Los representantes de la caravana rechazaron un ofrecimiento legal del Gobierno de México al considerar que los salvoconductos no son reconocidos por el Instituto Nacional de Migración.
«No vamos a recibir las migajas de visas humanitarias (…) porque el mismo Instituto Nacional de Migración (INM) no las reconoce como documento de viaje», dijo Irineo Mujica, uno de los cabecillas de la caravana.
El INM, que ha reiterado su oferta de alojamiento, comida y tarjetas de visitante por razones humanitarias a los extranjeros para «evitar una tragedia», informó el lunes que fueron detectados casos de dengue hemorrágico en cinco menores pero «los acompañantes adultos de tres de ellos se negaron a recibir atención médica» por seguir en el grupo.
El clima tampoco ha favorecido a los migrantes, que antes de partir muy temprano el lunes sufrieron las consecuencias del calor y la lluvia en la zona de Mapastepec, en el sureño estado Chiapas, donde se quedaron los dos últimos días acampando al aire libre.
«Solamente el sábado atendimos a 72 personas con urgencias reales (…) con heridas de pies, abrasiones por tanto caminar, infecciones y embarazadas con amenazas de aborto, mucho niño con problemas respiratorios, incluso tuvimos que nebulizar», relató a Reuters Kabir Sánchez, un médico voluntario que con un equipo de profesionales ha acompañado la movilización por tres días.
«Si hacemos un diagnóstico global de la gente que viene en la caravana, más del 50% está enfermo, incluso hay pacientes sospechosos de haber contraído coronavirus, pero ninguna institución se ha acercado a hacerles pruebas, incluso a darles algún medicamento», agregó.
El numeroso grupo, que cumple una semana de recorrido, ha avanzado hasta ahora cerca de 110 kilómetros desde que partió de Tapachula, ciudad fronteriza con Guatemala, y aún debe recorrer poco más de 1,000 kilómetros para llegar a Ciudad de México.