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Las empresas anuncian el aceite en los envoltorios como «ecológico»
Nestlé, Colgate-Palmolive, Kellogg’s, Procter & Gamble, Unilever, Elevance, Reckitt Benckiser, AFAMSA y ADM son las nueve empresas internacionales señaladas en el último informe de Amnistía Internacional por utilizar aceite de palma presuntamente extraído mediante explotación infantil en Indonesia. Sus productos son de uso cotidiano. Entre los que se realizan con aceite de palma están el helado Magnum, el dentífrico Colgate, los cosméticos Dove, la sopa Knorr, la chocolatina KitKat, el champú Pantene, el jabón Ariel, y la comida estilo asiático Pot Noodle. En la investigación, la ONG ha intentado descubrir en qué casos las empresas utilizaron aceite de palma distribuido por Wilmar, distribuidora señalada en varias ocasiones por prácticas laborales ilegales, pero no obtuvo respuesta sobre productos concretos aunque sí confirmación de que se surten de ella y en Indonesia.
«Algo no está bien cuando nueve empresas que tuvieron unos ingresos conjuntos de 325.000 millones de dólares en 2015 no pueden tomar medidas para abordar el atroz trato que reciben las personas que trabajan en la producción de aceite de palma, que además ganan una miseria», asegura Amnistía Internacional en el informe titulado El gran escándalo del aceite de palma: abusos laborales detrás de las grandes marca.
Wilmar es la mayor productora del mundo de aceite de palma. Con sede en Singapur, la obtiene de varias plantaciones entre las suyas y las de sus filiales ubicadas en Indonesia y también a través de sus proveedores en Kalimantan y Sumatra. Según la ONG, la productora utiliza el trabajo forzoso e incluso la explotación infantil.
Seema Joshi, responsable de Empresas y Derechos Humanos, reconoce que de la teoría a la práctica se pierde por el camino el respeto a los derechos humanos. En 2004 se creó la Mesa Redonda sobre el Aceite de Palma Sostenible, un organismo para evitar abusos laborales en este sector pero no parece ser muy útil, según apunta la ONG, que asegura que tres de los cinco palmicultores a los que investigó en Indonesia están certificados por ese organismo (en el que está ocho de las nueve compañías investigadas) como productores de aceite de palma sostenible. «El público consumidor querrá saber qué productos están relacionados con abusos y qué artículos no lo están. A pesar de someter a su consideración abusos tan terribles en las actividades de un proveedor importante, las empresas han mantenido una actitud muy hermética en lo referente a qué productos concretos están afectados», apunta Joshi.
Mientras, en las estanterías de los supermercados muchas de las marcas señaladas en este informe apuntan en los envoltorios de sus productos que el aceite de palma es sostenible. Meghna Abraham es la investigadora principal de la procedencia del aceite de palma: «Gigantes empresariales como Colgate, Nestlé y Unilever aseguran al público consumidor que sus productos utilizan ‘aceite de palma sostenible’, pero nuestras conclusiones revelan que el aceite de palma dista mucho de serlo. El aceite de palma que se produce usando trabajo infantil y trabajo forzoso no tiene nada de sostenible. Los abusos descubiertos en las actividades de producción de aceite de palma de Wilmar no son incidentes aislados sino hechos sistémicos y una consecuencia predecible de la práctica empresarial de Wilmar».
Durante la investigación, la ONG hizo un seguimiento de la procedencia del aceite de palma utilizada por las nueve grandes empresas de alimentación y productos de hogar señaladas: siete confirmaron comprar el producto procedente de la actividad de Wilmar pero solo Kellogg’s y Reckitt Benckiser aceptaron colaborar (en el futuro) en identificar los productos concretos realizados con ese aceite.
Colgate-Palmolive, Reckitt Benckiser, Nestlé, ADM, Elevance, AFAMSA, y Kellogg’s confirmaron que su aceite lo suministran directamente de plantaciones investigadas; Unilever y Procter & Gamble confirmaron que el aceite de palma que utilizan procede también de Indonesia y de Wilmar pero no concretaron las refinerías en las que se surten. «Dado que se abastecen de Indonesia y que Amnistía Internacional localizó el aceite de palma de las plantaciones que investigó en 11 de las 15 refinerías de Wilmar, es muy probable que su suministro proceda de al menos una o varias de estas refinerías».
Mujeres, niños, explotación y amenazas
Entre los derechos humanos violados, las prácticas de Wilmar pasan por explotación de niños de entre 8 y 14 años trabajando en sus plantaciones y las de sus filiales que trabajan sin seguridad, con productos tóxicos y que en anulado su derecho a la educación al no poder ir a la escuela. Uno de los casos conocidos por Amnistía Internacional es el de un niño de 14 años que tuvo que dejar de ir al colegio porque su padre cayó enfermo y tuvo que ponerse a trabajar transportando frutos de palma para ayudarle a cumplir sus objetivos. Sus hermanos, de 12 y 10 años van a la plantación al salir de clase.
Las mujeres también ven vulnerados sus derechos con trabajos forzosos, discriminación, bajos salarios, explotación bajo amenaza de no cobrar o cobrar menos (pueden llegar a ganar solo 2,50 dólares al día).
La falta de seguridad (equipos especiales de trabajo) y la exposición a sustancias tóxicas es común entre los trabajadores de este sector; el paraquat es un químico que sigue utilizándose en las plantaciones a pesar de su prohibición tanto por parte de la Unión Europea como de Wilmar.
fuente.elEconomista.es