Muy despacio, cuidadosamente, jóvenes soldados sacan de la tierra huesos humanos enterrados hace décadas. Junto con los restos hay trozos de tela y suelas de zapatos.
Están descubriendo un capítulo poco conocido del Holocausto en el oeste de Bielorrusia.
La fosa común fue descubierta durante los trabajos de construcción de un bloque de apartamentos de lujo.
Desde entonces, soldados especialmente entrenados han desenterrado los restos de más de 1.000 judíos, asesinados cuando la ciudad de Brest fue ocupada por la Alemania nazi.
«Los cráneos tienen agujeros de bala», dice Dmitry Kaminsky.
Su equipo militar generalmente busca los restos de soldados soviéticos. Aquí, en cambio, han encontrado pequeños cráneos de adolescentes y un esqueleto femenino con los restos de un bebé, como si ella lo hubiera estado acunando.
Miles de ejecuciones
Antes de la Segunda Guerra Mundial, casi la mitad de los 50.000 habitantes de Brest eran judíos.
Más de 5.000 hombres fueron ejecutados poco después de la invasión alemana en junio de 1941.
Los que quedaron fueron llevados al gueto: varias cuadras del centro de la ciudad rodeadas de alambre de púas.
En octubre de 1942, llegó la orden de eliminarlos.
Los subieron a trenes de carga en los que viajaron durante más de 100 km hasta un bosque. En Bronnaya Gora, miles más fueron fusilados.
Se cree que la recientemente descubierta fosa común en el antiguo gueto contiene los restos de aquellos que lograron esconderse en un principio, solo para ser rematados más tarde.
«Nadie habló de ello oficialmente»
«Cuando mis padres regresaron, la ciudad estaba medio vacía», dice Mikhail Kaplan, hojeando instantáneas en blanco y negro en la mesa de su cocina.
Sus padres pudieron escapar de la masacre porque estaban fuera cuando los alemanes invadieron Brest. Las fotografías de Mikhail son de tías, tíos y primos que fueron asesinados.
«Mi padre nunca habló sobre lo que sucedió, fue demasiado doloroso. Pero mi abuela lloraba todo el tiempo recordando a Lizochka», explica mientras agarra una fotografía de su tía Liza vestida para salir una noche con amigos.
Después de la guerra, sin embargo, Mikhail dice que la masacre judía no fue conmemorada.
«Todos sabían lo que había sucedido, pero nadie habló de ello oficialmente», dice. «Los alemanes nos destruyeron, deliberadamente. Los soviéticos simplemente se quedaron en silencio».
Incluso ahora, el museo del Holocausto en Brest es una sala en un sótano, curado y dirigido por la pequeña comunidad judía que se estableció en la ciudad después de su liberación.
Las exhibiciones incluyen las historias milagrosas del puñado de sobrevivientes del gueto que se escondieron debajo de pisos falsos o detrás de paredes en sus casas durante meses.
También hay un registro de la ciudad mantenido por los alemanes. El 15 de octubre de 1942 había registrados 17.893 judíos en Brest. En el registro del día siguiente, ese número aparece tachado.
«Por eso sabemos cómo fue liquidado el gueto», explica el líder de la comunidad, Efim Basin.
Basin sospechaba que los trabajadores podrían encontrar algunos cuerpos en el lugar de la construcción, pero nunca tantos.
«Esto solo subraya lo poco que sabemos sobre nuestra historia«, agrega.
Él estuvo explorando los archivos a lo largo de los años, intentando corregir eso. Pero los testimonios de los testigos son limitados. Y el destino de los judíos en Bielorrusia siempre se ha fusionado con las pérdidas catastróficas sufridas en general bajo la ocupación.
«Los funcionarios repetirían el mantra ‘¡Nunca olvidaremos!’ sobre los muertos, pero la parte judía fue silenciada», recuerda Efim.
«Todos los monumentos de guerra estaban dedicados a los ‘ciudadanos soviéticos'», dice, afirmando que eso se debe en parte al antisemitismo y en parte al énfasis soviético en la idea de «una nación».
«Pero eso fue muy ofensivo. Los judíos no fueron asesinados por resistirse a los nazis. Fueron asesinados porque eran judíos».
Un nuevo monumento
Al recorrer la ciudad a pie, Efim señala las muchas huellas de la vida judía.
Entre ellas se incluye la sinagoga principal, con un cine cilíndrico construido sobre ella en la época soviética. Las paredes de mármol originales todavía están intactas en el interior, demasiado sólidas para ser destruidas.
El cementerio judío, parcialmente demolido por los nazis, fue luego liquidado por la URSS. Las tumbas fueron apiladas y se construyó un estadio deportivo encima.
El único monumento en recuerdo del Holocausto en el centro de la ciudad fue creado por la comunidad judía y la diáspora.
Así que ahora están presionando para construir un nuevo monumento en el lugar donde las víctimas fueron ejecutadas. Las propuestas hasta ahora, sin embargo, incluyen plantar algunos árboles en lo que después será el jardín de los apartamentos de lujo.
«Algunas personas dicen que están construyendo sobre huesos, pero eso no es cierto», insiste Alla Kondak, del departamento de cultura de la ciudad. «Solo detendremos el trabajo de excavación una vez que se hayan recuperado todos los restos».
Esos huesos se volverán a enterrar en el cementerio de la ciudad, y Kondak no ve necesidad de más.
«¡Hay tumbas por todas partes aquí! Los alemanes dispararon y enterraron a las personas en el lugar», argumenta.
Pero parece que pocos ciudadanos son conscientes del destino específico de los judíos.
«No aprendimos nada en la escuela sobre el gueto de Brest», admiten dos mujeres de veintitantos años. «No creo que nadie de nuestra edad realmente sepa nada».
«No sé nada sobre el gueto o la fosa común», dice una señora mayor, cerca del sitio de excavación.
Pero a medida que se acaba otro día de excavación, los soldados salen de la fosa con más cajas llenas de huesos.
Con cada fragmento recuperado del suelo, la historia se hace más difícil de ignorar.
fuente:bbcmundo