Inesperadamente, el presidente Barack Obama se negó a firmar la renovación de sanciones contra Irán, en un aparente intento de aliviar las preocupaciones de Teherán de que Estados Unidos está violando el acuerdo nuclear.
Pese a que la Casa Blanca informó recientemente que se esperaba que Obama firmara la renovación de sanciones por una década, el proyecto de ley fue aprobado sin el consentimiento del presidente.
La propuesta se convertirá en ley, pero no afectará la implementación del histórico acuerdo nuclear, anunció la Casa Blanca en un comunicado.
El secretario de prensa de la Casa Blanca, Josh Earnest, dijo que Obama había decidido dejar que se convirtiera en ley sin su firma, pero señaló que “la administración tiene y continúa usando todos los medios necesarios para renunciar a las sanciones pertinentes” levantadas como parte del acuerdo nuclear .
Según la Constitución de EE.UU., el presidente tiene un plazo de 10 días después de que el Congreso aprueba un proyecto de ley para firmarlo, vetarlo o no hacer nada. Si el Congreso entra en receso sin la firma del presidente, el documento se convierte en un “veto de bolsillo” que impide que se convierta en ley. Pero si el Congreso está todavía en sesión, la propuesta se convierte en ley sin su firma. A pesar de que los legisladores han vuelto a sus casas por las vacaciones navideñas, el Congreso técnicamente sigue en sesión y tiene previsto celebrar sesiones durante la semana.
Aunque el movimiento de Obama no impide que la renovación de las sanciones entren en vigor, marca un intento simbólico por parte del presidente de manifestar una desaprobación por las acciones de los legisladores. La Casa Blanca ha argumentado que la renovación es innecesaria porque la administración cuenta con otros medios para castigar a Irán, si es necesario, y ha expresado su preocupación de que la renovación puede socavar el acuerdo nuclear.
Irán advirtió responder si las sanciones fuesen renovadas, argumentando que violarían el acuerdo nuclear con las potencias mundiales, que facilitó la eliminación de sanciones a cambio de restricciones en el programa nuclear de Irán. El gobierno iraní se quejó ante las Naciones Unidas sobre la renovación de sanciones y el presidente de Irán ordenó construir naves nucleares, acusando formalmente a Estados Unidos de violar los términos del acuerdo.
Sin embargo, los legisladores estadounidenses sostuvieron que la renovación de la ley, aprobada por primera vez en 1996 y renovada varias veces desde entonces, era fundamental para mantener la presión sobre Irán, obligarlo a cumplir con el acuerdo y modificar la preocupante conducta de Teherán en la región. El proyecto de ley fue aprobado por unanimidad en el Senado y la Cámara por un margen abrumador.
El gobierno de Obama subrayó que Irán no se vería afectado por la renovación, mientras continúe respetando el acuerdo nuclear. El secretario de Estado, John Kerry, dijo que indicó a su homólogo iraní que “para garantizar la máxima claridad”, había emitido nuevas exenciones redundantes que eximían a Irán de las sanciones levantadas bajo el acuerdo.
El presidente electo, Donald Trump, ha criticado duramente el acuerdo nuclear y ha amenazado con intentar renegociarlo. Mientras tanto, el primer ministro de Israel indicó que espera colaborar con Trump para deshacer el acuerdo. Los partidarios republicanos de las sanciones han argumentado que su renovación aseguraría que Trump tuviera la autoridad para restablecer las sanciones que Obama alivió.
Bajo el acuerdo nuclear, Estados Unidos y las potencias mundiales suspendieron las sanciones sobre el petróleo, el comercio y otras financieras que habían devastado la economía iraní. A cambio, Teherán se comprometió detener su programa nuclear, aunque los críticos dicen que el acuerdo es defectuoso ya que no detuvo la actividad iraní totalmente y las principales restricciones expirarán eventualmente.
Fuente: Haaretz / AP