BUENOS AIRES – El gobierno argentino analiza si vuelve a endurecer la cuarentena impuesta por la pandemia de coronavirus luego que flexibilizara las medidas en la última semana en algunas regiones, porque se triplicó la velocidad de contagios y se extendió por los barrios más pobres.
En la semana más dura desde que estalló la pandemia de coronavirus, con un pico de 24 muertos el último jueves, el presidente Alberto Fernández maniobra entre el aumento de los casos y la flexibilización que divide los criterios de varios gobernadores y la ciudad de Buenos Aires, que permitió una circulación controlada.
Hoy la mayor preocupación son los contagios en las villas de emergencias, en los transportes públicos, en el personal de la salud y en los geriátricos.
El alcalde de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, dijo que «están trabajando como nunca, para ayudar a las villas y barrios más humildes».
«Claramente es uno de los motivos de preocupación y uno de los focos de contagios, viendo el ejemplo de otras ciudades del mundo las cuales tomamos como experiencias, tenemos entonces un esfuerzo adicional, tenemos mucho trabajo con las organizaciones sociales, con los curas villeros, con las organizaciones comunitarias, porque es mucho más difícil garantizar el aislamiento», señaló Rodríguez Larreta.
Pero, los habitantes de esos lugares, reconocen que nadie se protege del virus y que tienen la necesidad de trabajar, aclara Nora Acuña.
«Muchas familias no tienen para comer, están viviendo el día a día. Entonces ellos necesitan la ayuda, no tienen ni siquiera para comprar un barbijo o tapaboca, o van a un comedor y les dicen que no hay cupo».
En tanto, los llamados «curas villeros» como Pepe, José María Di Paola, advierte que la presencia del Estado es clave.
«La gente no está trabajando y necesita dinero. Es clave entonces el apoyo del Estado. Y no se confundan, porque muchas veces los medios de comunicación reflejan casos que no reflejan lo que pasa en los barrios humildes».