El advenimiento de José Mourinho al Manchester United, que parece inminente, provoca reacciones encontradas entre los aficionados al fútbol.
El club anunció este lunes el despido del holandés Louis van Gaal, quien el sábado ganó la Copa FA en el que fue su último partido como diablo rojo y despejó el camino para la llegada del portugués.
Nadie permanece indiferente en Inglaterra y dentro de muy poco el interés se extenderá al resto del mundo, porque estamos ante una combinación de circunstancias que haría las delicias de un autor de telenovelas truculentas.
No cuesta mucho imaginar el argumento del primer capítulo: el apuesto portugués llega al distrito rojo de la ciudad y lanza el desafío a su rival en la zona azul: «Oye, tú, esta ciudad no es suficientemente grande para los dos».
Y Pep Guardiola, desde su despacho en el Manchester City, tendrá pesadillas dedèjá vu y se preguntará si el libretista no ha exagerado las coincidencias.
La animadversión entre ambos personajes, la vecindad y rivalidad de sus clubes, la ambición empresarial de los propietarios, y la pasión de sus respectivas hinchadas serán los condimentos que darán más sabor al guiso.
Cabe preguntarse, también, si la inevitable reducción de la rivalidad a un plano personal no contribuirá a un desborde emocional con graves consecuencias.
Para Mourinho, el banquillo del United es un sueño hecho realidad y también la gran oportunidad para demostrar que no ha perdido la chaveta, como creen muchos (incluso antiguos admiradores ingleses) tras el derrumbe del Chelsea que provocó su despido en diciembre pasado y especialmente la ruptura con la exmédico del plantel, Eva Carneiro, que aún debe ventilarse en tribunales.
Pero deberá moverse con precaución, ya que en el Manchester United no todos lo recibirán con los brazos abiertos.
Se comenta que al menos uno de los hermanos Glazer, de la familia propietaria, se habría opuesto a su contratación y esto puso en marcha unos intentos más o menos tímidos (o tardíos) para interesar a otros técnicos, como Pep (cuando ya se sabía que hablaba con el City), Carlo Ancelotti (en tratos con el Bayern) y Mauricio Pochettino, cómodo en Spurs.
También le convendrá evitar o por lo menos limitar las provocaciones y salidas de tono que caracterizaron su anterior relación con Guardiola, porque el periodismo, que al principio lo recibió con simpatía, ya no lo admira tanto.
El Times publica hoy una columna de Matthew Syed en la que dice sin rodeos que Mourinho no es digno de la herencia de Matt Busby y Alex Ferguson. En el título lo trata de «shameless» (sinvergüenza o desvergonzado).
Syed recuerda, entre otras cosas, que «un número asombroso de los fichajes de Mourinho se han tramitado a través de [su agente Jorge] Mendes, que se ha hinchado con los gastos de su cliente estrella», y remata «donde Busby creó una dinastía, Mourinho es demasiado inmaduro para entender el concepto.»
De modo que en el plano del trato periodístico, al que tanta atención prestan los técnicos modernos, Guardiola le lleva bastante ventaja a Mourinho.
Tanto el «bueno» como el «malo» en esta telenovela tendrán ante sí arduas tareas de reconstrucción, pero la de Mourinho requerirá más tiempo y tacto, algo que no ha sido su fuerte en ocasiones anteriores.
Man Azul y Man Rojo
No es que lo de Pep sea fácil. Según trascendidos (en ESPN, entre otros medios), el catalán querría más garantías en el arco si puede contar con un portero de la categoría de Ter Stegen (impaciente en Barcelona porque Claudio Bravo le cierra el paso), dos nuevos zagueros, dos laterales, un mediocampista de garantías, un wing rápido y un buen suplente para Sergio Agüero.
Uno de los candidatos, el francés Aymeric Laporte, del Athletic de Bilbao, se fracturó un tobillo recientemente; otro sería John Stones, del Everton, cuyo nivel bajó mucho recientemente y también está en la lista rival de Mourinho, quien quiso llevarlo al Chelsea.
Entre los planes de Mourinho, por su parte, figura una incorporación que puede resultar un golpe maestro o una calamidad: Zlatan Ibrahimovic, de 34 años, que ha terminado contrato con el PSG y pide una remuneración modesta (lo es para quien ha pedido una estatua de la altura de la Torre Eiffel), de unos US$435.000 por semana después de impuestos, para socorrer a Mou, con quien se llevó muy bien cuando estuvo en el Inter de Milán.
Otros nombres en la lista son Marquinhos, también del PSG, y James Rodríguez (aunque el Real Madrid ha dicho que no lo venderá este verano).
Una prioridad es un delantero, de ser posible un clon de Didier Drogba.
Pero las incorporaciones son apenas una de las preocupaciones de José Mourinho en el Man United.
Phil McNulty, columnista de BBC Sport, menciona a nueve jugadores que, en principio, podrían caminar la tabla del Capitán Garfio: Bastian Schweinsteiger (disminuido por edad y lesiones), Morgan Scheinderling, Juan Mata (a quien Mourinho ya dejó marchar del Chelsea), Michael Carrick (35 años y al fin de su contrato), Marcos Rojo, Ashley Young, Phil Jones (proclive a las lesiones), Ander Herrera y Memphis Depay, el joven holandés a quien su compatriota Van Gaal ni siquiera incluyó en el banquillo en la final de la FA Cup.
Entre las prioridades que McNulty identifica si Mourinho se hace cargo del Man United figuran retener a David De Gea, gran protagonista de las últimas temporadas del club, resolver la situación de Ryan Giggs, asistente de Van Gaal (se dice que el galés se alejará en busca de un banquillo más confortable), seguir alentando la incorporación de jóvenes al primer equipo, rescatar la tradición de juego vistoso y ofensivo y, por supuesto, ganar partidos y trofeos.
Una tarea para Merlín el Mago.
No cabe duda de que la temporada próxima habrá mucha competencia por el título de la Premier; tres clubes poderosos tendrán técnicos nuevos y ambiciosos: además de Pep y Mou en Man Azul y Man Rojo, el italiano Antonio Conte, con fama de obsesivo, duro y muy capaz, estará en el banquillo del Chelsea.
fuente:bbcmundo