Juventud, ¿divino tesoro? Desafortunadamente no para muchos. La salud mental infantil es un área cada vez más preocupante.
La Organización Mundial de la Salud señala que a nivel global el suicidio es la segunda causa principal de mortalidad entre las mujeres y la tercera entre los varones de 10-24 años.
«El suicidio juvenil es un importante problema de salud pública mundial», declara.
Aunque es muy difícil saber cómo evitarlo, lo mejor es empezar a ayudarles lo más pronto posible.
La BBC visitó una escuela primaria en el sur de Londres donde están implementando un esquema que a través de divertidos juegos le enseña a los niños a expresarse.
Los niños se despegan de sus sillas, agitando sus manos en el aire y chocando las rodillas con emoción, para pedir la palabra.
La señora sonriente al frente de la clase repite su pregunta: «¿Puedo ver tus pensamientos? ¿Puedo olerlos o tocarlos?».
La doctora Anna Redfern es claramente una comunicadora y una psicóloga clínica talentosa. No todo el mundo puede persuadir a niños de 8 y 9 años de edad para que hablen de sus más íntimos sentimientos frente a sus compañeros de clase.
Sin embargo, aquí están los niños de la clase 4S en la escuela primaria Oliver Goldsmith, admitiendo abiertamente que ellos tienen días en los que se sienten poco motivados, furiosos o sencillamente muy tristes.
«Nadie puede ver nuestros pensamientos», dice una niña con confianza. «Y es por eso que necesitamos hablar de ellos«.
Redfern y su colega Debbie Plantestán llevando a cabo un nuevo programa llamado Cues-Ed.
El programa le enseña a los niños a reconocer las señales de que las cosas no están bien y algunas técnicas de comportamiento para ayudarles a manejar el mal humor.
«Todos tenemos sentimientos», dice Redfern.
«Y todo tenemos dificultades en nuestras vidas, las cuales nos harán sentir y pensar que la vida es un poco difícil».
«En lugar de que teman hablar sobre esas cosas, queremos que los niños tengan el vocabulario que les permita buscar la ayuda correcta y decir: ‘En realidad, así es como me estoy siendo, estas son las cosas que estoy pensando y necesito un poco de ayuda extra'».
En la lección de hoy, los niños están aprendiendo la diferencia entre pensamientos útiles e inútiles.
Personajes animados, especialmente diseñados para este fin, ayudan a los niños a relacionar cómo diferentes situaciones pueden hacerles sentir. Todos los niños simpatizan cuando uno de los personajes se siente alejado y se imagina que sus amigos están riéndose de él.
«Deberíamos estar preocupados»
Todo el programa está cuidadosamente concebido para ser divertido y amigable. Palabras adultas como «depresión» nunca se usan.
«¿Alguna vez has tenido uno de esos días realmente malos, cuando todo parece estar en tu contra?», pregunta Redfern con una gran sonrisa. «¿Uno de esos días en los que bajas las escaleras para desayunar y el cereal que te gusta se acabó?».
La clase se horroriza y empiezan a hablar entre ellos sobre sus malos días.
Mientras ayuda a un niño con su cuaderno de trabajo, Plant, cuyo equipo lidera el proyecto, dice que es vital que los niños tengan acceso a educación sobre salud mental en edades tempranas y todos juntos.
«Cree en ti»
Su colega calma a un pequeño niño que se siente incómodo porque no cree que puede hacer el ejercicio de escritura que le ha sido encargado.
La compañera de clase sentada a su lado también le ofrece algunos consejos positivos.
«Si te sientes mal, deberías tratar con la meditación o respirar profundamente», le aconseja. «Y deberías creer en ti mismo».
Plant sonríe mientras observa, feliz de ver que la clase de la semana pasada sobre pensamiento positivo ha calado.
«Trabajamos en el área de la salud mental adolescente por mucho tiempo», explica. «Y pensábamos que lo estábamos haciendo muy bien. Pero los muchachos nos decían: ‘¿Por qué no nos enseñaron todo esto cuando teníamos ocho o nueve años? Eso realmente hubiera hecho la diferencia'».
Los niños están muy entusiasmados ahora que tienen redes para pescar y les han indicado que capturen pequeños pedazos de papel de diferentes colores en los cuales fueron escritos pensamientos útiles e inútiles.
La maestra del aula, Sophia Campbell-Whitfield, selecciona a un pequeño niño para que circule un cesto por toda el aula.
¿Qué haces?
«Poner todos los pensamientos inútiles en el cesto», dice él, «porque son basura».
«Grandes cambios»
No hay duda de que los niños están involucrados con la clase. Pero, ¿hará alguna diferencia con respecto a su comportamiento?
Campbell-Whitfield asiente. «Definitivamente», asegura.
«Este grupo tenía muchos problemas el año pasado, pero ahora, con el programa Cues-Ed, he visto grandes cambios».
«Veo a niños que usan estrategias para calmarse a sí mismos en situaciones en las que antes hubieran perdido los estribos. Ahora tienen conversaciones apropiadas entre ellos sobre su comportamiento».
Un niño de 9 años parece tener mucha fluidez emocional, pues me dice cómo se pone muy furioso cuando lo regañan en la escuela.
Pero él recuerda lo que le han enseñado en la clase de Cues-Ed cómo tratar de disipar su mal humor y pensamientos inútiles haciendo algo que le parezca divertido o que le guste mucho.
¿Por ejemplo?
«Me gusta disfrutar de mi almuerzo», responde sin reparos.
fuente.bbcmundo