SAN SALVADOR, EL SALVADOR – A dos años de que El Salvador eligiera como presidente a un candidato joven y desligado de los partidos tradicionales: ARENA y FMLN, el país centroamericano se prepara una vez más para ir a las urnas. El escenario más probable este domingo, 28 de febrero, es el de un Congreso compuesto en su mayoría por «Nuevas Ideas», el partido aliado del presidente Nayib Bukele.
Aquel tres de febrero de 2019 era improbable que un candidato de 38 años rompiera con la tradición política de las últimas tres décadas en El Salvador: cuatro presidentes de derecha electos consecutivamente y dos de izquierda. Pero Bukele, que promovió el discurso «ni derechas, ni izquierdas» ganó con el 53,1 % de los votos válidos, frente a una mitad abstencionista.
Las primeras voces políticas y de expertos en propaganda hablaban de un gane por imagen y no por ideología; un hecho que iba a ser «complicado» de replicar en las elecciones legislativas y municipales, el 28 de febrero de 2021, cuando 654 personas buscarían entrar al mapa político salvadoreño compitiendo por 1 de los 84 escaños del Congreso.
Pero las encuestas electorales de estos meses, y la última de ellas publicada el 12 de febrero por la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), le dan la mayoría del Congreso al partido «Nuevas Ideas». Con el 68,8 % de los encuestados a favor de Nuevas Ideas, este partido podría convertirse luego del 28 de febrero en el más fuerte de la contienda electoral de El Salvador; dejando a ARENA con el 5,3 % de intención de voto y al FMLN con el 3,7 %.
Nuevas Ideas nació como un movimiento político en 2017, pero no logró convertirse en partido político sino hasta agosto de 2018. Esto lo dejó fuera de la contienda presidencial en la que Nayib Bukele resultó electo como candidato del partido GANA.
El exembajador de El Salvador en Estados Unidos y miembro del equipo negociador en la firma de los Acuerdos de Paz — que puso fin a la guerra civil en El Salvador en 1992—, Rubén Zamora, expresó en una entrevista para la Voz de América que «paradójicamente» es la imagen del presidente Bukele la que compite nuevamente en elecciones. El presidente es el único salvadoreño que no puede ser candidato a diputado, pero su partido (Nuevas Ideas), violando la Constitución, lo ha puesto como figura central de la campaña y dice ‘vota por la N de Nayib’. O sea vota por él.
La “N” ha sido clave para consolidar la campaña de Nuevas Ideas. Varias de sus vallas no tienen mensajes de propaganda mas que la “N” y el color cyan de fondo. Reproducir este mensaje le ha costado al partido un aproximado de 8,7 millones de dólares entre noviembre y febrero de 2021, según el Centro de Monitoreo de Transparencia y Democracia de la organización Acción Ciudadana.
«La mayoría de los candidatos de Nuevas Ideas son personas desconocidas. Por lo que la estrategia de poner a Bukele como candidato para todos los cargos traslada esa popularidad del presidente a Nuevas Ideas», dijo el director ejecutivo de este Centro de Monitoreo y de la organización Acción Ciudadana, Eduardo Escobar.
Pero las preferencias de los salvadoreños parecen no haber cambiado estos dos años en los que el presidente ha sido señalado de «autoritario». Y que incluso varios de sus funcionarios son investigados por la Fiscalía General por el manejo irregular de los fondos durante la pandemia.
El escenario menos probable y un fraude
Para el director de la División para las Américas de Human Rights Watch (HRW), José Miguel Vivanco, las condiciones políticas en El Salvador son tensas porque se elegirá la composición del nuevo Congreso. Pero lo que le preocupa, sobre todo, es la retórica del presidente Bukele en torno a un posible fraude.
Bukele acusa al Tribunal Supremo Electoral (TSE) de no seguir el «debido proceso» en la inscripción de los candidatos a diputados y alcaldes de Nuevas Ideas y ha atizado la idea de fraude el día del conteo de los votos.
«Eso evidentemente no es útil y es muy nocivo porque empieza a minar la confianza pública en las instituciones de control democrático», expresa Vivanco, y agrega «estamos ante una democracia muy joven, una democracia que está echando raíces y que Bukele se ha empeñado en desmantelar».
Pero el sistema de conteo de votos en El Salvador funciona desde las urnas donde hay Juntas Receptoras de Votos compuestas por ciudadanos independientes y por representantes de todos los partidos. Una vez empieza el conteo, los vigilantes partidarios están pendientes de que cada voto se valide como corresponde de acuerdo a la ley.
Por ello, Rubén Zamora ve improbable un hecho como el denunciado por el presidente y sus simpatizantes: «Yo entiendo por qué Donald Trump empezó a hablar de fraude desde antes de la elección, porque las encuestas no le favorecían. Pero aquí todo apunta a que el partido Nuevas Ideas va a tener la mayoría de votos».
No hay una sola encuesta publicada en los últimos meses que haya dado ventaja a alguno de los partidos tradicionales. Por lo que a criterio de Ricardo Valencia, profesor de la Universidad Estatal de California, la única pregunta válida en torno a las elecciones en El Salvador es: «¿Por cuánto va a ganar el oficialismo, es decir Nuevas Ideas? Pero eso lo sabremos hasta el domingo. Ellos esperan ganar los 56 diputados, o sea la mayoría calificada».
¿Qué está en juego?
Con los resultados de las elecciones del 28 de febrero, El Salvador se juega la elección del próximo Fiscal General y de cinco magistrados de la Corte Suprema de Justicia (CSJ). Asimismo, la vida de los partidos políticos tradicionales que lideraron el sistema político desde el fin de la guerra civil en El Salvador.
Valencia cree que la democracia salvadoreña, nacida después de ese conflicto, se ha debilitado, y de las elecciones del domingo depende si se debilita más o resurge «La democracia salvadoreña está frágil no solamente por Bukele, que es síntoma de un problema más grande, está frágil porque no ha querido hablar de inequidades, de desproporción entre ricos y pobres, de la posibilidad que la gente pueda quedarse en el país en lugar de emigrar masivamente».
Pero, El Salvador también se juega un nuevo Congreso dispuesto a continuar el proyecto político del presidente Bukele. Para algunos, este domingo será una lucha entre la democracia y la autocracia; para otros una lucha entre lo viejo y lo nuevo.