Tras meses de tensión política en Venezuela, este martes se rebajó la temperatura y el presidente Nicolás Maduro incluso bailó.
Como fruto del inicio del diálogo entre oposición y gobierno con mediación del Vaticano y en coincidencia con el día que comenzó oficialmente la Navidad en el país, hubo «regalos» por ambos lados.
A la liberación de algunos anti chavistas presos -ninguno de ellos de alto perfil-, la oposición, agrupada en la coalición de partidos Mesa de la Unidad Democrática (MUD), respondió con el aplazamiento del llamado «juicio político» en la Asamblea Nacional contra Maduro y con la suspensión de la marcha hacia el palacio presidencial de Miraflores, prevista para este jueves.
La distensión del conflicto (por el momento), el inicio oficial de la Navidad y la música pusieron a Maduro de buen humor.
«Jamás nadie nos va a amargar la vida, somos un pueblo alegre», dijo el presidente en el estreno de la primera emisión radiofónica del programa «La Hora de la Salsa», que presenta él mismo.
Pese a ello, el presidente de la Asamblea Nacional, el opositor Henry Ramos Allup, aseguró que el aplazamiento del juicio político al mandatario y de la marcha de la oposición no se trata de una capitulación, sino que es fruto del deseo de buscar una solución a la profunda crisis económica, política y social que vive Venezuela.
Este martes Nicolás Maduro hasta bailó con su esposa, Cilia Flores, en el estudio de Radio Miraflores, dejando atrás momentáneamente el conflicto con la oposición, en un país que sufre una alta inflación y desabastecimiento de alimentos y productos básicos.
El presidente presentó un programa que, como se anunciaba previamente, fue «musical, cultural y político» y que coincidió con el día en el que en Venezuela comenzó la Navidad oficialmente.
El gobernante explicó el origen de la palabra salsa, una música «de barrio», de un pueblo «que la oligarquía nunca podrá entender». Bastaron cinco minutos para la primera alusión política.
Entre canción y canción, Maduro denunció la supuesta guerra económica y financiera de las agencias calificadoras de riesgo «gringas» que persiguen al país pese a pagar puntualmente la deuda.
La canciller, invitada
Y además de a los maestros salseros también se escuchó a la canciller Delcy Rodríguez en conexión telefónica desde Ginebra, donde Venezuela presentó este martes el Examen Periódico Universal ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas.
Pese a la distensión ya iniciada horas antes con la puesta en libertad de los que unos califican de «presos políticos» y otros de «políticos presos», la ministra criticó que la derecha quiera la «destrucción del país».
«Aquí estamos moviendo el esqueleto y batallando», afirmó Maduro, que atacó a los gobiernos de derecha de Brasil, Argentina y Perú y contragolpeó las críticas en la ONU de España y Reino Unido por la situación de derechos humanos en Venezuela.
Poco después, porque al fin y al cabo era un programa de salsa, también mostró las diferencias políticas que mantiene con el artista panameño Rubén Blades, crítico con el gobierno venezolano.
Y como en todo programa musical, hubo tiempo para las dedicatorias.
Cuando sonó «Besos Brujos», el presidente se acordó de su esposa Cilia. Y después de escuchar «Tú, loco, loco y yo, tranquilo» y «Quítate la máscara», no pudo evitar mencionar al presidente de la Asamblea Nacional, controlada por la oposición desde las elecciones legislativas de diciembre de 2015.
Juicio aplazado
Precisamente Ramos Allup había convocado al presidente al palacio legislativo a las 14:30 horas para que se defendiera del «juicio político» del poder legislativo.
La sesión se aplazó media hora y comenzó justo al terminar el programa de salsa. Maduro, como ya había anunciado, no fue al palacio legislativo, al que sólo ha acudido una vez desde su formación en enero.
Lejos de la tensión de sesiones pasadas, el Parlamento decidió aplazar los puntos del orden del día, que planteaban continuar debatiendo la responsabilidad política del presidente en la crisis del país.
Julio Borges, jefe de la bancada opositora, mayoritaria en la Asamblea, pidió entonces al Vaticano que medie para la liberación de «todos los presos políticos» y por el adelanto de las elecciones presidenciales previstas para final de 2018, entre otras cosas.
«El diálogo exige recíprocas concesiones, transacciones en el sentido político de la palabra», justificó Ramos Allup, que después confirmó la suspensión de la marcha opositora que estaba previsto que este jueves se dirigiera al Palacio de Miraflores.
Los sectores opositores más radicales de la MUD creen que no hay condiciones para el diálogo y expresan su deseo de mantener la protesta hasta el palacio presidencial pese al riesgo de enfrentamiento con los chavistas.
«Armisticios»
«A los que creen que es una capitulación sine die, que no se equivoquen. Hasta en una guerra hay armisticios para recoger a los heridos», dijo Ramos Allup, tratando de convencer a los críticos.
Aunque la oposición asegura que podría retomar su agenda de lucha en el parlamento y la calle si hasta el 11 de noviembre, fecha de la próxima reunión del diálogo, no hay resultados claros, de momento enfrió el conflicto.
Y dio motivos a Maduro para seguir bailando en el día en el que la Navidadcomenzó en Venezuela.
fuente:bbcmundo