Se trataría de la segunda derrota consecutiva de Jeremy Corbyn como líder del Partido Laborista, quien carga con acusaciones de antisemitismo y de negligencia para combatir dicho fenómeno entre sus filas, el cual dirige desde el año 2015.
De acuerdo a las primeras encuestas de salida al cierre de casillas en esta jornada electoral en Reino Unido, el Partido Conservador apunta a obtener 368 escaños, mientras que el Partido Laborista de Jeremy Corbyn apenas alcanzaría 191 escaños de los 650 que componen a la Cámara de los Comunes del Parlamento Británico.
Medios británicos indican que, de confirmarse los datos al conteo final de votos, podría tratarse de la mayor victoria del Partido Conservador desde 1987, en la época de la fallecida primera ministra Margaret Thatcher, así como de la peor derrota del Partido Laborista desde 1935.
En las elecciones de junio de 2017, el Partido Laborista obtuvo 262 escaños, lo que indicaría, según las primeras encuestas de salida de estas elecciones, una pérdida de al menos 71 escaños a dos años de distancia.
Ante las crecientes acusaciones de antisemitismo en el Partido Laborista, en un hecho inédito, el rabino principal ortodoxo de Reino Unido, Ephraim Mirvis, llegó a expresar su preocupación a finales de noviembre de una posible victoria de Corbyn en estas elecciones, a quien acusó de permitir que proliferara el “veneno” del antisemitismo desde la cúpula del partido. Corbyn niega totalmente las acusaciones en su contra.
Contrario a Corbyn, que ha llamado incluso “amigos” a Hezbolá y Hamás, Johnson se ha declarado abiertamente a favor de Israel, además de considerarse un “sionista apasionado“. Durante su juventud fue voluntario en un Kibutz en Israel.