Los Palestinos quemarían la tierra antes de coexistir con el Estado Judío.
Los servicios de emergencia de Israel combatieron incendios forestales en todo el país durante una semana a partir del 22 de noviembre, desde Haifa a la Galilea y la zona de Jerusalem. Cientos de viviendas y más de 41 kilómetros cuadrados de tierra forestal fueron dañados antes de que los incendios fuesen extinguidos. Decenas de personas resultaron heridas por inhalación de humo y cerca de 70,000 fueron evacuadas.
Ha sido una metáfora casi perfecta para el movimiento nacional palestino.
De los 39 grandes incendios – y 1,700 focos de incendio – 29 fueron provocados por pirómanos palestinos. “También hemos identificado otros 10 sitios donde se intentó encender fuego sin lograrlo,” dijo el ministro de Seguridad Pública Gilad Erdan en una entrevista telefónica el jueves. “En algunos casos pudimos identificar a los sospechosos por cámara o con la ayuda de drones. En otros, hallamos cócteles Molotov en la escena”.
Y añadió: “Todos los grandes incendios ocurrieron en Israel, en ciudades judías o cerca de zonas urbanas. Ninguna ciudad árabe sufrió de incendios.
Hasta el momento, la policía ha detenido a 35 sospechosos por cargos de incendio premeditado e incitación, y el primer ministro Benjamín Netanyahu ha prometido “procesar a todo aquel que cometa estos actos para que todos puedan ver que los que intenten incendiar el Estado de Israel enfrentarán el más severo castigo.”
Luego de haber intentado inútilmente destruir a Israel a través de disturbios violentos, invasión total, atentados suicidas con bombas, boicots en los campus, apuñalamientos y embestidas de coche, ahora los palestinos están literalmente incendiando la Tierra Santa. El mensaje, evidente para todos excepto para sus amigos en Washington y Bruselas, es que los prefieren ver la tierra en llamas antes de coexistir con el Estado judío.
Como siempre, el liderazgo palestino sigue mostrando dos caras. El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, envió 40 bomberos y ocho camiones para ayudar a extinguir los incendios, recibiendo elogios y agradecimientos justificados de Netanyahu y la esfera política israelí. Sin la ayuda y el apoyo de la AP y de países como Egipto, Grecia, Jordania, Rusia, España y Turquía, entre muchos otros, los incendios podrían haberse prolongado por mucho más tiempo.
Sin embargo, el movimiento Fatah de Abbas también acusó a Jerusalem de “explotar los incendios” para culpar al pueblo palestino. Abbas elogió la “intifada de piedras” de los años 80 y una vez más instó a la unidad con Hamas, el movimiento terrorista que gobierna la Franja de Gaza, constitucionalmente comprometido con la destrucción de Israel.
“Nuestra unidad nacional es nuestra válvula de seguridad, y pido a Hamas poner fin a la división”, dijo Abbas. También atacó a Gran Bretaña por la Declaración Balfour de 1917 que allanó el camino para la creación de Israel en la Palestina bajo el Mandato Británico, exigiendo que el gobierno de Su Majestad “se disculpe por hacer tal promesa y reparar el daño hecho a nuestro pueblo, a nuestros recursos y nuestra nación”.
Luego vino la incitación en línea. Los usuarios árabes en los medios sociales compartieron alegremente el hashtag #IsraelIsBurning durante la crisis. Ellos estaban “felices apoyando y pidiendo a otros que lo hicieran”, dijo el ministro de seguridad pública. “Se trata de difundir una cultura de odio en una red social. Ya no se requiere de una mezquita o escuela para difundir mentiras y odio. Las mentiras se difunden a nivel mundial, 24 horas al día, 7 días a la semana, sin un control efectivo.”
Esta es una lección útil para el futuro gobierno de Trump sobre los peligros de intervenir en el proceso de paz entre Israel y los palestinos. A juzgar por la mayoría de sus declaraciones, los instintos de Donald Trump son pro-Israel en el sentido convencional. Pero el presidente electo también está tentado por el acuerdo de paz.
“Me encantaría poder ser aquel que logre la paz entre Israel y los palestinos”, dijo al New York Times en una entrevista la semana pasada, haciendo eco de la retórica de la campaña. “Ahora mucha gente me dice, realmente grandes personas me dicen que es imposible, que no puedo hacerlo. Muchos grandes empresarios israelíes me dicen, usted no puede lograrlo, es imposible. No no estoy de acuerdo, creo que la paz se puede lograr.
Quizás. Pero ahora sería mejor que Trump advierta a Barack Obama sobre tomar medidas en las Naciones Unidas o en el Jardín de Rosas, con la intención de atar sus manos y castigar a los israelíes por oponerse a las diversas ideas diplomáticas del presidente saliente. También es importante observar el estado de ánimo en las capitales árabes, donde en medio de una creciente amenaza iraní hay poco ímpetu por el proceso de paz más allá del mínimo requerido para apaciguar a su público.
El mayor error sería tratar el proceso de paz árabe-israelí como un acuerdo inmobiliario. Un ávido negociante estaría inclinado a ver el conflicto como una cuestión de ofrecer los incentivos adecuados a cada una de las partes. Pero ese es precisamente el enfoque fallido que ha decepcionado a los sucesivos presidentes norteamericanos durante medio siglo, ya que no toma en cuenta la ideología palestina.
Tal negociación no conduce a ninguna parte ante un pueblo dispuesto a arriesgarse a quemar la tierra que su futuro Estado heredaría.
Fuente: Wall Street Journal