El título de este artículo lo dice casi todo y sí, ciertamente que estamos hablando de la Venezuela subyugada por determinados poderes fácticos. El concepto “poder fáctico” hace referencia a ciertos sectores, conocidos o desconocidos, que ejercen su influencia en una sociedad. En el caso venezolano uno de los actores que ejercen esa oscura influencia viene de las cuevas que el Comunismo ha excavado a lo largo de los tiempos.
El oso ruso continúa socavando las sociedades latinoamericanas desde que hizo su guarida en Cuba. El régimen cubano soviético actual, heredado de los Castro, sigue siendo la base de operaciones del comunismo antihumano que ha sumido a parte del mundo en un estercolero ideológico. No conozco ningún régimen comunista que haya evolucionado a la libertad democrática. El Comunismo es una de las mayores lacras que ha destruido y sigue destruyendo sociedades enteras.
Un oso ruso con un fuerte instinto y ávido de tener el control del mundo ¿Exagerado? Que pregunten a los países de la órbita soviética como Ucrania, que ha sufrido el mordisco, la división de su territorio, por parte del oso ruso que quiere comerse todo el país, incluidas sus instituciones religiosas ¿Qué creen que quiere hacer con Latinoamérica? Lo mismo que está haciendo en Europa el oso ruso está haciendo en todo el continente de América.
El expansionismo soviético ha estado dormido al igual que el oso inverna, pero cuando se despierta lo hace con hambre y sed de venganza.
El pajarito chavista está revoloteando sobre el oso pensando que lo va a defender de sus enemigos internos y externos ¿Cuándo ha dejado el oso ruso una presa con carne? El oso ruso devora sociedades hasta dejarlas en los huesos. Las últimas especulaciones y rumores son que un avión llegó a Venezuela desde Rusia para transportar unas veinte toneladas de oro en dirección a Moscú. Otros informes hablan de la posibilidad de que el avión ruso sea empleado para sacar a Nicolás Maduro y su pandilla de malandros de Venezuela. En cualquier caso, el oso ruso siempre se lleva a la boca lo que quiere y puede. Así de sencillo y así de dramático.
Una vez esquilmada Cuba y Venezuela los gobiernos latinoamericanos bien harían en poner sus barbas, entiéndase sus recursos, a remojar antes de que el oso ruso se las corte, de un zarpazo. El peligro de involución en las jóvenes democracias latinas es una amenaza para todo el continente y para el resto del mundo. Algunos países de la zona, acostumbrados a férreas dictaduras sean de izquierdas o derechas, no terminan de creerse la voracidad del oso ruso. El gobierno mexicano ha sido incapaz de condenar al desgobierno chavista de Maduro y se pone de perfil ante la miseria y el horror por el que están pasado millones de venezolanos independientemente de su posición política ¿Tendrá también guarida el oso ruso en México?
El panorama se presenta incierto, por eso el águila norteamericana sigue atisbando desde las alturas lo que pasa en Venezuela. El llamado “gendarme del mundo” está consciente del papel que tiene que jugar en la historia ¿Intervendrá Estados Unidos en Venezuela? Todo dependerá de los pasos que dé Maduro y sus secuaces. Lo mejor que podría hacer el régimen “narcochavista” de Maduro es facilitar el paso al nuevo presidente, aunque sea interino, del sr. Juan Gerardo Guaidó Márquez como representante del sentimiento democrático que tiene una mayoría del pueblo venezolano.
Un ataque indiscriminado de las maras militarizadas chavistas contra el pueblo venezolano sería el detonante que abriría la caja de los truenos y que propiciaría una intervención militar, por nadie deseada, y no solo de Estados Unidos sino de todos los aliados a la causa de la libertad democrática internacional. El oso ruso tendrá que conformarse con los restos del pajarito chavista mientras el águila norteamericana seguirá escrutando desde las alturas los movimientos de aquellos que pretenden dominar el mundo y apoderarse de sus recursos. Quiera el Cielo que el oso se coma al pajarito, de lo contrario, ambos serán presa del águila norteamericana.
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