Con su aroma dulzón atraen a las presas y, una vez que se han posado sobre sus hojas, ya no tienen escapatoria: el interior resbaladizo de las plantas carnívoras conocidas como plantas jarra hace que ya no puedan salir de allí.
Por estas mismas paredes resbaladizas los insectos se deslizan hasta el fondo de las hojas en forma de copa, donde las espera una sopa de jugos digestivos que descompone lentamente su carne y exoesqueleto y lo transforma en nutrientes.
Los mecanismos que emplean las plantas insectívoras fueron estudiados por el naturalista Charles Darwin, quien publicó el primer tratado sobre ésta en 1875.
Sin embargo ahora, un equipo internacional de investigadores descubrió que las plantas carnívoras de diferentes partes del mundo evolucionaron el mismo gusto por la dieta carnívora.
Es decir, pese a que los linajes de las plantas jarra de Australia (Cephalotus follicularis), Asia (Nepenthes alata) y América (Sarracenia purpurea), se separaron hace más de 100 millones de años, mucho antes de convertirse en insectívoras, desarrollaron los mismos trucos para digerir insectos.
«Esto muestra que los caminos que conducen a transformarse en una planta carnívora son limitados», explica Victor A. Albert, biológo de la Universidad de Buffalo en Estados Unidos, y coautor del estudio.
«Estas plantas tienen un arsenal genético y están tratando de encontrar de encontrar una respuesta al problema de cómo convertirse en carnívoras. Al final, todas encuentra la misma solución», añade el investigador.
Y esta solución consiste en adaptar genes y proteínas involucradas originalmente en la defensa contra ciertas enfermedades y otorgarles una nueva función para digerir insectos.
Suelos pobres
Este ejemplo de evolución convergente (como se denomina a los casos en que especies diferentes adquieren de forma independiente rasgos similares) apunta a que se trata de una adaptación particularmente valiosa.
En este caso, la razón es complementar la ausencia de nutrientes en suelos empobrecidos.
«Las plantas carnívoras suelen vivir en ambientes pobres en nutrientes, por eso la habilidad de atrapar y digerir animales puede llegar a ser indispensable dada la escasez de otras fuentes de alimentación», explica Kenji Fukushima, otro de los autores del estudio del Instituto Nacional de Biología Básica de Japón.
Los insectos le permitieron obtener a la planta elementos fertilizantes como el fósforo o el nitrógeno que necesita para crecer.
fuente:bbcmundo