José Castellanos Contreras rescató 20 veces más judíos que Oskar Schindler. Todos deberían conocer su historia.
Lo llamaron el “Oskar Schindler salvadoreño”, pero en verdad José Castellanos Contreras salvó al menos 25.000 judíos, veinte veces más que Schindler. Llegó la hora de que su historia sea más conocida.
José Castellanos (a veces también conocido con el apellido Contreras), nació en 1893 en El Salvador. Entró al ejército, llegó al rango de Coronel y se convirtió en el Segundo Jefe del Estado Mayor del ejército salvadoreño. En 1938 fue enviado al exterior, primero al Consulado Salvadoreño en Liverpool, Inglaterra, y luego a abrir el nuevo Consulado de El Salvador en Hamburgo, Alemania.
Los nietos del Coronel Castellanos, Álvaro y Boris Castellanos, investigaron la historia de su abuelo y realizaron un documental sobre él titulado “El rescate”. Ellos especulan que los sentimientos antifascistas del Coronel Castellanos lo llevaron a oponerse al tirano de esa época en El Salvador, el General Maximiliano Hernández Martínez, y que esa fue la razón por la que lo enviaron al exterior. Querían sacarlo de El Salvador. Cualquiera sea el motivo que tuvo el gobierno salvadoreño para enviar al Coronel Castellanos a Europa, eventualmente eso salvó la vida de al menos 25.000 judíos.
El Coronel Castellanos se horrorizó por lo que vio en Alemania. Una serie de duros decretos antijudíos impedían que los judíos trabajaran en muchas profesiones, que fueran a la escuela y los excluían de espacios públicos a lo largo del país. El antisemitismo estaba muy extendido. En la noche del 9-10 de noviembre de 1938, las multitudes deambularon por las calles de ciudades y pueblos alemanes, golpearon y mataron judíos; saquearon, quemaron y atacaron casas y negocios judíos. Durante la Noche de los Cristales Rotos (Kristallnacht), como se dio a conocer, asesinaron a cientos de judíos y 30.000 judíos fueron enviados a campos de concentración.
A pesar de la desesperada necesidad que tenían los judíos de salir de Alemania, El Salvador, como la mayoría de los países, se negó a emitir visas para permitirles salir de Alemania. En 1939, el Coronel Castellanos escribió una carta al Ministro de Relaciones Exteriores de El Salvador, describiendo la extrema situación de los judíos en Alemania y suplicándole que emitiera visas para los judíos alemanes. Los ruegos del Coronel Castellanos cayeron en oídos sordos y le dieron a entender que tenía prohibido ayudar.
En 1942, el Coronel Castellanos fue asignado como Cónsul General de El Salvador en Ginebra, Suiza. Allí decidió desobedecer las órdenes y empezar a ayudar a los desesperados judíos. El primer acto de resistencia del Coronel Castellanos fue salvar a su amigo, un empresario judío húngaro llamado Gyorgy Mandl. Mandl cambió su nombre por uno que sonaba más en español, Jorge Mandel-Mantello, y se convirtió en el Primer Secretario del consulado salvadoreño en Ginebra, un puesto y título ficticio que inventó el Coronel Castellanos. El Coronel Castellanos emitió documentos de identidad salvadoreña para Mandel-Mantello y su familia, salvándolos de una potencial deportación.
Muy pronto, el Coronel Castellanos y su “Primer Secretario” Mandel-Mantello comenzaron a emitir pasaportes y visas a otros judíos europeos, identificándolos como ciudadanos de El Salvador. Mientras que visas similares para otros países latinoamericanos se vendían por enormes fortunas en el mercado negro, el Coronel Castellanos nunca cobró por los documentos salvadoreños que él emitió.
A medida que progresó la guerra, el Coronel Castellanos y el Sr. Mandel-Mantello comprendieron que no podían emitir visas con suficiente rapidez para salvar a tantos judíos cuyas vidas estaban en peligro. Por eso distribuyeron secretamente más de 13.000 certificados de ciudadanía salvadoreña, cada preciado documento protegía a una familia entera. Miles de judíos europeos sin ninguna conexión con El Salvador se convirtieron repentinamente en ciudadanos de un pequeño país de América Central, lo que les brindó protección contra la deportación y el arresto.
Al principio, estos certificados fueron enviados de contrabando a judíos que vivían en Francia; eventualmente también llegaron a judíos de Hungría, el país natal del Sr. Mandel-Mandello. En definitiva, hubo judíos de Polonia, Francia, Hungría, Alemania y Checoslovaquia que se convirtieron en ciudadanos de El Salvador. El Coronel Castellanos utilizó su posición diplomática para convencer a los escépticos suizos y a otros oficiales de que los papeles de ciudadanía salvadoreña eran genuinos.
La ciudadanía salvadoreña les permitió a los judíos europeos recibir protección de la Cruz Roja Internacional, la cual garantizaba durante la guerra los derechos de los ciudadanos de países neutrales. En 1944, el Coronel Castellanos le pidió al Consulado Suizo en Budapest que representara también los intereses salvadoreños y de esta forma también el Cónsul Suizo en Budapest trabajó para mantener los derechos de estos nuevos “ciudadanos” salvadoreños y protegerlos de los arrestos masivos que sufría el resto de los judíos húngaros.
En 1944, después de dos años de emitir en secreto miles de visas, pasaportes y certificados de ciudadanía, el Coronel Castellanos finalmente recibió permiso de El Salvador para continuar con su trabajo y salvar vidas abiertamente. Él y el Sr. Mandel-Mantello aumentaron el número de documentos que imprimían, ganando eventualmente un aliado en Budapest: Carl Lutz, el vicecónsul en el Consulado Suizo en la capital de Hungría.
Con la ayuda de Lutz, El Salvador emitió miles de documentos notariados que parecían oficiales, garantizando ciudadanía y protección a los judíos en Hungría, Polonia y otros países europeos, quienes de otra forma hubieran muerto. Cuando se difundió el rumor sobre las visas salvadoreñas emitidas en Hungría, Carl Lutz mudó su centro de producción a una fábrica de vidrio abandonada, en donde tenía más espacio para emitir documentos de ciudadanía salvadoreña. Se estima que entre 30.000 y 50.000 judíos lograron salvarse en la Segunda Guerra Mundial por lo que algunos llaman la “Acción El Salvador”.
Después de la guerra, el Coronel Castellanos vivió una vida tranquila, prácticamente sin mencionar su heroísmo durante la guerra. El escritor León Uris localizó en 1972 al ya retirado José Castellanos y en 1976 dio su única charla sobre sus actividades durante la guerra en una breve entrevista radial. Luego de la Segunda Guerra Mundial lo enviaron a Londres y de allí José Castellanos regresó a casa y se jubiló. Falleció en El Salvador en 1977.
Frieda García, la hija de Castellanos, recuerda que su padre le quitaba importancia a su heroísmo y rara vez hablaba de las miles de vidas que salvó. “Cada vez que le preguntaba, me decía que él no hizo nada que otra persona en su lugar no hubiese hecho”, recuerda su hija.
En 1999, la Municipalidad de Jerusalén honró al Coronel Castellanos, nombrando una calle del barrio Guivat Masua “Calle El Salvador” y le agradeció a la nieta del Coronel Castellanos, quien asistió a la ceremonia en honor al heroísmo de su abuelo. En el año 2010, el Coronel José Arturo Castellanos Contreras fue honrado por Yad Vashem como un “Justo entre las naciones” y plantaron un árbol en su homenaje.
En el 2012, cuando el Coronel Castellanos fue honrado por la Liga Antidifamación, su hija Frieda Castellanos de García comentó que ahora es más importante que nunca recordar el legado de su padre. “Estas historias deben contarse”, aseguró. “Algunos líderes del mundo niegan la historia del Holocausto. La única forma en que podemos evitar otro espantoso Holocausto es dejando que la gente sepa que realmente existió”.