Científico diseña bacterias para biocombustible

Ed Bayer ofrece otras perspectivas para la energía alternativa
La descomposición y el crecimiento son como el yin y el yang, formando dos mitades del ciclo de circuito cerrado de los ecosistemas naturales. Dentro del reino vegetal, la descomposición vale la pena, al liberar la energía necesaria para el futuro crecimiento de las plantas. Pero según el profesor Ed Bayer, la descomposición de las plantas tiene el potencial de ofrecer grandes beneficios a los seres humanos también.
“Los materiales contenidos en la pared celular vegetal comprenden la fuente más abundante de energía renovable de la Tierra”, dice el profesor Bayer del Departamento de Ciencias Biomoleculares del Instituto Weizmann. “El reto es liberar esta energía de manera eficiente y aprovecharla para el uso humano”.
El material estructural más importante en los tejidos vegetales se llama celulosa, un polímero a base de azúcar que constituye el 40 por ciento de la pared celular. “Si uno se imagina la pared celular de las plantas como el hormigón vertido, la celulosa sería las varillas de acero que sostienen la estructura en conjunto” Comenta el Prof. Bayer, añadiendo que, a causa de la resistencia innata de la celulosa, los protocolos de degradación industriales requieren procesos de alta energía que son contaminantes y prohibitivamente caros. “Por suerte, la madre naturaleza nos ha proporcionado una bacteria llamada Clostridium thermocellum-que descompone la celulosa de manera eficiente. En los 80, cuando todavía estaba trabajando en mi post-doctorado, decidí examinar el funcionamiento de este producto a base de bacterias de degradación en el nivel molecular”.
Esta investigación llevada a cabo con Raphael Lamed, que más tarde se convirtió en profesor de la Universidad de Tel Aviv-resultó en el descubrimiento de la celulosoma, una intrincada multicapa dirigida por enzimas que se encuentra en la superficie bacteriana que degrada la celulosa.
A mediados de los 90, los científicos han puesto de manifiesto a lo que el profesor Bayer se refiere como “la naturaleza en el juego”: la estructura similar a la de celulosoma, en la que los complejos de proteínas se afirman a la superficie de la planta, permitiendo la entrega de la desencadenante degradación de las enzimas. Sin embargo, aunque estos primeros estudios producen una imagen sin precedentes detallada de cómo las bacterias median la “liberación” de azúcares secuestrados, el Prof. Bayer dice que, en un mundo en busca de más y mejores biocombustibles, caracterizar el status quo simplemente no era suficiente. El objetivo es convertir este proceso natural en algo que podría generar suficiente “materia prima” para biocombustible.

Fuente: Instituto Weizmann de Ciencia

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