La capsaicina pertenece a una familia de moléculas llamadas vaniloides. Estas moléculas producen la muerte de las células cancerígenas. Esto lo hacen pegándose, literalmente, a las proteínas de unos orgánulos muy necesarios de las células (las mitocondrias) y produciendo la muerte de las mismas.
Pero lo más impresionante es que no solamente matan las células cancerosas, sino que no dañan las células que rodean al tumor, que están sanas, o son normales.
Lo que diferencia a las mitocondrias de las células cancerosas de las sanas es que tienen una bioquímica completamente diferente. Esa es una de las razones fundamentales de esta selectividad de acción de la capsaicina.
Esta vulnerabilidad es innata y selectiva para las células cancerígenas.
En consecuencia, el consumo de esta sustancia presente en altas dosis en los pimientos jalapeños, el ají y otros tipos de pimientos muy picantes, es altamente recomendable para iniciar un refuerzo de nuestro sistema en la prevención del cáncer, en general. Como estas sustancias (los vaniloides) entre los que se encuentra la capsaicina, se encuentran en muchos alimentos, las previsiones farmacéuticas piensan que se podrá obtener algún fármaco de forma rápida y a bajo costo.
Actualmente, existen fórmulas que usan la capsaicina para los tratamientos tópicos de latensión muscular y la psoriasis, lo que abre la posibilidad de usarla también, para el tratamiento del cáncer de piel.
Se ha demostrado que la capsaicina presente en altas concentraciones en el chile, produce la activación de muerte celular programada, o suicidio celular (también llamado apoptosis).
De acuerdo al Dr. Michael R. Freeman, Director del Programa de Biología de Cáncer del Centro Médico Cedars-Sinai señala que la capsaicina es conocida por su capacidad de matar células cancerosas cultivadas en laboratorio. “Las células cancerosas pueden ser inducidas para activar un programa de suicidio bioquímico por medio de procesos moleculares”.
Para lograr el efecto anticancerígeno deseado, según estos estudios, una persona de unos 90 kg de peso debe ingerir unos 400 miligramos de capsaicina 3 veces por semana. Ello supone la ingesta de entre tres y ocho chiles habaneros frescos. Pero ¡atención! estos pimientos son los que tienen un mayor contenido en capsaicina, estimándose el grado de picante, según la escala Scoville, en más de 300.000 unidades, es decir, son superpicantes y puede que su paladar no lo soporte. Para comprender este concepto, otras variedades como los jalapeños, pueden contener sólo entre 2.500 y 8.000 unidades Scoville.
Viendo las maravillosas propiedades de los alimentos picantes que contienen capsaicina, tenemos que incorporar en nuestra alimentación la mayor cantidad de hortalizas que la contengan. Esto es, los pimientos y el jengibre. Hay que tomar en cuenta que cuanto más pique un pimiento, chile o ají, más concentración de capsaicina tiene. No olvidemos que lo ideal es que dichos alimentos los consumamos crudos, pues de esa manera se conservan todas sus propiedades.
· Chiles o guindillas: son la fuente más potente y conocida de capsaicina, y algunos tienen las puntuaciones más altas en la escala picante de Scoville, como los Jalapeños o los Habaneros.
· Tabasco: esta salsa comercial está hecha con los pimientos picantes de la variedad Tabasco, del estado mexicano del mismo nombre, añadiendo vinagre y sal. Unas gotas en tu comida, una fiesta en tu lengua.
· Comino: aunque es mucho menos picante que los anteriores, contiene capsaicina y puede dar un gran sabor a tus legumbres, además de ser el ingrediente principal del mojo canario.
Fuente:el news semanal