La pandemia por COVID-19 ha afectado también a las funerarias, las cuáles han tenido que modificar sus protocolos para los cadáveres, incluso se están cremando aún sin haber muerto por coronavirus.
La pandemia por Covid-19 no sólo ha afectado a los sistema de salud sino también a las funerarias, las cuáles han tenido que modificar y aplicar protocolos de seguridad para realizar la disposición final de los cadáveres infectados, que incluso, por recomendación sanitaria se están cremando aún sin haber muerto por coronavirus.
Funeral del Recuerdo de Toluca, México, explican que sus medidas de protección inician desde el momento de recibir al deudo que de alguna forma tuvo contacto con su familiar enfermo, se aplica una distancia segura, usando mascarilla y manteniendo limpias las instalaciones. Como empresa funeraria, ha sido difícil cuando los deudos no quieren cremar a su familiar, ya que prefieren la inhumación por cuestiones principalmente religiosas, sobre todo en los pueblos tradicionales del Valle de Toluca donde se acostumbran velorios de dos días con la presencia de toda la familia, explican los empleados de Funerarias del Recuerdo del Valle de Toluca.
El kit de seguridad del personal consta de un overol impermeable, guantes de latex (tres pares), careta con filtro de seguridad N95, se usa sanitizadores y germicidas en spray, protector de calzado, lentes de seguridad. “Ahora se restringe la velación a no más de cuatro horas, el cuerpo no puede llevarse a la iglesia, que de hecho están cerradas, la familia no puede despedirse de la persona y de acuerdo con los protocolos, por medida de seguridad sellamos el ataúd, inclusive le ponemos pijas de seguridad para evitar el contacto con el cuerpo, sea o no sea una persona infectada por Covid-19, pero no podemos exponer a la gente”, explicó Gabino Zarza Sánchez, Presidente del Grupo Funerarias del Recuerdo del Valle de Toluca.
Aunque las personas no hayan fallecido atropellado o cualquier otras causa, siempre se desinfecta antes pues no se sabe si estaba contagiado o si era portador asintomático del virus.
Las funerarias reciben los cuerpos en el hospital amortajados (dentro de una bolsa mortuoria) e identificados únicamente mediante una etiqueta, ellos como funeraria llevan dos bolsas más de alta resistencia para encapsular el cuerpo, lo introducen en una bolsa, rocian los germicidas para sanitizar y lo colocan dentro de la segunda bolsa mortuoria a manera de seguridad.
Además, señalan que la velación no puede ser de más de cuatro horas, el cuerpo no puede llevarse a la iglesia, que de hecho están cerradas, la familia no puede despedirse de la persona y de acuerdo con los protocolos, por medida de seguridad se sella el ataúd, inclusive se le ponen líneas de seguridad para evitar el contacto con el cuerpo, sea o no sea una persona infectada por Covid-19, para no exponer a la gente.
“Morir por COVID-19 no es una muerte muy común, afecta en sobre medida a los familiares, el trance que pasan es muy difícil, es muy complicado y muy triste, incluso ingrato, porque ven a su familiar entrar al hospital pero ya no lo vuelven a ver ni para despedirse de el”, relató Zarza.