A Stewart Cooney le esperaba un funeral solitario, al que asistirían los cuidadores de la residencia de ancianos en la que vivió sus últimos años, algún trabajador social y quien fuera a oficiar la misa.
Sin embargo, más de 200 personas acudieron a darle el último adiós a esteveterano de la Segunda Guerra Mundial que murió en junio pasado a los 95 años de edad.
Su esposa falleció en 2008 y su hijo adoptivo en 2014, por lo que Cooney pasó sus últimos meses en la residencia Colton Lodges de Leeds, Reino Unido.
Y sólo un puñado de cuidadores y un trabajador social se enteraron de su muerte.
A Dougie Eastwood, trabajador de la empresa que dirige la residencia donde falleció Cooney, le molestaba tanto el panorama de un funeral sin asistentes que decidió ponerse en acción.
«Estamos en el mundo por tan poco tiempo… nadie merece irse a la tumba sin un reconocimiento», dijo.
Petición en redes sociales
Eastwood vio en la habitación de Cooney una insignia del ejército británico.
«Le pregunté a una de las enfermeras sobre Stewart y me contó que combatió en la Segunda Guerra Mundial. Formaba parte de la Artillería Real y sirvió en Egipto y Sicilia, Italia», contó Eastwood.
«No me pareció bien que alguien que sirvió a su país se fuera así, inadvertido», dijo.
Eastwood se puso entonces en contacto con el batallón 269 de la Artillería Real y además lanzó una petición en redes sociales para que la gente acudiera al funeral del veterano.
También puso un anuncio en el diario localThe Yorkshire Evening Post.
Quedó impresionado por la respuesta, con 40 llamadas de teléfono de personas que ofrecieron ayuda, desde flores hasta escoltas militares.
«Estoy honrado por la forma en que la familia militar y la comunidad local se unieron», declaró.
Un tipo atrevido
Una de las antiguas cuidadoras de Stewart, Janine, decidió ir al funeral después de ver la petición en Facebook.
«Hablaba mucho sobre su esposa a quien llamaba ‘Barnsley’ Betty, ya que ella era de allí», evoca Janine, una cuidadora que trabajó con Cooney desde 2012 a 2014.
«Tenía demencia, así que a veces estaba confuso y creía que había estado fuera haciendo cosas con su familia», recordó la cuidadora.
«Era siempre agradable y le fascinaba cantar. Cantaba canciones enteras de Frank Sinatra y hacía que cantáramos con él».
El veterano fue trasladado a la residencia el pasado mes de marzo.
Allí lo describían como un «tipo atrevido» que «probó su suerte con las señoras».
Funeral con honores
No sólo terminó siendo un funeral multitudinario: Stewart Cooney fue honrado por su servicio en el ejército.
El ataúd fue trasladado al crematorio acompañado de la música de un gaitero escocés, en homenaje a sus raíces escocesas.
Soldados de distintos regimientos estuvieron presentes y un corneta tocó la melodía The Last Post.
«Había al menos nueve soldados y tres cornetas vistiendo sus gruesos uniformes rojos con cascos en punta. Cuatro soldados de la Armada Territorial flanquearon el ataúd», describió Lynda Gomersall, que se ofreció para oficiar la ceremonia tras ver la petición en Facebook.
«Incluso aparecieron algunos parientes perdidos hace tiempo, incluida una hermana».
Gomersall habló con los cuidadores de Cooney y revisó antiguos escritos para redactar la elegía.
«No creo que nadie deba irse sin reconocimiento, especialmente los soldados», indica.
Recordando la vida militar del sargento de tropa Cooney, Gomersall describió cómo sirvió en muchos lugares, incluidos Egipto, Siria y la batalla de Monte Cassino en Italia.
También habló de su profundo amor por su esposa ‘Barnsley Betty’ y su hijo adoptivo Niall.
Gomersall cree que el número de funerales con pocos asistentes está al alza porel envejecimiento de la población británica.
«Los directores funerarios con los que trabajo dicen que se están haciendo más comunes porque la gente vive más y sobrevive a sus familias», explica.
«También es más difícil rastrear a los amigos y parientes si la persona sufre demencia al final de su vida»
Viejo soldado
Dentro del crematorio todos los asientos estaban ocupados y los que se quedaron fuera siguieron la ceremonia en pantallas de televisión.
El ataúd abandonó el crematorio al son de la canción My Way de Frank Sinatra y fue colocado en la carroza fúnebre junto a una corona de flores con su número de soldado.
El cortejo al cementerio de Pudsey en West Rokshire incluyó 66 motociclistas de la Legón Británica Real de Motoristas.
Uno de los participantes, el veterano Martyn Simpson, dijo: «Nunca dejamos que un hermano se vaya solo».
Simpson, que sirvió en la fuerza aérea británica y es un abanderado de la Legión Real Británica, precisó que al ver las peticiones en internet él también ayudó a difundir el mensaje y quedó impresionado por la respuesta.
«Es algo maravilloso, me siento bastante emocionado. Cooney sirvió en la Segunda Guerra Mundial y no conozco su historia pero cualquiera que sirvió se merece esto«, declaró.
Barry Fretwell, presidente de la Legión Real Británica de Mirfield, añadió: «Fue realmente conmovedor ver la respuesta de la gente».
«Era el tipo de persona que no esperaría algo así».
Fuente:bbcmundo