Piden biólogos socorro por caimanes de Río de Janeiro

Los caimanes que viven en las lagunas de la zona oeste de Río de Janeiro y que bañan parte del Parque Olímpico de esta ciudad brasileña corren serios riesgos por la contaminación, el crecimiento inmobiliario y hasta la caza, alertaron a Efe diferentes biólogos que trabajan en la región.

El pedido de socorro por los yacarés del complejo de lagunas de Jacarepaguá fue lanzado por los ambientalistas ante el hallazgo en los últimos cuatro días de al menos cinco caimanes muertos por causas desconocidas.

“Es un número muy alto para tan pocos días. Trabajo hace más de 15 años estudiando los caimanes de Jacarepaguá y no había visto algo parecido”, dijo a Efe el biólogo Ricardo Freitas, coordinador y fundador del Instituto Yacaré y uno de los mayores especialistas en cocodrilianos en Brasil, especialmente los de la especie “yacaré de papo amarelo”, los más comunes en Río de Janeiro.

Según Freitas, es normal que aparezcan caimanes muertos ocasionalmente pero no en un número tal elevado y tan a la vista, lo que indica que puede haber otros en áreas de menos acceso.

“La causa de esas muertes es una incógnita pero las hipótesis más probables es que sea por la contaminación de un nuevo agente lanzado en esas aguas, por veneno lanzado junto con alimentos, por una enfermedad provocada por el alto grado de contaminación de las lagunas, por ingestión de residuos o hasta por cazadores”, dijo por su parte el biólogo Mario Moscatelli, un reconocido militante en la defensa de la preservación de las lagunas de Jacarepaguá.

Freitas asegura que, pese a la contaminación y el avance inmobiliario, entre 6.000 y 8.000 caimanes aún viven en las contaminadas lagunas de Tijuca, Marapendí, Jacarepaguá y Camorim y en los canales que las comunican entre sí y con el mar.

Las lagunas están localizadas en la región que más ha crecido en Río de Janeiro en los últimos 15 años y cuya población, actualmente de unas 400.000 personas, tiende a multiplicarse por las inversiones que la zona recibió en infraestructura, medios de transporte, saneamiento y turismo por la construcción del complejo deportivo en el que se disputaron los Juegos Olímpicos de agosto pasado.

Además del crecimiento inmobiliario, que arrincona a los yacarés en las pocas áreas aún preservadas, el mayor riesgo es la contaminación, ya que numerosos condominios lanzan sus aguas negras en las lagunas, algo que Río de Janeiro prometió corregir cuando fue elegida sede olímpica pero que finalmente no cumplió.EFE

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