Judíos celebran con fogatas la festividad de Lag Baomer

Entre cánticos, bailes y hogueras cerca de medio millón de judíos conmemoraron la festividad de Lag Baomer en el Monte Merón de la Galilea (Israel), una pequeña colina que se convierte en el epicentro del país durante unas horas por al aluvión de gente que asiste al tradicional evento.

Ante una gran expectación y en un ambiente festivo, los asistentes esperaron al momento en que un rabino encendía una hoguera preparada con algodón en el lugar donde se encuentra la tumba del rabino Shimon Ben Yojai, considerado un erudito de la Torá que desveló grandes secretos de la «kabbalah» (misticismo judío) el día de su muerte en el siglo II.

Solo los hombres pudieron entrar al recinto donde se prende el fuego, que recibieron con cánticos y bailes en un espacio totalmente masificado, mientras que las mujeres seguían la ceremonia, muchas de ellas rezando, a las puertas del recinto.

«Es el evento judío más grande del mundo», aseguró el ministro de Asuntos Religiosos de Israel, Yiztak Vaknin, sobre esta festividad que de acuerdo al calendario hebreo es una menor, pero no entre judíos de todo el espectro, desde seculares a ultraortodoxos, que lo siguen multitudinariamente.

«Aquí, hace dos mil años, había un hombre muy sagrado que nos enseñó cosas del judaísmo», explica Rifka, una mujer de Mea Sherim, un conocido barrio ultraortodoxo de Jerusalén donde hoy también se encendían fogatas, que destaca que Bar Yojai profundizó en la conexión entre el cuerpo y el alma.

Rifka lleva treinta años asistiendo al acto, desde que lo descubrió a pesar de las advertencias que había recibido de que se trataba de «un acto para gente primitiva», una reticencia que podría estar causada por el hecho de que algunos ven raíces paganas en una festividad en la que el fuego juega un papel fundamental.

Según cuenta la tradición, la fecha, que lleva siglos conmemorándose, coincide con la del nacimiento y muerte de Ben Yojai, una idea que desconcierta inicialmente por la efusividad de los festejos junto a la tumba del rabino.

Pero como cuenta Yitzak Pindrus, un parlamentario del partido Judaísmo Unido por la Torá que también se desplazó hasta la Galilea, tiene que ver con la interpretación «mística» de la festividad, marcada por la felicidad y durante la que se corta el pelo por primera vez a los niños de tres años para que consigan unos característicos tirabuzones que lucen algunos judíos.

Pindrus narra la historia que se repite hoy entre los que quieren aclarar los orígenes inciertos del evento.

En el siglo II, 24.000 estudiantes de la Torá murieron en poco más de un mes «porque no actuaron respetuosamente entre ellos». Sin embargo, a partir de la jornada 33 después de la Pascua Judía, el «Lag», «dejaron de morir», salvándose solo cinco, entre los que estaba Shimon Bar Yojai, explica.

Por eso los judíos celebran con alegría el fin de un período de luto durante el que los más conservadores no permiten los cortes de pelo, las bodas o incluso la música. EFE

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