En marzo de 2015 los directores de las 21 prisiones de Guatemala fueron despedidos… y un año después aún no han sido reemplazados.
Las cárceles guatemaltecas tampoco cuentan con abogados, médicos, psicólogos o trabajadores sociales, ya que también fueron cesados el año pasado.
Desde hace más de 13 meses el gobierno en los centros carcelarios está en manos de los guardias, quienes combinan esa tarea con la de evitar que los presos se escapen.
La Dirección General del Sistema Penitenciario de Guatemala (DGSP) reconoce que no ha concluido el proceso para contratar a los sustitutos de los funcionarios cesados, que fue suspendido el año pasado.
Parte del problema es que no se conoce la situación real de las prisiones, según le dice a BBC Mundo Rudy Esquivel, vocero del organismo.
- «Desde las primeras semanas del mes de febrero se está en el proceso de diagnóstico situacional del sistema penitenciario», explica.
La DGSP retomó el proceso para sustituir a los funcionarios despedidos y para eso llamó a quienes en 2015 presentaron exámenes de evaluación.
La nueva convocatoria se emitió hace unos días y se espera que asistan nuevos aspirantes.
Nuevo perfil
Sin embargo, algunos creen que el problema va más allá de un asunto administrativo.
La carencia de directores revela una profunda crisis del sistema carcelario del país, le dice a BBC Mundo el procurador de Derechos Humanos de Guatemala, Jorge Eduardo De León Duque.
«La excusa ha sido que se iba a hacer una convocatoria y que en ese procedimiento estaban, pero llevamos más de un año», señala.
«Es ridículo. Es la muestra de un Estado que no da resultados«.
Los funcionarios de las prisiones fueron despedidos porque concluyó su contrato laboral y las autoridades de ese entonces decidieron no renovarlo, dice Rudy Esquivel.
El argumento fue que se contrataría a personas con un nuevo perfil para ese puesto, de acuerdo con la Ley de Régimen Penitenciario de Guatemala.
La legislación establece que los responsables de las cárceles deben contar con una carrera penitenciaria, lo cual implica estudios de ciencias jurídicas, criminalística o psicología, entre otros.
Sobrepoblación
Los nuevos requisitos para lo que en Guatemala se conoce como «carrera penitenciaria» forman parte de la reforma del modelo de prisiones.
El sistema fue diseñado en 1968 y desde hace décadas no se adapta con la realidad del país, señala el vocero.
Un ejemplo es la estructura de los centros de detención, diseñados para albergar a un máximo de 6.809 personas.
«Eso se cumplió a mediados de los años 90. Al día de hoy ese mismo sistema tiene 20.424 personas», explica Esquivel.
«Por eso el tema de urgencia de la reforma, e inmersa en este proceso está el tema de recursos humanos».
Es un problema serio. Junto con los directores también se despidió al equipo multidisciplinario que suele gobernar las prisiones y más aún, establecer las alertas de prevención en caso de riesgos.
Los espacios que dejaron siguen vacíos, pues ninguno ha sido reemplazado.
Eso agrava el problema. Actualmente, reconoce el vocero de la DGSP, sólo existen cinco médicos para atender a toda la población carcelaria.
Los dueños de las prisiones
La crisis del sistema penitenciario de Guatemala tiene varios años, aunque se profundizó recientemente, afirma De León Duque.
Un ejemplo es que se deja la dirección de las cárceles a los guardias, quienes no tienen la preparación académica para asumir ese puesto.
Además, en las prisiones guatemaltecas se encuentran líderes de carteles de narcotráfico o de bandas de delincuencia organizada, personajes «con mucho poder adquisitivo», explica el procurador de Derechos Humanos de Guatemala.
Y la responsabilidad de controlarlos es de policías con un sueldo mensual de 3.363 quetzales (unos US$442). «Tienen cualquier tipo de presión, chantajes y sobornos».
En eso coincide Zoel Franco, coordinador del Programa de Justicia del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales de Guatemala.
«Están sujetos a lo que decidan las personas privadas de libertad y van a responder a esas peticiones«, explica a BBC Mundo.
«Más en un contexto como el de Guatemala que es de bastante corrupción y donde hay estructuras de poder y dominio metidas en las cárceles».
El control en la mayoría de las cárceles no lo tienen las autoridades, asegura el investigador.
De hecho, el Procurador de Derechos Humanos detectó que algunos prisioneros «tienen permisos para salir, van a bodas, a cumpleaños, algunos salen cada 15 días».
Prevención
A finales de junio concluirá la selección de los directores de las cárceles y sus equipos de trabajo, afirma Rudy Esquivel.
Pero si llegan solos de muy poco servirá su nombramiento, coinciden los especialistas.
Los funcionarios necesitan acompañarse de «un gran esfuerzo del gobierno», dicen, porque en la condición actual de las prisiones es complicado recuperar el control.
El investigador Zoe Franco advierte incluso que muy pocos tendrían ánimos de aceptar la dirección de las prisiones.
«Es bastante peligroso. Este año hubo la toma de un centro de máxima seguridad, y ha habido asesinatos de directores de centros«, explica.
«Cualquier persona no se va a animar, sea profesional o aunque cumpla un cierto perfil. No aceptaría ir a trabajar a una cárcel».
En estas condiciones, ¿cómo se mantiene la seguridad de las prisiones?
El vocero de la DGSP dice que el Ministerio de Gobernación y la Policía Nacional Civil ayudan en la vigilancia e inteligencia operativa dentro de las cárceles.
«La información e interpretación de los niveles de riesgo se trabajan y se busca generar prevención para evitar a toda costa escenarios de violencia».
- Algo que es difícil de cumplir, dice De León Duque. Frecuentemente a la Procuraduría de Derechos Humanos se le informa de peleas y muertes de prisioneros, ya sea por enfermedades no atendidas o por agresiones de rivales.
Recuperar el control, y sobre todo la tranquilidad en las cárceles es un proceso largo, añade el especialista Zoel Franco.
«Por lo menos cuatro años, un periodo completo de gobierno», afirma.
Fuente:bbcmundo