donde habrá cuatro funciones los días 29 y 30 de diciembre y 4 y 5 de enero.
La música y la historia son obra de Alma, aunque recibió ayuda de varias personas en las rimas, los diálogos y las traducciones.
El primer acercamiento a la música de Alma -que habla inglés y hebreo- fue con solo dos años, cuando comenzó a jugar con las teclas de un piano.
Con tres años recibió su primer violín como regalo de cumpleaños, instrumento del que no se ha separado desde entonces.
“Nosotros le regalamos el violín como un juguete y pensamos que estaría con él media hora y pasaría a otra cosa”, cuenta el padre, mientras observa cómo Alma juega con Helen, su hermana menor, sobre el escenario vienés, justo antes de empezar el ensayo general.
“Pero estaba tan entusiasmada con el violín, tocándolo todos los días, que decidimos buscarle un profesor de música”, agrega Guy.
Alma realizó su primera obra musical con solo seis años de edad, aunque ya había hecho anteriormente pequeñas composiciones con las melodías que le venían a la cabeza.
Guy Deutscher y su mujer, Janie Steen, una profesora de Literatura, se dieron cuenta del gran talento de su hija cuando descubrieron que era capaz de crear sus propias composiciones, aunque reconoce que la evolución ha sido de forma progresiva.
La historia de esta niña recuerda a la de Wolfgang Amadeus Mozart en el siglo XVIII, considerado entonces un niño prodigio, y es fácil atribuir a la niña el sobrenombre de “la pequeña Mozart”.
“No nos gusta que la llamen la nueva Mozart. Ella sabe que no es Mozart y no quiere ser como él”, señala Deutscher.
Asegura que anima a su hija diciéndole que esa competición con Mozart es “estúpida” y que es “suficiente” con que ella componga su música y que a la gente le guste.
A la pequeña tampoco le gusta ese apelativo: “Yo quiero ser Alma y estoy feliz con ello. Es suficiente ser Alma”, cita el padre a su hija, quien no ha concedido entrevistas por el estreno de hoy.
Guy Deutscher destaca la autoexigencia de su hija, que repite las cosas una y otra vez hasta que le salen perfectas.
“Cuando realizó una versión más simple de esta ópera hace año y medio ya era preciosa. Pero ella la retomó y decidió hacerla mejor”, cuenta el padre de la niña.
En esta versión, donde el zapato de cristal no tiene ninguna importancia, cenicienta es una joven compositora que vive con su madrastra y sus dos hermanas, mientras que el príncipe es un poeta que debe dejar de lado sus dotes artísticas para hacerse cargo de las responsabilidades dinásticas.
Alma no va al colegio y recibe educación en la casa familiar, situada en una granja al sur de Londres, donde todas las mañanas trabaja en su música, compone o toca el piano y el violín.
Sin embargo, es como las demás niñas, asegura su padre, al afirmar que ella “también quiere ser una princesa y vivir en un castillo”, pero que la diferencia es que todos los niños tienen sueños y que “ella los traslada a su música”.
“Con sus amigos ella no habla de música, solo se divierten”, comenta Deutscher, quien trabaja en la Universidad de Manchester.
Uno de los mentores de Alma Deutscher es el mítico director de orquesta Zubin Mehta, quien “patrocina” el estreno de hoy.
Durante el último ensayo general, Alma tarareaba sus propias melodías que los protagonistas cantan sobre el escenario y de vez en cuando se le escapa alguna que otra sonrisa.
Además, el toque cómico que le ha impuesto a la historia provoca las risas continuas del público presente en el ensayo, que aplaude sin cesar al término del mismo.
Tras la funciones en Viena, Alma se tomará un descanso, y entre sus futuros proyectos está terminar una novela que está escribiendo, ponerle música para convertirla quizás en una película y componer su primera sinfonía.
“Es muy emotivo ver cómo se cumplen los sueños de mi hija”, concluye orgulloso el padre de Alma Deutscher. EFE y Aurora