La agencia ha instado a las autoridades educativas a reabrir las escuelas lo antes posible en países donde millones de estudiantes todavía no pueden regresar a las aulas 18 meses después de la llegada del COVID-19.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) dijo este jueves que 117 millones de estudiantes en todo el mundo aún no asisten a la escuela debido a la pandemia del COVID-19,
A través de un comunicado de prensa, el organismo explicó que la cantidad de estudiantes que aún no han regresado a las aulas, después de más de año y medio de haber iniciado la pandemia, representa alrededor del 7,5% de la población estudiantil mundial.
«Sabemos que cuanto más tiempo permanezcan cerradas las escuelas, más dramático y potencialmente irreversible será el impacto en el bienestar y el aprendizaje de los niños, especialmente para los más vulnerables y marginados», dijo la subdirectora general de Educación de la UNESCO, Stefania Giannini.
Giannini añadió que es «alentador» que muchos gobiernos estén trabajando para reabrir las escuelas de manera segura, pero afirmó que su «objetivo más urgente debe ser reabrir escuelas en todas partes, para todos los estudiantes».
El informe de UNESCO refleja que las escuelas han reabierto completamente en 117 países, lo que permite que el 35% de los estudiantes del mundo, desde los niveles pre-primario hasta secundario, regresen al aula.
En septiembre de 2020, el 16% recibió instrucción en clase cuando las escuelas en solo 94 de los 195 países del mundo habían reabierto.
La organización dijo que los cierres prolongados y repetidos han provocado la pérdida de oportunidades de aprendizaje y un aumento en las tasas de deserción, factores que han afectado negativamente a «los estudiantes más vulnerables de manera desproporcionada».
El aprendizaje híbrido, el apoyo a los docentes y la reducción de la brecha digital son componentes clave para construir sistemas educativos resilientes, apuntó UNESCO.
El grupo también dijo que está colaborando con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y el Banco Mundial para ayudar a los gobiernos a reabrir escuelas y ejecutar programas destinados a ayudar a los estudiantes a «ponerse al día con el aprendizaje perdido».