Una característica de muchas de las llamadas economías desarrolladas es la existencia de programas de apoyo a los ciudadanos más débiles.
En Europa, estos planes de ayuda suelen ser englobados bajo el nombre de «estado de bienestar». Sin embargo, en Estados Unidos esa expresión se usa para señalar exclusivamente un mecanismo para dar asistencia en efectivo a las familias pobres.
Canalizada a través de la Asistencia Temporal para Familias Necesitadas (TANF, por sus siglas en inglés), esta forma de ayuda fue modificada sustancialmente hace 20 años, cuando el presidente demócrata Bill Clinton firmó una ley impulsada por el Partido Republicano sobre el tema.
Desde entonces, cuando los estadounidenses hablan de «bienestar» se refieren de forma específica a este programa que ofrece ayuda económica a los padres solteros de bajos recursos.
Pero, ¿cómo se compara esta ayuda a la que otorgan otras economías avanzadas a sus ciudadanos?
Mismos fondos que en 1996
Antes de la reforma aprobada por el gobierno de Clinton en 1996, los estados podían decidir a discreción cuánto dinero ofrecerían a los ciudadanos a través de este programa, pero los criterios para determinar quiénes podían beneficiarse y otras políticas relacionadas eran decididas por el gobierno federal.
«La mayor parte del dinero iba directamente al bolsillo de las familias«, dijo a la BBC Liz Schott, investigadora del Centro sobre Presupuestos y Prioridades de Políticas.
«Ahora los estados pueden gastar los fondos de formas muy diversas», agregó.
Esto incluye programas de capacitación laboral, de cuidado de hijos menores, pero también pueden enviar recursos a programas de acogida familiar y servicios de protección de menores.
Los estados siguen recibiendo la misma cantidad de fondos que en 1996.
Para 2015, en promedio 25% de los fondos iban destinados a asistencia económica, aunque esto -como muchos otros elementos del programa cuyas políticas son fijadas por cada estado- varía mucho.
Además, ahora hay criterios más estrictos acerca de cuál es el porcentaje de los beneficiarios de la ayuda que deben estar involucrados en algún tipo de actividad laboral.
Los estados que incumplen esos objetivos son penalizados, una situación que algunos gobiernos locales evitan limitando desde el principio el número de personas que pueden acogerse al programa de bienestar.
Según Schott, el resultado de estas prácticas es «una tremenda disparidad en la red de seguridad» en el país.
El monto promedio de la ayuda que recibe una familia beneficiada por el TANF -un padre o una madre soltera con dos niños- también es fijado por cada estado. En Mississippi, por ejemplo, recibirían unos US$153 mensuales; pero en Alaska, el monto alcanza hasta US$642 al mes.
El promedio de la ayuda nacional se ubica en US$418 mensuales, pero sólo puede ser recibido durante un periodo máximo de 60 meses. Además, en muchos casos, se exige a los potenciales beneficiarios buscar trabajo.
En Estados Unidos también existen otros programas de ayudas sociales, incluyendo la entrega de cupones para comprar alimentos, pagos para discapacitados y programas de atención sanitaria para los pobres.
En los 20 años desde la creación del programa de TAFNF, la cantidad de gente que recibe cupones para comprar alimentos ha crecido significativamente, al tiempo que el pago de ayudas económicas directas ha caído.
Pero, ¿cómo entonces se compara el sistema de bienestar estadounidense con otras economías avanzadas?
Canadá
La asistencia económica a los más pobres en Canadá varía según cada provincia y aumenta sus beneficios si la persona sufre de algún tipo de discapacidad o tiene más de un hijo.
El programa de ayuda básico en efectivo es el más parecido al estadounidense,en comparación con el resto de países desarrollados, pero cambia mucho en los detalles.
En la misma época en la que Estados Unidos aprobó el TANF, Canadá lidiaba con un problema de déficit presupuestario. Ante esa situación, el gobierno federal redujo el dinero que entregaba a las provincias para destinar a ayuda básica, pero también les dio mayor libertad para administrar los recursos.
Los gobiernos regionales pidieron entonces que quienes iban a recibir la ayuda buscaran trabajo (si estaban en condiciones de hacerlo) e incluyeron como beneficiarios a las personas sin hijos.
A diferencia de Estados Unidos, en Canadá casi todas las exigencias federales fueron eliminadas y no existe un tiempo máximo durante el cual se pueda recibir la ayuda.
Aunque la cantidad de dinero que paga cada provincia es distinta, en general, los montos son superiores a los que se pagan en Estados Unidos, aunque sigue estando por debajo de los ingresos de una familia de bajos ingresos.
Un padre soltero con un hijo en Ontario recibiría un beneficio de unos US$768. Pero si alguien sufre de una discapacidad o no puede trabajar el monto sube.
Tanto en Estados Unidos como en Canadá el número de personas que reciben estos beneficios ha caído. Según los expertos, en el caso estadounidense la principal razón son las nuevas restricciones que se han aplicado.
«Reducir el número de beneficiarios se convirtió en un objetivo en sí mismoen ambos países, en lugar de buscar acabar con la pobreza. Pero, en Estados Unidos es peor», comentó Daniel Beland, profesor de Políticas Públicas de la Universidad de Saskatchewan.
Francia
Francia es conocida por su amplio sistema de bienestar social, que va mucho más allá de la entrega de ayuda económica a los pobres.
El equivalente más próximo al TANF es la Renta de Solidaridad Activa (RFA, en francés). Un programa destinado a personas mayores de 25 años de edad o, al menos, de 18 años si se trata de padres solteros o si pueden probar que han trabajado durante algún tiempo previamente.
El RFA no exige que el beneficiario tenga hijos, aunque si los tiene el beneficio de la ayuda es mayor.
Un padre soltero con dos niños puede recibir hasta unos US$1.190 mensuales, pero el monto se verá reducido en caso de que la persona reciba algún ingreso u otros beneficios monetarios.
Reino Unido
En Reino Unidos existe un programa de subsidio a las personas de bajos ingresos cuye edad oscile entre los 16 años y la edad de jubilación. Esto no incluye otros beneficios que pueden recibir.
Se exige que la persona no tenga ingresos o bajos ingresos, que trabaje menos de 16 horas a la semana y ahorros inferiores a US$20.900.
Un padre soltero con dos hijos puede recibir unos US$382 mensuales.
Pero, el subsidio a las personas de bajos ingresos es sólo uno de seis beneficios en Reino Unido, que incluyen una ayuda para quienes buscan empleo y descuentos fiscales por tener hijos menores, los cuales han empezado a ser sustituidos por un crédito fiscal universal.
Japón
A mediados de la década de 1990, Japón tenía apenas unos pocos residentes solicitando beneficios sociales, pero en la actualidad un 2% de los japoneses usa esa ayuda.
La mayor parte de quienes reciben asistencia económica con fondos públicos son personas mayores con pocas probabilidades de hallar empleo.
Aunque ha aumentado el número de personas de todas las edades que acceden a ayudas, el mayor incremento se ha visto en los mayores de 60 años.
Se trata de un beneficio altamente personalizado, que se calcula sobre la base de la diferencia entre el ingreso real y el costo mínimo de la vida (que incluye gastos de vivienda, educación y salud, entre otros).
Pero, la asistencia pública también está limitada por cuánta ayuda pueda ofrecer la familia cercana, dado que el Código Civil del país exige a algunos familiares que intenten dar a apoyo a quienes no pueden mantenerse a sí mismos.
Una red menos segura
Una diferencia fundamental entre Estados Unidos y países como Canadá, Francia, Reino Unido y Japón radica en que estos ofrecen beneficios adicionales para apoyar a los niños, en algunos casos con independencia del ingreso.
Estados Unidos tiene un crédito fiscal por hijos, pero básicamente lo que hace es reducir el pago de impuestos a final de año.
«Todos ellos tiene sistemas de apoyo a la niñez, en algunos casos universales y otros dependiendo de los ingresos», señaló Jonathan Bradshaw, profesor emérito de Políticas Sociales y de Trabajo Social en la Universidad de York.
Los cambios en el sistema de bienestar en Estados Unidos hacen que «en realidad, sea menos una red de seguridad», según Bradshaw.
«Ante la ausencia de beneficios de apoyo a la infancia, hay mucha más inseguridad de la que existe en otros países», concluye.
fuente:bbcmundo