La caravana partió el sábado pasado de Tapachula, México, y según activistas que la siguen ya ronda los 4.000 integrantes.
“La caravana es como un imán, va chupando gente, se van uniendo migrantes que se han quedado en los municipios (de la costa de Chiapas)”, dijo Irineo Mújica, de la organización Pueblos Sin Fronteras.
Uno de ellos fue Bayron Zavala, un nicaragüense que se enteró de que el grupo se movía lentamente, tomó una bicicleta y decidió alcanzar la caravana en Huixtla para caminar con ella “hasta donde Dios nos dé la fuerza”, dijo. “Si se puede, continuar a Estados Unidos”, agregó.
Los migrantes cruzaron sin contratiempos un punto de inspección aduanero, militar y de migración donde cotidianamente las autoridades decomisan drogas, armas y detienen a traficantes de personas y extranjeros que entraron irregularmente a México.
Aunque de mucho menor tamaño que las caravanas de 2018 y 2019, éste es el mayor grupo movilizado por el sur de México desde la pandemia. En enero, una caravana partió de Honduras pero las autoridades guatemaltecas la disolvieron antes de llegar a México.
Los grupos que salieron este año de Tapachula estuvieron integrados por menos de un millar de personas y todos fueron disueltos, en ocasiones con un uso excesivo de la fuerza por elementos de la Guardia Nacional y los agentes de migración.
En un primer momento se trató mayoritariamente de migrantes haitianos, pero ahora la mayoría son centroamericanos.
Esta semana la Guardia Nacional se ha dedicado a vigilar el avance de la caravana sin hacer un intento de contención como sí lo hizo el sábado cuando establecieron un cerco a la salida de Tapachula que se saldó con al menos un niño herido.
El canciller Marcelo Ebrard aseguró el lunes que iban a actuar “con prudencia” en apego a la ley y los derechos humanos.
México tiene desplegados en el sur a decenas de miles de efectivos militares, policiales y agentes migratorios y desde hace años ningún grupo grande ha logrado salir caminando de los estados fronterizos con Guatemala.
Este miércoles los migrantes pretenden recorrer 21 kilómetros para hacer su cuarta escala en el municipio de Villa Comaltitlán, todavía en Chiapas.