La titular del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos dijo este miércoles estar decepcionada por el “rechazo inmediato” de Israel de un informe del organismo sobre los hechos ocurridos en la frontera entre Gaza e Israel en el último año.
Los comentarios de Michelle Bachelet, expresidenta de Chile nombrada jefa del Alto Comisionado a finales del año pasado, se produjeron durante su primer discurso anual ante el Consejo de Derechos Humanos en la ciudad de Ginebra, informó el sitio The Times of Israel.
El informe, encargado por el Consejo, argumenta que los soldados israelíes han disparado intencionalmente contra civiles, incluidos niños, periodistas y personal médico durante las manifestaciones de la llamada “Gran Marcha del Retorno”, y que estas acciones podrían constituir crímenes de lesa humanidad.
Así mismo, señala que un total de 189 palestinos murieron en las manifestaciones entre el 30 de marzo y el 31 de diciembre de 2018, siendo la causa de muerte de 183 de ellos el resultado de fuego disparado por las FDI. El informe señaló además que cerca de 23,313 palestinos resultaron heridos por diversas formas, con poco más de 6,000 como resultado de disparos de fuego real.
Israel rechazó categóricamente el informe, al que acusó de sesgado y hostil en contra del Estado judío y de su derecho a defender sus fronteras contra cualquier amenaza.
El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, condenando el informe, dijo que este establecía “nuevos récords de hipocresía y mentiras, por odio obsesivo de Israel, la única democracia en el Medio Oriente”.
Hamás, sin embargo, dijo que el informe “indica sin lugar a dudas que la ocupación israelí ha cometido crímenes de guerra claros contra los palestinos que salieron a protestar pacíficamente para exigir el derecho de retorno y levantar el sitio”.
“El final de este mes marcará un año desde el inicio de las manifestaciones que, como informó la Comisión de Investigación del Consejo, han recibido una fuerza letal y desproporcionada por parte de las Fuerzas de Seguridad de Israel, lo que lleva a un número muy alto de asesinatos y heridos”, dijo Bachelet.
El discurso de Bachelet no hizo mención de la violencia palestina ni de los intentos de infiltración cometidos por palestinos a lo largo de los meses de protestas.
La comisión de investigación independiente encomendada por el Consejo que compiló la investigación, reconoció una violencia significativa relacionada con las manifestaciones, pero dijo que no se trataba de campañas de combate, esencialmente rechazando la afirmación de Israel de “actividades terroristas” por parte de las facciones palestinas de Gaza.
“Me decepcionó ver el inmediato rechazo de ese informe por parte de Israel, sin abordar ninguna de las cuestiones muy serias que se plantearon. Todas las partes involucradas deben ejercer moderación a medida que se acerca la fecha del 30 de marzo”, dijo Bachelet, refiriéndose a la fecha en la que se cumplirá un año desde que las manifestaciones comenzaron.
Las “grandes desigualdades” en el mundo fueron el tema principal de su discurso y, al abordar el conflicto israelí-palestino, dijo: “El impacto devastador de la ocupación en los derechos económicos y sociales está estrechamente relacionado con las violaciones de los derechos civiles y políticos ( de los palestinos)”.
También criticó la decisión israelí de cancelar el mandato de la Presencia Internacional Temporal en Hebrón (TIPH por sus siglas en inglés), establecida en la ciudad de Cisjordania en 1994 tras la masacre de 29 palestinos a manos del extremista israelí Baruch Goldstein, y dijo que “ayudó a prevenir y mitigar algunas violaciones de los Derechos Humanos en un contexto frecuentemente desafiante”.
La oficina del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, anunció en enero que Israel no extendería el mandato luego de una serie de incidentes en el último año en que sus funcionarios se enfrentaron con colonos israelíes en Hebrón.
Noruega, Dinamarca, Suecia, Suiza, Italia y Turquía conformaron el personal de TIPH y los ministros de relaciones exteriores de esos países escribieron una carta conjunta condenando la decisión israelí de acabar con el establecimiento del organismo.
El mandato del grupo internacional de observadores civiles le asignó la tarea de “monitorear y reportar los esfuerzos para mantener una vida normal en la ciudad de Hebrón, creando así una sensación de seguridad entre los palestinos en Hebrón”.
TIPH también denunció supuestos abusos de derechos humanos y violaciones de acuerdos en la ciudad entre Israel y los palestinos. Tenía una docena de empleados que operaban localmente y otros 64 que trabajaban en el extranjero.