En un ambiente que no puede ser más polarizado en Venezuela, el presidente en disputa, Nicolás Maduro, ofreció una larguísima entrevista al diario The Washington Post en que el que aseveró estar listo para dialogar con Estados Unidos, arremetió contra sus opositores y no ofreció a las claras una salida al tema de los 4 millones de venezolanos que han emigrado del país.
«Si hay respeto entre los gobiernos, no importa cuán grande sea Estados Unidos, y si hay un diálogo, un intercambio de información veraz, entonces puede estar seguro de que podemos crear un nuevo tipo de relación», dijo el exsindicalista de 57 años de edad.
Venezuela está estancada en una crisis política y económica, donde el presidente interino, Juan Guaidó, ha sido reconocido por más de medio centenar de naciones que desconocen a Maduro y lehan pedio elecciones libres.
La conversación con el Post tuvo lugar el viernes en la noche en el Palacio de Miraflores, en Caracas, donde, entre otros temas, Maduro negó haber ofrecido algún tipo de acuerdo a la oposición en el proceso en que Noruega fungió como garante en 2019.
El presidente en disputa recalcó que celebrará elecciones en el otoño de 2020, pero insistió en descalificar a sus oponentes, entre los que se dirigió directamente a Guaidó, pero Leopoldo López, que hoy vive en la embajada española, fustigó a Maduro.
«Lo que quiere es una elección falsa, una para producir una Asamblea Nacional títere», dijo López.
Conspiración fallida
El 30 de abril de 2019 una conspiración entre los opositores y militares de alto rango estuvo cerca de sacar al hombre que el finado Hugo Chávez dejó en el poder.
Sin embargo, Maduro sugirió en la entrevista con el Post que sus oponentes lo han subestimado enormemente y que se enteró de la conspiración 10 días antes de que surgiera.
Supuestamente había tenido la información, dijo, y dejó “fluir”, correr, a los conspiradores para ver hasta dónde llegaban.
El plan involucró el reclutamiento de leales clave de Maduro, incluido el jefe de la Corte Suprema, Maikel Moreno, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino, y otros funcionarios, destaca The Washington Post.
En la versión de Maduro, Moreno, Padrino y otros funcionarios clave a quienes la oposición pensó que habían «traicionado», realmente habían acudido a él con detalles de la conspiración.
El 20 de abril, dijo, le informaron que su jefe de espías, el general Cristopher Figuera, lo había traicionado, y aseguró al Post que le tendió una trampa a Figuera, quien finalmente escapó a Colombia y luego a Estados Unidos.
«Lo dejé fluir para ver hasta dónde podían llegar los tentáculos de las conspiraciones», dijo. «Veinticuatro horas antes, iba a abortarlo, pero escaparon antes», asevera.
Figuera calificó la historia de Maduro como «falsa».
«Realicé mis funciones normalmente con Maduro hasta el 29 de abril», dijo el exjefe de la agencia de inteligencia SEBIN de Venezuela. “No tenía conocimiento de la conspiración contra él. Él nunca hubiera permitido voluntariamente que Leopoldo López quedara libre”.
En cambio, altos funcionarios estadounidenses, líderes de la oposición y venezolanos influyentes, que están familiarizados con la conspiración, afirman que las conversaciones para ganarse a los leales de Maduro comenzaron muchas semanas antes de que éste afirmara haber sido informado de la conspiración.
¿Cómo si la versión de Maduro es cierta –dicen-, sugiere que sus leales ocultaron la conspiración durante meses antes de compartirla con él?
Guaidó “responsable”
Aunque ha vuelto a recalcar que estaría también dispuesto a sentarse a dialogar con su más activo oponente, el diputado y Presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó; Nicolás Maduro culpó al opositor por lo sucedido el pasado 5 de enero en la AN, cuando efectivos militares le impidieron a aquél entrar a la sesión para la elección parlamentaria.
«Guaidó es responsable de haber perdido la Asamblea Nacional», dijo. “Él y sus errores. No me culpes ahora. Él es el que ahora tiene que responder a Estados Unidos», acusó Maduro.
Luego del tropiezo el día de las elecciones parlamentarias, Guaidó se fue hasta las oficinas del perdiódico El Nacional y terminó elegido por los 100 diputados que le acompañaron. Luis Parra, en ausencia involuntaria de Guaidó, resultó electo en el recinto oficial, de mayoría chavista.
Guaidó no respondió de inmediato el sábado a preguntas del diario estadounidense.
Maduro dijo que seguía dispuesto a sentarse con Guaidó, pero se mostró reacio a cumplir la demanda clave de la oposición: que se retire a favor de un gobierno de transición que renovaría la Corte Suprema y los consejos electorales nacionales para convocar nuevas elecciones.
Ante la referencia a las presiones de la Unión Europea y Estados Unidos, Maduro se mostró desafiante, tal como lo describe The Washington Post.
«¿Quieres que te diga la verdad?», preguntó, inclinándose. «No me importa ni un poco lo que hace Europa o lo que hace Estados Unidos. No nos importa en absoluto. Solo nos importa lo que hacemos… No importa cuántas miles de sanciones, no nos detendrán, ni a Venezuela tampoco».