Después de que Gantz y Netanyahu no logran construir un gobierno, una ley electoral nunca antes utilizada abre la última ventana para que cualquier legislador obtenga el respaldo de la mayoría, o se desencadenarán nuevas elecciones
El sistema político de Israel estaba listo para hacer historia el jueves, entrando por primera vez en un período de gracia de 21 días especialmente designado en el que cualquier miembro de la Knéset tendrá la oportunidad de convertirse en primer ministro.
El presidente de Kajol Lavan, Benny Gantz, dijo el miércoles por la noche que no había podido formar un gobierno de coalición, y le devolvió el mandato al presidente Reuven Rivlin después de 28 días. El primer ministro Benjamin Netanyahu tampoco logró formar una coalición tras disponer de la primera oportunidad de formar gobierno después de las elecciones del 17 de septiembre.
La oficina de Rivlin dijo el miércoles que el presidente informaría al presidente de la Knéset, Yuli Edelstein, el jueves por la mañana que había comenzado el período de gracia de tres semanas.
Si no se aprueba dicho gobierno, la 22ª Knéset debe ser disuelta e Israel se encontrará en camino a su tercera elección en el lapso de un año.
Tanto Rivlin como el asesor legal de la Knéset, Eyal Yinon, emitieron anuncios especiales y directivas el miércoles sobre las reglas para los próximos 21 días, ya que Israel nunca antes había experimentado esta fase del proceso electoral.
Yinon escribió que los legisladores podrán recomendar a más de un candidato, que será aceptado por orden de llegada.
Si el 11 de diciembre se aprueba sin un nuevo primer ministro designado, la ley exige que la Knéset se disuelva, con el día de las elecciones programado para un martes al menos 90 días después. Por lo tanto, las elecciones para la 23ª Knéset probablemente tendrían lugar a principios de marzo.
Con el 10 de marzo de 2020, que probablemente sea el martes más cercano, que también es el día de Purim, la votación puede ser movida para que no coincida con la festividad judía.
El sistema político de Israel ha estado en un estancamiento sin precedentes desde las elecciones del 9 de abril, cuando no logró producir un gobierno.
Cuando las conversaciones de la coalición colapsaron el 30 de mayo, Netanyahu, temiendo que el mandato fuera a manos de su rival Gantz, presionó al Likud y a otros partidos a votar para disolver la breve 21ª Knéset, desencadenando nuevas elecciones el 17 de septiembre.
Pero esa votación tampoco produjo un ganador claro, y al no poder Netanyahu formar una coalición a mediados de octubre, la oportunidad fue para Gantz.
Rivlin instó a ambos líderes a formar un gobierno de unidad de Kajol Lavan y Likud. Sugirió un acuerdo para compartir el poder mediante el cual, indicó, Netanyahu tomaría un permiso de ausencia si es acusado en los tres casos de corrupción pendientes en su contra. Se espera que el fiscal general anuncie cargos contra Netanyahu en los próximos días.
Pero las conversaciones quebraron en torno a quién sería el primer ministro primero; la insistencia de Netanyahu en negociar en nombre del bloque de 55 legisladores de derecha y religiosos que lo respaldaron; y la negativa de Gantz a servir bajo el primer ministro que enfrenta cargos criminales.