La provincia indonesia de Aceh comenzó a aplicar la sharia después de haber obtenido un régimen de autonomía especial del gobierno indonesio, en 2001, para tratar de poner fin a una insurrección separatista.
Entre los azotados, de edades comprendidas entre los 21 y 30 años, había seis parejas que fueron declaradas culpables de haber infringido la ley islámica que prohíbe que las personas no casadas se toquen, se acaricien o se besen.
Una joven lloró de dolor mientras era golpeada bajo los abucheos de la multitud que asistía al castigo, delante de una mezquita de la capital de la provincia de Banda Aceh.
Más del 90 por ciento de los indonesios se consideran musulmanes, pero la mayoría practican un islam moderado. El juego, el consumo de alcohol o las relaciones homosexuales están consideradas delitos que pueden ser castigados con la flagelación.
Una mujer embarazada, de 22 años años, fue temporalmente dispensada de la ejecución de la sentencia, pero el vicealcalde de Aceh, Zainal Arifin aseguró que el castigo le sería infligido cuando hubiera dado a luz a su bebé. También agregó que esperaba que el castigo impuesto a los 13 condenados tuviera un efecto disuasorio en el futuro.
Otro hombre fue azotado por haber pasado tiempo en compañía de una mujer en un lugar oculto, de una manera que habría podido conducirlos a cometer adulterio.