El Tratado de Paz entre Jordania e Israel se firmó el 26 de octubre de 1994 en el cruce fronterizo sur de Wadi ‘Araba.
Este normalizó las relaciones entre ambos países, resolviendo sus disputas territoriales, iniciadas en la Guerra árabe-israelí de 1948 y agravadas en la Guerra de los Seis Días.
La firma, realizada en Aravá por el primer ministro israelí Isaac Rabin y el primer ministro jordano Abdelsalam al-Majali y como testigo el presidente norteamericano Bill Clinton.
Se realizó en el contexto de los esfuerzos por llegar a un acuerdo de paz entre Israel y la OLP, fue el segundo tratado de paz que firmó Israel desde su independencia, tras el rubricado con Egipto en 1979.
Este tratado comprende seis puntos principales que se refieren a la demarcación de la frontera, asuntos referentes a los recursos hídricos, a la seguridad, a la libertad de movimiento, a los lugares de significado histórico y religioso y a los refugiados y personas desplazadas.
El tratado garantizó a Jordania la restauración de aproximadamente 380 kilómetros cuadrados de tierras, así como una parte equitativa del agua de los ríos Yarmouk y Jordán.
Además, con el fin de sentar una base firme para un acuerdo de paz justo, amplio y duradero, el tratado también esbozó una serie de áreas en las que continuarían las negociaciones.
Con este fin, los negociadores jordanos e israelíes firmaron una serie de protocolos que establecen un marco de relaciones mutuamente beneficioso en campos como el comercio, el transporte, el turismo, las comunicaciones, la energía, la cultura, la ciencia, la navegación, el medio ambiente, la salud y la agricultura, entre otros como acuerdos de cooperación para el Valle del Jordán y la región de Aqaba-Eilat.
Al día siguiente, antes de que el rey Hussein volara de regreso a Ammán, su avión Royal Jordanian, escoltado por aviones israelíes F-15, sobrevoló Jerusalén varias veces.
Se dice que el rey y su esposa se emocionaron mucho al contemplar la Ciudad Vieja desde arriba.
Casi cinco años después, en enero de 1999, el rey visitó Israel nuevamente, y cuando se fue, el primer ministro Benjamín Netanyahu decidió honrar al monarca haciendo que dos aviones de combate de la Fuerza Aérea de Israel escoltaran su avión en lo que el Ministerio de Relaciones Exteriores en ese momento llamó “un saludo especial que pasa volando”.
Entre el público jordano, el llamado Tratado de Wadi Araba siempre fue considerado en gran medida con resentimiento y sospecha.
“Es una paz fría y nuestra relación se está volviendo más fría”, reconoció el hijo de Hussein y heredero, el rey Abdullah II, en una entrevista hace 10 años.
Con información de Brookings.