Las elecciones del 9 de abril pasado en Israel resultaron las más reñidas desde hace una década. El bloque político del primer ministro, el conservador, Benjamín Netanyahu triunfó por un pequeño margen contra el de su rival centrista, el exgeneral Benny Gantz. Netanyahu obtuvo una ventaja de solo 14 mil votos sobre el partido azul y blanco (cajol-laban) de Gantz, empero, en la paridad de bancas en el Parlamento (Knéset) tuvo mejor posicionamiento por el partido Likud de Netanyahu para formar un gobierno de coalición.
El Poder Legislativo de Israel está compuesto por 120 miembros y nunca en la historia un partido ha alcanzado la mayoría absoluta, por lo que la designación del primer ministro siempre ha dependido de las capacidades de negociación que tienen los aspirantes parlamentarios para formar coaliciones. Así, Netanyahu iniciará su quinto mandato consecutivo, aunque previamente de 1996 a 1999 también ocupó ese cargo.
El bloque azul y blanco (cajol-laban) que lidera Gantz agrupa al Partido Laborista, una fuerza venida a menos que históricamente dominó la Knéset y cayó al sexto lugar con 6 escaños (4.46% del total) y con la izquierda pacifista de Meretz que aparentemente obtuvo 5 escaños.
Cabe mencionar que la participación electoral bajó a 67.8%, comparado con 71.8% en las elecciones de marzo del 2015. El descenso se explica por la apatía de ciertos sectores jóvenes que no confían en el sistema político que también la tienen los árabes israelíes quienes se estima que en las pasadas elecciones votaron el 51.0% del total de los que tiene derecho a ejercer su voto, frente a 64.0% en las elecciones de marzo del 2015. En este ámbito, de los casi 5.9 millones de ciudadanos israelíes con derecho a voto, 950 mil son árabes israelíes (16.0%); este segmento de la población representa a 20.0% del total de los ciudadanos israelíes.
Los árabes israelíes han mejorado su nivel de vida en las dos últimas décadas; asimismo, se ha incrementado su participación en actividades profesionales, como médicos en hospitales y en las universidades, entre otras. Sin embargo, lo que ha provocado la disminución en la última votación se vincula con las fallas de sus representantes políticos en la Knéset y la percepción del deterioro de la vida política israelí, principalmente.
El actual bloque conservador de Netanyahu con 5 partidos de derecha, nacionalistas religiosos, colonos y 4 ultraortodoxos podría formar un nuevo gobierno similar con 65 escaños.
La previsión de chantaje político continuado es particularmente creíble en el campo de la derecha, donde los partidos ultraortodoxos – Unión por la Torá y el Judaísmo (judío askenazi, y Shas (sefardí u oriental) – suelen succionar fondos para sus instituciones religiosas y centros educativos. El partido Israel, Nuestra Casa también rozaba la exclusión. Liderado por el exministro de Defensa y Exteriores Avigdor Lieberman, defiende solo los intereses de la comunidad de origen ruso, laica pero ultraconservadora. La Unión de Partidos de Derecha mientras tanto, en la que priman los colonos religiosos de Cisjordania, ha incorporado a la formación Fuerza Judía, heredera del partido racista Kach, proscrito hace tres décadas y caracterizado por la violencia hacia los palestinos que propugnaba su jefe de filas, el rabino Meir Kahane.
Se considera que la fragmentación de las coaliciones posibles apunte nuevamente a que las exigencias de los partidos minoritarios se tomen disparatadas, tanto en cartera como en presupuestos, muy por arriba de su representación real; de aquí el alejamiento de varios sectores de la población de la vida política.
El largo historial de acciones positivas de Netanyahu en su desempeño en la vida política, económica y social de Israel nulifican todo intento de calificarlo como soberbio y dictatorial. Durante la última década, con Netanyahu como Primer Ministro, la economía de Israel reflejó prosperidad de la población; el país se consolidó como una potencia tecnológica de vanguardia y las relaciones diplomáticas de Israel se expandieron en el mundo, particularmente con Europa Oriental, África, América Latina, China, India y Japón. Asimismo, ha manejado sus relaciones con vecinos hostiles, Egipto y Jordania, y “por debajo del agua con Arabia Saudita, que disputa la hegemonía regional a Irán y Turquía, principalmente.
Israel se ha convertido en un país seguro a pesar de enfrentar conflictos bélicos con Hamás y Hezbolá y los actos terroristas promovidos por la propia Autoridad Palestina. Bajo el gobierno de Netanyahu y su cercanía al presidente Trump, EUA salió del Pacto Nuclear de Irán, realizó el desplazamiento de la Embajada de EUA en Israel de Tel Aviv a Jerusalén y reconoció la soberanía de Israel sobre los estratégicos Altos del Golán. Asimismo, EUA canceló el apoyo económico a los palestinos.
Netanyahu tiene un amplio Curriculum Vitae: fue soldado, comandante de elite, diplomático, consultor económico, escritor, Parlamentario, líder de oposición, primer ministro de defensa, ministro de relaciones exteriores, ministro de hacienda y ministro de comunicación; “fue un elocuente embajador ante las Naciones Unidas, un foro hostil a Israel”. Su formación académica fue en la Universidad de Harvard y del Massachusetts Institute of Technology (MIT).
Un reto mayor que Netanyahu planteó en los últimos 3 días de su campaña política es que anexionará a Israel partes de los territorios palestinos ocupados, donde la comunidad internacional apuesta por crear el futuro Estado Palestino, lo hará de manera gradual “para conseguir un acuerdo con EUA sobre ello”. Netanyahu señaló “que no desarraigará a ninguno de los colonos y no los transferirá a la soberanía de los palestinos”, aseguró “que no dividirá Jerusalén y garantizará que Israel controle el territorio al Oeste del río Jordán”.
La anexión de los asentamientos por parte de Israel no coincide con el Plan de Paz de EUA, que prevé la creación de un Estado Palestinos, de hecho Netanyahu ha desechado la creación del mismo; “no aceptó la creación de dos Estados”. Políticamente no se considera viable que EUA apoye la anexión de parte de territorios de Cisjordania y prácticamente la de Jerusalén Este.
Por otra parte, Netanyahu enfrentará una fuerte oposición en la Knéset del partido de Gantz, quien expresó que “estamos en un momento sumamente importante para Israel, hemos alcanzado un resultado extraordinario, más de un millón de personas apoyaron a un partido que no existía hace 10 semanas”.
“Reamente creamos una verdadera alternativa de gobierno, nuestro partido en 70 días alcanzó la misma cantidad de asientos en la Knéset que un partido que existe desde la década de los setenta; a la coalición le amargaremos la vida, convertiremos la Knéset en un verdadero campo de batalla”.