Se presentó en campaña como «el candidato del cambio» y, con su contundente victoria, ya consiguió uno histórico.
Nayib Bukele consiguió acabar con la alternancia en el poder de los dos partidos que gobernaron El Salvador en los últimos 30 años y este 1 de junio asume como presidente del país centroamericano.
La promesa de hacer «política diferente» por parte de quien, con 37 años, será el presidente más joven en la actualidad de un país de América Latina logró convencer.
Bukele solo necesitó una ronda para vencer a los candidatos de la coalición conservadora ARENA y del izquierdista FMLN, al que pertenece el presidente saliente Salvador Sánchez Cerén.
Ambos partidos son los que han marcado la política salvadoreña desde el fin de la guerra civil (1980-1992) en una sociedad claramente polarizada entre la tradicional «izquierda y derecha».
Bukele, que fue alcalde de San Salvador con el FMLN, ganó las elecciones bajo las siglas del derechista GANA, una escisión de ARENA salpicada por conocidos casos de corrupción.
Es difícil por tanto, de encasillar políticamente. Su paso por partidos de tendencia completamente opuesta arroja grandes incógnitas sobre algunas líneas básicas de lo que será su gobierno que, además, deberá lidiar con una Asamblea Legislativa dominada por la oposición.
El candidato de las redes sociales
Nacido en una familia de origen palestino, Nayib Bukele protagonizó una campaña con estilo propio que lo hizo ser considerado como la alternativa para una población cansada de los partidos tradicionales.
Con una imagen caracterizada por chaqueta de cuero y lentes de sol, Bukele despertó especialmente la atención de jóvenes y «millennials» gracias a su presencia en redes sociales en las que acumula experiencia como empresario del mundo del marketing y la publicidad.
«Más que una persona, Bukele es un mito que se ha creado alrededor de él y que muy poca gente conoce. Ha hecho muy bien su campaña publicitaria dirigiéndola desde una burbuja», critica el empresario Rafael Castellanos, empresario salvadoreño afín a la derecha.
El nuevo presidente salvadoreño comenzó a estudiar Derecho, aunque no terminó la carrera y se puso al frente de la empresa de publicidad de su padre.
Quienes lo conocen destacan su inteligencia, innovación y conocimiento de la problemática de El Salvador, especialmente después de sus años como alcalde del pequeño Nuevo Cuscatlán y posteriormente de la capital, San Salvador.
En ambos municipios lo hizo como miembro del FMLN del que, tras discrepancias internas, fue expulsado en 2017.
«Bukele discutió al gobierno medidas como la retirada de algunos subsidios, se quiso posicionar como una persona progresista y acabó quitando votos no a ARENA sino al gobierno», le dice a BBC Mundo César Villalona, economista e investigador social.
Otro de los motivos fue el conflicto que mantuvo con Xochilt Marchelli, líder de una comuna capitalina por el FMLN, y que acabó en los tribunales. Marchelli acusó a Bukele de lanzarle una manzana y llamarla «bruja» durante una sesión del concejo municipal. Bukele lo negó.
Tras su salida del Frente se posicionó como líder de Nuevas Ideas, un movimiento que no pudo concurrir a las elecciones por no inscribirse a tiempo como partido político, lo que obligó a Bukele a buscar una salida de emergencia.
Fue en ese escenario que, a escasos minutos de que venciera el plazo, Bukele sorprendió al inscribirse como candidato de una formación radicalmente opuesta al FMLN: la conservadora GANA.
Para destacar la lucha contra la corrupción como uno de sus máximos estandartes, Bukele popularizó el lema «El dinero alcanza cuando nadie roba». También anunció que apoyará la creación de una comisión contra la impunidad en el país con acompañamiento internacional, como se hizo en las vecinas Guatemala y Honduras.
Pero Rafael Castellanos subraya cómo ha acabado en GANA, «una creación del expresidente (Antonio) Saca (condenado a diez años de cárcel por desvío y lavado de millones de fondos públicos durante su gobierno) y de alguna de la gente más corrupta de la política».
¿Izquierda o derecha?
Roberto Cañas, analista y excomandante del FMLN, asegura que -al margen de banderas políticas- fue Bukele el que logró el apoyo de los salvadoreños desesperanzados por la gestión de ARENA y el Frente.
«En El Salvador, en estos momentos, la etiqueta de izquierda o derecha no alcanza a definir lo que está pasando. La figura de Bukele es la determinante»
«Bukele no está vinculado a ese pasado político de El Salvador en el que se decía que eras de ARENA o del FMLN. Es un hombre sin prejuicios ideológicos, no mira hacia atrás sino que piensa en construir un futuro diferente para el país», coincide Walter Araujo, expresidente de ARENA y promotor de Nuevas Ideas.
Castellanos también cree difícil encasillar a Bukele como alguien de izquierda o derecha, pero él lo define como «un populista clásico que apela a los sentimientos en contra, aprovecha los movimientos viscerales de la gente descontenta».
La pregunta ahora es ¿qué papel jugará en su futuro gobierno GANA, el partido de derechas que le permitió presentarse a las elecciones y al que evitó mencionar o criticar en campaña?
Expertos consultados coinciden al señalar que el pacto firmado se reducía a una coalición para participar en los comicios, pero no descartan que la relación continúe.
Para Araujo, GANA ya tuvo un rédito con este pacto que se puede concretar en la deuda política (el acceso a fondos que el Estado da por cada voto conseguido) y el impulso y renovación del partido de cara a las próximas elecciones legislativas y municipales en 2021.
¿Un gobierno de debilidad?
Pocos días antes de las elecciones, Bukele aseguró que «ningún partido político tendrá cuotas o podrá asignar cargos en el gobierno», ya que el único autorizado será la figura del presidente.
«Si jamás permití que la cúpula del FMLN me diera órdenes, menos lo permitiré de dirigentes de otros partidos», aseguró tajante en sus redes sociales.
El economista César Villalona cree que a Bukele «se le hará muy difícil prescindir de GANA» por su difícil situación en la Asamblea Legislativa, dominada por ARENA y sus socios (49 escaños), frente a los 23 del FMLN y solo 11 de GANA y su aliado CD.
«No tiene mayoría de ningún tipo. Y si además tuviera conflicto con GANA, quedaría aún peor. Sería un gobierno de mucha debilidad, que vendría con desestabilización, y hay sectores oligarcas que les preocupa que a los seis meses haya aquí una decepción, porque la gente quiere empleo, ingresos… y eso no es tan fácil», afirma.
Para Roberto Cañas, la clave está en el equipo del que se rodee Bukele («él va a ser un director de orquesta, necesita un gabinete que tenga competencia para dirigir el país», dice) y de su capacidad de llegar a acuerdos.
«No puede gobernar para la mitad del país, porque hay un sector importante de ARENA que va a ser fuerte oposición».
«Para salir adelante necesita consensos de país que van a ser entendibles por todos en la medida que llegarán en un momento en que El Salvador sale adelante, o El Salvador entero se hunde», afirma.
Violencia, pobreza y política exterior
Entre los grandes problemas a los que Bukele tendrá que hacer frente está el de la violencia, especialmente sangrante en el país con mayor tasa de homicidios del mundo.
Respecto a la política de actuación frente a las pandillas, poco se sabe todavía de cuál será el plan del nuevo gobierno.
Pero en términos generales, Bukele apuesta por la prevención y dice no defender el diálogo con estos grupos.
El diario digital salvadoreño El Faro publicó el año pasado que Bukele pactó con las pandillas cuando era alcalde de la capital. El empresario niega haberles pagado y afirma que lo que hizo fue «lidiar» con ellas, invirtiendo y generando beneficios en sus comunidades.
Su otro gran desafío será mejorar la situación económica y escasez de empleo en el país, uno de los principales motivos por el que miles de personas aseguran que se ven obligadas a emigrar al norte cada año.
«Bukele debe tener una visión internacional para articular relaciones diplomáticas importantes, especialmente con Estados Unidos que es donde se encuentra la mayoría de salvadoreños que han emigrado», dice Roberto Cañas.
En esa misma área de política exterior, Bukele ya marcó la diferencia sobre la postura que piensa mantener con países como Venezuela o Nicaragua, públicamente apoyados por el presidente saliente Sánchez Cerén.
«Dictadores como Maduro en Venezuela, Ortega en Nicaragua y Juan Orlando (Hernández) en Honduras jamás tendrán legitimidad porque se mantienen en el poder a la fuerza y no respetan a los pueblos», escribió en Twitter.
«Dictador es dictador. De ‘derecha’ o de ‘izquierda'», aseguró.
Ahora está por ver cuáles serán sus movimientos y posiciones en lo que será el primer gobierno salvadoreño sin la bandera de ARENA o el FMLN al frente.
fuente:bbcmundo
* Este artículo fue publicado en febrero con motivo del triunfo de Bukele en las elecciones y ha sido actualizado por su asunción como presidente de El Salvador este sábado.