Una gran cantidad de voces alarmistas se alzaron en vísperas de dos acontecimientos políticos de este fin de semana en Europa.
En la prensa han aparecido titulares aterradores sobre la posibilidad de que la extrema derecha tome el palacio presidencial de Austria si este domingo gana las presidenciales el partido de Norbert Hofer.
Mientras, otros alertan sobre la deriva financiera y política que le espera a Italia le esperaría si el mismo día el primer ministro Matteo Renzi pierde un referéndum sobre la reforma de la Constitución.
Esos dos eventos serían enormemente significativos de suceder: llegaría al poder el primer mandatario de extrema derecha en Europa desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y la incertidumbre y la inestabilidad se apoderaría de la tercera mayor economía de la zona euro.
Existe el temor de que los vientos de un huracán de populismo soplen por toda Europa en 2017, por Francia, Italia, los Países Bajos y más allá.
Sin embargo, ni el voto a favor de Brexit de Reino Unido en junio ni el éxito electoral en Estados Unidos de Donald Trump hacen inevitables las victorias de partidos de extrema derecha, nacionalistas o contra el sistema establecido de Europa.
Los votantes desconectados
La influencia y fuerza de los líderes populistas está creciendo porque hay una enorme brecha entre los ciudadanos y la política tradicional.
Líderes como el austriaco Norbert Hofer son capaces de decirle a los votantes: «Os escucharemos».
La ira, la desconfianza y el resentimiento de los votantes contra la clase política son generalizados.
Pero la política tradicional aún no ha muerto.
Llamada de atención
Los más de dos millones de austriacos que votaron por el Partido de la Libertad (FPOE) de Hofer en las presidenciales en Austria -que ahora se repiten por irregularidades- no son todos una turba vociferante de extremistas.
Por su parte, Marine Le Pen no hizo del Frente Nacional francés (FN) el éxito que es hoy continuando con la tradición de rabioso antisemitismo y xenofobia de su padre.
Por el contrario, cambió el partido para que pareciera más convencional. Jóvenes franceses con lazos en el norte de África ocupan posiciones visibles en el FN.
El Movimiento Cinco Estrellas de Italia dice -al igual que muchas agrupaciones políticas similares en Europa- que no es ni de derechas ni de izquierdas, sino del pueblo.
Así que ¿será 2017 el año en el que la política tradicional se despierta?
Si te estás preocupando por Italia este fin de semana, consúelate con el hecho de que los mercados financieros ya se tambalearon antes de la consulta, lo que indica que no se irán en picada sorprendidos por la pronosticada derrota de Renzi.
Italia ha tenido 63 gobiernos desde 1945. Es un país muy versado en la inestabilidad política.
No será bueno para el país o la Unión Europea, pero si Renzi renuncia, puedes apostar que el presidente italiano ya tiene en mente un gobierno tecnócrata que tratará de formar hasta que se celebren elecciones.
¿Y el voto en Austria?
No es «sólo» un voto presidencial.
La resonancia en Austria de tener una figura de extrema derecha como jefe de Estado es difícil de exagerar.
No obstante, podría servir a los hinchados partidos del centro en Austria (y del resto de Europa), tan seguros de que el poder les pertenece, para que entiendan en qué están fallando, mientras que los «populistas» son tan populares.
Por supuesto, quién sabe qué pasará.
Las encuestas dicen que el primer ministro Renzi perderá en Italia y en la extrema derecha triunfará en Austria.
Pero, ¿quién se atreve a tenerle fe a las encuestas en estos días?
fuente.bbcmundo