Funcionarios de la inteligencia israelí temen que la información secreta que ha sido expuesta a Estados Unidos llegue a Rusia y a su aliado cercano, Irán.
La toma de posesión de Donald Trump está causando a los funcionarios de la inteligencia israelí que pierdan sueño. En discusiones de foros cerrados, se han expuesto temores de una fuga de información secreta de la inteligencia israelí, de modus operandi clandestino y de fuentes que se han compartido con la comunidad de inteligencia estadounidense durante los últimos 15 años, a Rusia y de ahí a Irán.
Las preocupaciones se basan en sospechas de lazos no declarados entre el presidente electo Donald Trump, o sus asociados, y el gobierno de Vladimir Putin en Moscú, cuyos agentes también están relacionados con funcionarios de inteligencia en Teheran.
Funcionarios de inteligencia estadounidenses expresaron consternación por la elección de Trump en una reciente reunión con sus homólogos israelíes por la forma en la que ha atacado a la comunidad de inteligencia, informó Bergman. Ellos consideran que Putin tiene formas de presionar a Trump, probablemente refiriéndose a los informes de la prensa estadounidense que Rusia tiene información comprometedora sobre el presidente electo.
Según Bergman, los funcionarios de inteligencia estadounidenses insinuaron que Israel debe “tener cuidado” al transferir información de inteligencia a la Casa Blanca y al Consejo de Seguridad Nacional (NSC) tras la toma de posesión de Trump – al menos hasta que se aclare que Trump no tiene conexiones inapropiadas con Rusia.
La cooperación entre las comunidades de inteligencia israelíes y estadounidenses se ha intensificado en las dos últimas décadas, y la mayoría de las operaciones conjuntas están dirigidas contra Irán, Hezbolá y Hamas, según los informes. Un acuerdo oficial de cooperación pactado en 2008, que incluye la exposición de fuentes y métodos de acción, supuestamente llevó a resultados impresionantes, incluyendo la interrupción del programa nuclear iraní.
El presidente Barack Obama puso fin a la actividad ofensiva contra Irán en 2013, al comienzo de las conversaciones secretas entre Estados Unidos e Irán sobre un acuerdo nuclear. Sin embargo, la exposición de la inteligencia israelí a Estados Unidos ha continuado.
Los funcionarios estadounidenses están convencidos que el denunciante Edward Snowden reveló información a Moscú -a cambio de asilo político- y que parte de ella fue transmitida a Teherán, como parte de la política de Putin de aumentar la dependencia iraní y siria en Moscú, con el objetivo de restablecer la posición de Rusia como la potencia mundial influyente en la región.
Fuentes: Ynet, Haaretz