El ministro de Relaciones Exteriores de China advirtió que Estados Unidos y Corea del Norte se dirigen a un enfrentamiento directo, citando las crecientes tensiones en la península coreana. También instó a ambas partes a tomar medidas para desativar la situación.
Pero mientras el ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, hablaba sobre lo que describió como una «crisis que se avecina», los analistas hicieron notar que sus comentarios, más que nada, destacan la menguante influencia de Beijing sobre Pyongyang y los acontecimientos en la península.
Doble suspensión
Hablando con periodistas en el marco de las reuniones políticas anuales de alto nivel, Wang Yi criticó a Pyongyang por ignorar las sanciones internacionales y la oposición a sus programas nucleares y de misiles. También argumentó que los ejercicios militares a gran escala realizados por Estados Unidos en Corea del Sur aumentan las tensiones.
«Las dos partes son como dos trenes que aceleran viniendo uno contra el otro, sin que ninguno quiera ceder», dijo Wang Yi. «La pregunta es: ¿Están los dos bandos realmente listos para un choque frontal?».
Wang pidió a Corea del Norte que primero ponga fin a sus pruebas nucleares y de misiles y que Estados Unidos, por su parte, suspenda los ejercicios militares en Corea del Sur.
«Esta suspensión a cambio de suspensión puede ayudarnos a salir del dilema de seguridad y traer a las partes de vuelta a la mesa de negociaciones», dijo Wang.
Al mismo tiempo, sin embargo, Wang trató de distanciar a Beijing de la actual disputa, argumentando que el problema nuclear en la península es, principalmente, entre Corea del Norte y Estados Unidos.
Labios y dientes
No obstante, Wang hizo notar que el papel de China era indispensable, ya que sus lazos con Corea del Norte son tan cercanos como cercanos son los labios de los dientes.
Los analistas dijeron que tales pedidos a regresar a la mesa de negociación son llamados vacíos, dado que Corea del Norte ha demostrado una y otra vez su falta de voluntad para hacerlo.
El lunes, Corea del Norte disparó cuatro misiles al mar frente a la costa noroeste de Japón, la última de una serie de misiles balísticos y pruebas nucleares en los últimos meses, desafiando las resoluciones de las Naciones Unidas. En respuesta, el presidente estadounidense, Donald Trump, advirtió que la amenaza de Corea del Norte había entrado en una «nueva fase».
Aunque Pekín considera que las relaciones con el Norte son tan estrechas como los labios y los dientes, «la dura realidad es que Pyongyang ha adquirido dientes muy afilados (misiles con armas nucleares en las últimas dos décadas) y los labios de Beijing están sangrando», dijo Mohan Malik, Profesor del Centro de Estudios de Seguridad de Asia Pacífico en Honolulu.
En una respuesta por correo electrónico a la Voz de América, Malik dijo que dado el reciente asesinato del medio hermano de Kim Jong Un —que estaba bajo la protección de Beijing— la relación política entre Pyongyang y Beijing está en un punto muy bajo.
«Kim Jong Un es el primer líder norcoreano que no ha emprendido una sola peregrinación a [China] para rendirle homenaje», dijo Malik, quien agregó que las prioridades de China en la península coreana siguen siendo las mismas: «no hay inestabilidad, no hay guerra y no hay armas nucleares —en ese orden».
Furor por el THAAD
Y no es sólo sobre Corea del Norte que China ha perdido el control. Su influencia sobre Corea del Sur está disminuyendo también, dado el polémico despliegue del controvertido sistema antimisiles THAAD —Terminal de Defensa Aérea de Gran Altitud.
Wang Yi hizo eco de la fuerte oposición de China al sistema el miércoles en la rueda de prensa llamando a Seúl a detener el despliegue del THAAD y argumentando que la medida no es «la forma en que se comportan los vecinos». China sostiene que el sistema antimisiles es una amenaza para su seguridad.
Pero, a pesar de los llamamientos a China para imponga sanciones económicas a Corea del Sur por su decisión de desplegar el sistema, Beijing puede hacer poco para revertir la decisión, dijo Ding Xueliang, profesor de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong.
«Pekín solía ser considerado por Corea del Sur como el único país extranjero que podía ejercer cierta influencia sobre Pyongyang, pero después de tantos años, después de tanto esfuerzo invertido en este proceso (conversaciones entre seis), Corea del Norte ha seguido haciendo lo que le da la gana», dijo Ding.
«Corea del Sur se ha visto terriblemente frustrada durante tantos años. Entonces, concluye (Seúl), aunque la República Popular China se oponga tan fuerte y enojosamente al despliegue del sistema THAAD, hay que hacerlo».
Cada vez más aislado
Siendo uno de los pocos partidarios de la aislada Corea del Norte, la comunidad internacional ha buscado por mucho tiempo a Beijing para ayudar a resolver las tensiones del momento en la península. Sin embargo, China ha rechazado sistemáticamente las sugerencias de países como Estados Unidos y otros de que podría hacer más.
El comportamiento errático de Corea del Norte en los últimos meses, ha hecho cada vez más difícil para cualquier país hablar con Pyongyang, dijeron analistas.
Pero eso no significa que el cambio sea improbable.
Mohan Malik, del Centro de Estudios de Seguridad de Asia Pacífico, cree que el cambio es inevitable, tarde o temprano.
«Sospecho que más que cualquier otra capital, Pekín tiene sus oídos puestos en Pyongyang y el Ejército Popular de Liberación (PLA) está mucho más listo que otros para instalar un régimen amistoso a Beijing en caso de que caiga el régimen actual, y para librar y ganar la próxima guerra coreana, y establecer su supremacía en la península», dijo Malik.
Dada la impredecibilidad de Trump y su autopercepción de ser un negociador, la situación puede no ser tan grave como Pekín está pronosticando, dijo Oh Ei Sun, un investigador de la Escuela S. Rajaratnam de Estudios Internacionales en Singapur.
«Por el momento, podemos percibir que la situación entre Corea del Norte y Estados Unidos es muy tensa, pero nunca se sabe cómo podría reaccionar Trump. Podría llegar a decidir acercarse a Corea del Norte», dijo Oh. «Hay en realidad impredecibilidad en ambos lados y no es necesariamente un choque de trenes» en ciernes.
Saibal Dasgupta contribuyó a este informe.
fuente.voanoticias