Rusia anunció el fin de la ofensiva del Ejército sirio y sus aliados sobre Alepo tras haber recuperado el control de toda la ciudad, en medio de la indignación de las potencias occidentales, que denuncian una matanza sin precedentes en la ciudad.
“El Gobierno sirio ha establecido control sobre Alepo oriental”, dijo el embajador ruso ante la ONU, Vitaly Churkin, en una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad.
Churkin dijo que las operaciones militares de las fuerzas progubernamentales se detuvieron, después de que se alcanzara un acuerdo para permitir la salida de la ciudad de los combatientes rebeldes que quedaban allí.
La información fue confirmada desde el terreno por varias facciones opositoras, que señalaron que ha comenzado a observarse un alto el fuego previo a la evacuación de los insurgentes y de los civiles que deseen dejar la zona.
“Si todo va bien, eso quiere decir que la lucha por Alepo oriental se ha acabado”, aseguró el embajador ruso, que confió en que el cierre de este “difícil capítulo” permita retomar las negociaciones de paz en Siria y dar apoyo humanitario a gran escala.
Alepo oriental ha sido objeto de un largo asedio por parte de las fuerzas del régimen de Bashar al Assad, que en los últimos días lanzaron una nueva ofensiva que ha terminado por hacer caer este bastión de los rebeldes y brindar al Gobierno su victoria militar más importante desde el inicio de la guerra.
Según la ONU, durante las últimas 48 horas se vio un “colapso casi total de las líneas de la oposición armada”, que quedó arrinconada en un área de sólo el 5 por ciento del territorio que controlaba originalmente.
El avance del régimen se produjo tras “niveles de bombardeos que muchos testigos describieron como sin precedentes”, dijo al Consejo de Seguridad el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon.
“Las muertes y heridas de civiles continúan a un ritmo brutal”, aseguró Ban, que dijo que la ONU tiene “informaciones creíbles” del asesinato de multitud de civiles en bombardeos y ejecuciones sumarias por parte de fuerzas progubernamentales.
Según la Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, al menos 82 civiles, incluidos mujeres y niños, habrían sido ejecutados por esas fuerzas en cuatro distritos de la ciudad.
Churkin, sin embargo, negó tener constancia de ningún crimen de este tipo y acusó a la ONU de propagar “noticias falsas” y sin contrastar.
“Este es un día oscuro para la gente de Alepo, sin duda el más oscuro de los pasados cinco años. Las fuerzas de Al Assad, apoyada por Rusia e Irán, han vuelto a redefinir el horror. Han pasado del asedio a la matanza”, denunció el embajador británico ante la ONU, Matthew Rycroft.
El Reino Unido, que junto a Francia solicitó la reunión del Consejo de Seguridad, exigió a Rusia y a Siria que permitan, como poco, que personal de Naciones Unidas acceda a la zona para supervisar la situación, un llamamiento que reiteró luego el enviado de la organización para el conflicto, Staffan de Mistura.
El embajador francés, François Delattre, dijo que en Alepo se está viviendo “la peor tragedia humanitaria del siglo XXI” y aseguró que la ciudad representa para la guerra siria lo que Guernica fue para la guerra civil española.
La representante estadounidense, Samantha Power, consideró que Alepo se sumará a otros acontecimientos que “definen la maldad moderna” como las matanzas en Ruanda o en Srebrenica.
Power responsabilizó al Gobierno sirio y a Rusia de las atrocidades cometidas en la ciudad y avisó de que no se van a detener ahí, pues a partir de ahora Alepo será el “modelo” utilizado por el régimen para recuperar localidades bajo control rebelde.
Churkin, en un toma y daca que ya se ha hecho rutina, criticó a la embajadora de EE.UU. por hablar “como si fuese la Madre Teresa”.
“Por favor, recuerde el historial de su país, y luego ya podrá empezar a opinar desde una posición de superioridad moral”, le respondió. EFE y Aurora