La vigesimotercera legislatura de la Knéset se disolvió a la medianoche de este 22 de diciembre (tiempo local) luego de que no se aprobara un presupuesto estatal y se oficializan con ello nuevas elecciones en el Estado judío.
Se espera que las nuevas elecciones se realicen el próximo 23 de marzo de 2021, las cuartas que se llevarán a cabo en Israel en menos de dos turbulentos y tormentosos años para su política interna.
Poco antes de dar por concluida una sesión en el pleno de la Knéset en la que se aprobó una serie de legislaciones, el presidente de la cámara, Yariv Levin, lamentó el colapso de la legislatura ante los desacuerdos políticos entre los partidos gobernantes.
“Para mi pesar, no pudimos encontrar lo suficiente en común como para evitar una nueva ronda de elecciones… hago un llamado a cada uno de ustedes [legisladores] y a todos los ciudadanos de Israel, a evitar intensificar las tensiones y hacer todo lo posible para que la campaña electoral se lleve a cabo en orden y sin manifestaciones de violencia”, expresó Levin.
Uno de los primeros partidos en posicionarse luego de la disolución de la Knéset fue Yesh Atid-Telem, la alianza electoral dirigida por Yair Lapid que encabezó la oposición política en la vigsesimotercera legislatura.
Yesh Atid-Telem, en un comunicado, acusó al gobierno de perjudicar a los ciudadanos de Israel con una serie de “fracasos” y prometió seguir luchando en la búsqueda de los beneficios para su población.
Horas antes, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu acusó al ministro de Defensa Benny Gantz de “arrastrar” al país a nuevas elecciones, mientras que aseguró que si no fuera por el juicio por presunta corrupción del mandatario, no habría necesidad de nuevas votaciones.
El lunes por la noche, un último intento de Kajol Laván y el Likud para evitar elecciones fracasó estrepitosamente al ser rechazada una iniciativa de ley que buscaba posponer por dos semanas la fecha límite para aprobar el presupuesto.
Los votos rebeldes de tres legisladores de Kajol Lavan que se oponen a ser socios del Likud, y una legisladora de este último partido que renunció al mismo y se unió al nuevo partido de Gideon Sa’ar, fueron claves para que la iniciativa se fuera a la basura.
El fracaso en aprobar un presupuesto se produjo siete meses después de que los partidos Likud y Kajol Lavan acordaron establecer un gobierno de coalición, con el fin de evitar en ese entonces nuevas votaciones debido a que los resultados de la elección del 2 de marzo configuraron una Knéset bastante dividida que no podía acordar una administración.
Los dos partidos, que se han enfrentado por el poder en las últimas tres elecciones en el país, acordaron que el cargo de primer ministro sería rotativo, con Netanyahu en primer lugar, para que después Gantz se hiciera del puesto.