Según expertos, el fin de la pandemia por COVID-19 se vislumbrará cuando tengamos una vacuna que prevenga nuevos contagios, contemos con una cura que la resuelva, se haya contagiado el 60-70 por ciento de la población mundial o se presente alguna situación que logre disiparla (como podría ser quizás y de forma provisional, el cambio de estación).
Ante esto, la comunidad científica esta enfocada desde el inicio de la epidemia en buscar una solución urgente. Ya algunos protocolos están probando una posible vacuna y los laboratorios de investigación trabajan para probar encontrar compuestos en tiempos récord.
En el Instituto Weizmann de Ciencias en Rehovot, a pesar de que ha bajado la actividad en el campus por las restricciones que ha impuesto el gobierno de Israel, existen grupos de investigación que asumiendo su responsabilidad como institución científica están volcados para apaciguar esta epidemia. Además de que pronto el Weizmann comenzará a apoyar al sistema de salud israelí haciendo pruebas diagnósticas de COVID-19 en sus laboratorios.
La estrategia que un grupo particular del Weizmann, liderado por el Dr. Nir London del Departamento de Química Orgánica en colaboración con el Dr. Frank von Delft de la Universidad de Oxford, busca encontrar a través de programas computacionales una molécula capaz de bloquear la actividad de la enzima proteasa viral, impidiendo así su reproducción, y por ende interrumpiendo la infección.
Cuando China hizo público el genoma del nuevo coronavirus a principio de enero, el grupo decidió modelar en computadora la proteasa viral y probar una librería completa de moléculas posibles para vislumbrar cuáles moléculas embonarían en el sitio activo de la enzima formando un enlace covalente irreversible para inactivarla. Química orgánica de computadora. De este sinfín de posibilidades, el grupo encontró 100 posibles sustancias que teóricamente y según la estructura molecular funcionarían para inactivar al virus SARS-CoV-2.
Habitualmente, los tiempos que se requieren para diseñar, probar y producir un nuevo medicamento pueden ser años e implicar costos sobre los billones de dólares. Sin embargo, por la urgencia de esta investigación, los científicos han hecho pública su preselección de 100 compuestos preliminares con la esperanza de que otros científicos del mundo colaboren para revisar teóricamente las estructuras y encontrar aquellas moléculas o derivados que pudieran ser exitosos. Una vez que la comunidad científica seleccione opciones viables en esta iniciativa de Ciencia Abierta (Open Science), el equipo del Weizmann podrá sintetizar las sustancias para poderlas probar contra el virus.
Una vez que las sustancias hayan sido elaboradas se harían las pruebas de efectividad en cultivos virales de SARS-CoV-2 en el laboratorio y de seguridad en animales y humanos.
Los científicos Nir London y Frank von Delft esperan poder descubrir el fármaco adecuado para curar la enfermedad COVID-19 en un mes. Tiempo ambicioso pero posible.
Esperemos buenas noticias muy pronto.