Un estudio reciente del Smidt Heart Institute en Cedars-Sinai Los Ángeles sugiere que la pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto significativo en la supervivencia de quienes experimentan un paro cardíaco repentino fuera del hospital.
Los investigadores del Centro para la Prevención de Paros Cardíacos encontraron que la tasa de supervivencia se ha reducido significativamente, incluso en comunidades que se vieron moderadamente afectadas por COVID-19 (coronavirus). La menor tasa de supervivencia está potencialmente asociada con el miedo de los ciudadanos a realizar reanimación cardiopulmonar (RCP) y al riesgo de exposición al virus que causa COVID-19. Otro factor potencial: tiempos de respuesta de emergencia más largos.
“Cuando alguien presenta un paro cardíaco y sufre un colapso, debe ser resucitado de inmediato”, reporta la especialista Kyndaron Reinier, PhD, MPH , científica investigadora y directora asociada de Epidemiología en el Centro para la Prevención de Paros Cardíacos e investigadora principal del estudio. “Con cada minuto que pasa, la posibilidad de supervivencia disminuye”.
La investigación proviene del Estudio de Muerte Súbita Inesperada de Oregón , una evaluación integral de varios años de 16 hospitales acerca de muertes cardíacas en el millón de habitantes del área metropolitana de Portland, Oregón, y del Estudio Ventura Predicción de Muerte Súbita en Comunidades Multiétnicas con sede en Ventura, California. Reinier y su equipo evaluaron 509 paros cardíacos repentinos fuera del hospital que ocurrieron antes de la pandemia de COVID-19 del 1 de marzo al 31 de mayo de 2019 y durante la pandemia del 1 de marzo al 31 de mayo de 2020.
El estudio, publicado en el Journal of the American College of Cardiology, Clinical Electrophysiology, encontró:
Antes de la pandemia, el 61% de las personas que experimentaban un paro cardíaco repentino fuera del hospital tenían RCP administrada por un transeúnte antes de que llegara el personal de emergencia. Durante la pandemia, sólo el 51% recibió RCP por parte de un transeúnte.
Antes de la pandemia, el personal de la ambulancia llegó a atender un paro cardíaco en un promedio de 6.6 minutos. Durante la pandemia, la respuesta tomó un promedio de 7.6 minutos.
“La RCP por parte de gente presente al momento del suceso sigue siendo de vital importancia para la supervivencia. Durante años, hemos recomendado solo las compresiones torácicas, por lo que no es necesario el contacto cara a cara”, dijo Reinier. “Si un paciente recibe RCP por parte de un transeúnte, se duplican sus posibilidades de supervivencia”.
A diferencia de los ataques cardíacos (infartos de miocardio), que generalmente son causados por arterias coronarias obstruidas que reducen el flujo sanguíneo al músculo cardíaco, el paro cardíaco repentino es el resultado de una actividad eléctrica defectuosa del corazón. Los pacientes pueden tener poca o ninguna advertencia, y el trastorno generalmente causa la muerte en minutos si no se realiza reanimación.
El paro cardíaco repentino representa aproximadamente 300,000 muertes cada año en los EE.UU.
“Cuando se produjo la pandemia, aprovechamos al máximo las asociaciones establecidas en la comunidad, así como nuestra infraestructura de investigación en el centro”, dijo Sumeet Chugh, MD, director del Centro para la Prevención de Paros Cardíacos y fundador de los estudios de Oregon y Ventura. . “Pudimos recopilar y analizar datos rápidamente y difundir estos resultados en tiempo real”.
Reinier explicó que dos posibles explicaciones del aumento en el tiempo de respuesta médica de emergencia podrían estar relacionadas con la necesidad de que los despachadores del 911 examinen las llamadas en busca de posibles síntomas de COVID-19, así como las nuevas pautas de equipos de protección personal (EPP) que los trabajadores de los servicios de emergencia tuvieron que implementar rápidamente, lo que se traduce en un aumento del tiempo necesario para ponerse el equipo de protección.
Chugh, el Pauline y Harold Price Director de la Cátedra de Investigación de Electrofisiología Aardíaca, aseguran que concientizar a la población acerca de RCP segura a la ciudadanía, así como nuevas formas de mejorar la eficiencia de la respuesta de los servicios de emergencia podría contrarrestar el efecto negativo en la supervivencia.