La primera dama de un país centroamericano con cinco millones de habitantes es considerada más influyente que el primer ministro de Irlanda, Leo Varadkar; o que la pareja formada por el príncipe Harry y Meghan Markle.
El reconocimiento es para Claudia Dobles, esposa del presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado.
En mayo, la revista Fortune la situó en el puesto número 15 de su lista de los 50 líderes más importantes del planeta.
La publicación destaca su ambicioso plan de «descarbonizar» Costa Rica antes de 2050 y revolucionar su transporte apostando por un modelo eléctrico libre de carbono.
Todo esto, en un país que ya es considerado referente mundial por muchas de sus políticas e hitos medioambientales.
Arquitecta y urbanista de 38 años, Dobles llegó pisando fuerte desde que su marido ganó las elecciones hace poco más de un año y demostró no tener la más mínima intención de emular el rol simbólico que caracteriza a muchas primeras damas de la región.
Esto le valió no pocas críticas e incluso el recelo de quienes creen que, tras su liderazgo al frente de tan grandes proyectos, se esconde en realidad la idea de suceder a su esposo en la presidencia cuando su mandato acabe en 2022.
Pero, ¿qué hace en su día día la primera dama de Costa Rica?
¿Le sorprendió aparecer en la lista de Fortune?
Nosotros nos enteramos cuando apareció la publicación, no supimos nada antes. Fue un agrado, una sorpresa que tomamos con mucha responsabilidad.
Lo asumo también como un reconocimiento al país, un esfuerzo por hacer transformaciones que Costa Rica debe enfrentar de cara a la Cuarta Revolución Industrial. Esto va muy de la mano con temas de descarbonización, de cambio climático.
De hecho, ese proyecto de descarbonización para el año 2050 es la principal razón por la que Fortune la incluyó en su lista. ¿De qué se trata?
El Plan Nacional de Descarbonización que se lanzó en febrero es un plan de acción integral que entiende que la descarbonización está ligada a la economía y que es un proceso complejo.
Se centra en dos grandes áreas. La primera es todo el tema de transporte, donde el despacho de la primera dama está colaborando más activamente. Y la otra es el sector agroalimentario, en el sentido de cómo aportar financiamiento para generar tecnología que pueda bajar las emisiones de carbono de ese sector.
No, yo no voy a aspirar a la presidencia»
¿Cómo están trabajando para mejorar el sistema de transporte?
Actualmente tenemos «nota roja» por nuestra huella de carbono, pero en un contexto muy favorable para una transformación positiva. Nuestra matriz eléctrica es casi 100% limpia, así que tenemos una ventaja que muchos otros países no tienen. Uno puede hacer todo un cambio de la flota vehicular de combustibles fósiles a energía eléctrica, pero si la matriz no es limpia, realmente no terminamos de cerrar el círculo.
Nos estamos enfocando en mejorar el sistema de transporte público, independiente de que se mueva por combustibles fósiles o electricidad. Si tuviéramos un sistema integrado de transporte público, bajaría nuestra huella de carbono.
A corto plazo, los objetivos son la adjudicación de un sistema de tren eléctrico del área metropolitana que uniría cuatro de las siete provincias. Es una oportunidad para generar una especie de espina dorsal para un nuevo sistema, con una modernización de todo el sistema de buses que sea integrado a este tren eléctrico. A eso queremos sumar una red de ciclovías que puedan conectarse con estaciones de tren, el sistema de buses y las redes peatonales.
¿Y cómo están impulsando ese cambio de vehículos hacia el uso de energía limpia?
Tenemos una ley de incentivos para vehículos eléctricos que los exonera del pago de algunos impuestos. En el sector privado lo estamos haciendo a través de incentivos.
En cuanto al transporte público, en Costa Rica se da por concesión y no tiene subsidio. Entonces tenemos que acompañar al sector privado para que pueda hacer el cambio de flota vehicular. Si no incorporamos herramientas financieras que les permitan hacer la transición, ese costo se lo pueden terminar transfiriendo a la tarifa que paga la gente y terminamos en un círculo vicioso. Con ellos estamos buscando crédito blandos, créditos verdes, que tengan condiciones muchísimo más favorables, con plazos más extensos, para que no se provoque un impacto en la tarifa.
La primera dama no tiene una responsabilidad legal de rendición de cuentas, pero sí a nivel politico. Es un compromiso moral. Y ese pesa igual, o más”
Todo esto entra en esa marca de «Costa Rica verde» que tiene el país. Siempre llama la atención que un país territorialmente tan pequeño aparezca en los primeros lugares de rankings medioambientales. ¿Qué supone esta imagen tan consolidada para Costa Rica?
Es un orgullo y también una responsabilidad. Si Costa Rica, que es un país con grandes retos en su economía, puede generar una ruta de acción clara, ¿cómo otros países no van a poder hacerlo? Esto es un llamado para que otros países se unan. Costa Rica no va a sacar la tarea solo.
A usted no se le está viendo como a muchas otras primeras damas que tienen un rol más simbólico, sino que está al frente de grandes proyectos. ¿Dónde está definida su responsabilidad?
Creo que, en términos generales, los despachos de las primeras damas no tienen un marco legal que regule cuáles son sus funciones.
Yo lo veo como una gran ventaja. No hay una obligatoriedad de asumir ciertas tareas y, por lo tanto, cada primera dama puede moldear su función de acuerdo a sus capacidades y sus intereses. Yo soy arquitecta, en mi vida trabajé en proyectos de planificación urbana, donde siempre el tema del transporte público es uno de los componentes principales si uno quiere hacer una planificación más adecuada y darle respuestas a la gente.
Yo siempre he tenido esa vena y el presidente me ha permitido que colabore con su equipo en estos temas.
¿Entonces tendrá usted que rendir cuentas sobre estos proyectos al acabar la legislatura?
Rendir cuentas tiene dos componentes. Uno que es legal, donde el despacho de la primera dama no tiene una responsabilidad. Lo que hacemos es trabajar con los rectores para coordinar los proyectos de una manera más rápida.
Pero sí hay una rendición de cuentas a nivel político. Nosotros nos sentimos responsables de que esos proyectos salgan. En el caso de la primera dama no es un compromiso legal, pero es un compromiso moral. Y ese pesa igual, o más.
¿Qué les dice a quienes dicen que votaron por el presidente Alvarado y no por usted para ponerse al frente de proyectos clave para el país?
Les diría que eso lo tengo muy claro.Yo lo que procuro es ponerme al servicio del presidente y de la ciudadanía, en lo que yo pueda colaborar y ayudar.
En efecto, yo no fui electa mediante una elección popular, pero estoy en una posición de privilegio donde tenemos una plataforma importante que puede mover y agilizar proyectos, que los puede mejorar. El despacho de las primeras damas tiene una capacidad de convocatoria importante y eso podría ser un espacio de coordinación de mucho potencial. Eso es lo que nosotros estamos intentando hacer.
No hay una obligatoriedad de asumir ciertas tareas y, por lo tanto, cada primera dama puede moldear su función de acuerdo a sus capacidades y sus intereses”
En materia de transporte, ¿en qué otro país de la región le parece que se han hecho bien las cosas?
El transporte público siempre generará retos, porque siempre está evolucionando, nunca vamos a llegar a la meta.
Pero creo que muchísimos países de América Latina están haciendo avances importantes en mejorar el sistema de transporte público, otros en cambio de flota vehicular a energías limpias como es el caso de Chile, que hay que aplaudirlo.
En la región hay un entendimiento de que si queremos que nuestras ciudades sean competitivas, vigentes en el desarrollo y generar oportunidades a la población, necesitamos mejorar nuestros sistemas de transporte público. Y creo que se está haciendo.
Para mejorar la infraestructura y la movilidad urbana se requiere dinero. Pero justamente ese es uno de los principales problemas de Costa Rica: un gran déficit fiscal. ¿Cómo van a financiar las obras si el gobierno tiene que recortar gastos?
Nuestra apuesta son las alianzas público-privadas, en donde para proyectos muy grandes o megaproyectos, el Estado aporta un porcentaje menor y el sector privado un porcentaje mayor del total de la inversión.
En el contexto que tenemos, pensamos que es el modelo que nos conviene más porque tenemos un problema de liquidez y eso nos resuelve. Y para resultar atractivos hacia esa inversión privada, estamos generando estudios de factibilidad robustos y sólidos.
¿Cómo incorpora el gobierno a sus políticas a las miles de personas nicaragüenses que llegaron a Costa Rica huyendo de la crisis sociopolítica que se vive en su país? ¿Qué recepción cree que le están dando los ticos?
Costa Rica es un país respetuoso de la paz y de los derechos humanos, está en nuestra historia y nuestro ADN. Costa Rica aboga la resolución de conflictos de manera pacífica: para Nicaragua o cualquier otro país que esté atravesando una crisis social.
En el caso de Nicaragua, lo que le sucede tiene un impacto directo a Costa Rica. Eso es innegable, somos vecinos, somos sociedades que tenemos lazos hasta de sangre. Somos dos países estrechamente ligados en lo social y económico.
Estamos procurando recibir hasta donde el país puede a gente que está buscando refugio. Por supuesto que llega un punto donde la institucionalidad y nuestra misma legalidad no nos permite darle todas las respuestas a esa población, así que esperamos que resuelva su situación de una manera pacífica y ojalá lo antes posible, sobre todo por la gente, no solamente la que está llegando a Costa Rica sino también la que está en Nicaragua.
Por último, ¿no tiene ninguna intención de presentarse como candidata a la presidencia de Costa Rica en 2022, como muchos aseguran?
No. Creo firmemente que uno puede hacer el cambio desde donde esté. Las cosas por las que estamos trabajando van a trascender a este gobierno, porque son procesos a largo plazo, transformaciones que no le corresponden a una administración, ni a dos ni a tres.
Seguiremos participando -tanto Carlos como yo- y aportando desde donde quiera que vayamos a estar. Pero no, yo no voy a aspirar a la presidencia.
fuente:bbcmundo