La Luna está a punto de recibir el impacto de tres toneladas de basura espacial, un golpe que creará un cráter donde cabrían varios camiones con remolque.
Los expertos creen que la chatarra lleva flotando por el espacio desde que China lanzó el cohete hace casi una década. Aunque las autoridades chinas han expresado sus dudas de que sea suyo.
No importa quién lo lanzó, los científicos estiman que el objeto abrirá un agujero de entre 10 y 20 metros (de 33 a 66 pies) de diámetro y levante polvo lunar que podría desplazarse cientos de kilómetros (millas) por la árida superficie del satélite.
En un principio se culpó a SpaceX de lo que se convertirá en basura lunar, después de que el rastreador de asteroides Bill Gray identificara el rumbo de colisión en enero. Un mes más tarde corrigió su observación y señaló que el objeto “misterioso” no era la fase superior de un cohete Falcon de SpaceX del lanzamiento en 2015 de un observatorio climático de la NASA.
Gray señaló que probablemente se trataba de la tercera fase de un cohete chino que envió una cápsula de muestras a la Luna y luego de regreso en 2014. Pero las autoridades chinas afirman que esa fase regresó a la atmósfera terrestre y ardió.
La Luna ya tiene un sinfín de cráteres, que llegan a los 2.500 kilómetros (1.600 millas) de diámetro. La Luna, que tiene poca o ninguna atmósfera, está indefensa ante el aluvión constante meteoros y asteroides y en ocasiones naves espaciales, incluidas algunas estrelladas de forma deliberada con fines científicos. Sin clima, no hay erosión, de modo que los cráteres de impacto son permanentes.
China tiene una sonda lunar en el lado oculto de la Luna, pero estará demasiado lejos como para detectar el impacto del viernes, justo al norte del ecuador. La sonda Orbital de Reconocimiento Lunar de la NASA también estará fuera de alcance. Es improbable que la sonda orbital india Chandrayaan-2 pase por la zona en ese momento.
El objeto mide unos 12 metros de largo (40 pies) y 3 metros (10 pies) de diámetro.
Seguir la pista de los restos de misiones especiales es difícil, explicó Jonathan McDowell, del Centro de Astrofísica de Harvard y el Smithsonian. La gravedad de la Luna puede alterar el rumbo de un objeto cuando pasa cerca, lo que aumenta la incertidumbre. Y no hay ninguna base de datos de fácil acceso, salvo por las que expertos como él y Gray han armado de forma improvisada.
“Estamos en una era en la que muchos países y empresas privadas llevan cosas al espacio profundo, de modo que es hora de empezar a seguirles la pista”, dijo McDowell. “Ahora mismo no lo hace nadie, sólo unos pocos aficionados en su tiempo libre”.