Con un notable incremento de 3,506 nuevos casos confirmados a lo largo del martes, según los datos del Ministerio de Salud, los casos activos de coronavirus en Israel superaron los 30,000.
Actualmente se registran 30,366 casos activos, de los que 29,436 están aislados en su domicilio particular o en instalaciones especiales y 930 están hospitalizados. Los casos acumulados han llegado a 139,013, mientras que las defunciones se elevaron a 1,048.
Este incremento de más de 3,500 nuevos casos se registró cuando Israel comenzó a implementar toques de queda nocturnos en 40 localidades “rojas” a lo largo del país por su alto nivel de contagios, afectado con ello a cerca de 1.3 millones de israelíes.
Las reglas del toque de queda estipulan que, desde las 7 p. m. hasta las 5 a. m. del día siguiente, los residentes no salgan a más de 500 metros de sus hogares y los negocios no esenciales permanezcan cerrados. Las escuelas están cerradas por completo, excepto para los programas de necesidades especiales.
Aunque, según testimonios de residentes de dichas localidades recogidos por medios israelíes, el toque de queda aparentemente no fue lo esperado.
En los barrios de Jerusalén donde aplicó el toque de queda, los negocios no esenciales permanecieron abiertos, y los oficiales de policía que gestionaban los controles de vías apenas impedían que nadie pasara, de acuerdo al periódico Haaretz.
Por su parte, Ynet reportó que en un barrio de Ashdod no hubo bloqueos policiales a la hora en que se suponía que comenzaría el toque de queda y algunos de los residentes pudieron andar libremente por las calles.
En la localidad ultraortodoxa de Rejasim se vio a adolescentes sin ningún tipo de restricción en las calles y las tiendas permanecieron abiertas y con clientes. Escenas similares de negocios no esenciales abiertos sucedieron en la localidad árabe de Umm al Fahm.
En la ciudad ultraortodoxa de Bnei Brak, la segunda con más casos a nivel nacional en lo que va de la pandemia, un residente dijo a Ynet que vehículos de la Policía fueron colocados en las entradas y salidad de la urbe pero que dentro “cualquiera que venga puede ir a donde sea”.