Durante el Holocausto los judíos intentaron frente a todas las dificultades mantener su tradición y costumbres milenarias.
La festividad de Pesaj presentaba un reto especialmente difícil por las condiciones especiales de la fiesta y las limitaciones alimenticias.
Mientras para los judíos de hoy en día cumplir con la festividad de Pesaj es una cuestión de voluntad y bastante posible por la variedad de productos y facilidades, para los judíos durante el Holocausto era muchas veces un sueño.
En el campo de concentración de Bergen Belsen, ante la imposibilidad de cuidar las leyes de Pesaj, los líderes religiosos decidieron escribir una oración a Dios antes de comer «Jametz» (los alimentos prohibidos en Pesaj), pidiendo perdón por la acción pero con la esperanza de que pronto puedan tener un futuro en libertad.
«Antes de comer Jametz, dirá con plena intención en su corazón:
Avinu Shebashamaim, nuestro Padre en los cielos, Tú sabes que nuestra voluntad es hacer Tu voluntad y celebrar la festividad de Pesaj comiendo Matzá y cuidándonos de no comer Jametz pero es un dolor para nuestro corazón que la esclavitud nos retenga y estemos en peligro de vida.
Estamos listos y dispuestos a cumplir tus mandamientos y vivir en ellos. Y cumplir con tu advertencia: «Cuídate y cuida mucho tu alma».
Por lo tanto nuestra oración a Ti es que nos des vida, nos hagas sobrevivir y nos salves rápidamente para cumplir con Tu ley y hacer Tu voluntad y servirte con el corazón pleno». Aurora